Sábado

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Llegó el gran día, el cumpleaños de Marinette. Adrien estaba viendo los últimos detalles de la cita con "su amiga".

- Muy bien, ya hablé con Alya, le entregué la lista a mi padre, las entradas están en mi bolso... tengo todo, vamos Plagg – exclamó acercándose a la salida de su pieza.

- Espera chico, olvidas algo – dijo divertido. Adrien lo miró confundido ¿Qué se le olvidaba? El kwami suspiró resignado – cámbiate de zapatos.

- ¿Eh? – exclamó extrañado, bajando su mirada hacia sus... - ¡¡PANTUFLAS!! Creí que me las había sacado – exclamó mientras se sacaba el calzado con forma de mariquita – gracias Plagg.

- Ni que lo digas, aunque hubiera sido divertido verte llegar a la casa de la chica – dijo riéndose.

- No es gracioso – susurró, tomando unas zapatillas negras con bordes rojizos.

Mientras tanto, en la casa de los Dupain-Cheng la cumpleañera estaba... ¿durmiendo?

- Marinette ¡despierta! Hoy es tu gran día – gritaba Tikki, tratando de despertarla.

- Cinco minutos más... si Alya no va a venir – musitó la chica, tapándose la cara con la almohada.

La noche anterior, su amiga la llamó para avisarle que no iba a poder juntarse con ella en la mañana porque debía cuidar a sus hermanos.

- Pero Marinette – musitó la kwami desanimada – y si viene alguien más.

- ¿Cómo quién? Cancelé la fiesta, los únicos que podrían subir son mis papás, a lo más viene Adrien, pero en la tarde... podría decir que me subió la fiebre... - se le escapó a la chica, lo suficientemente fuerte para que Tikki escuchara.

- ¡Suficiente! Marinette Dupain-Cheng, te levantas AHORA – chilló la kwami molesta, asustando a la chica.

- No quiero – respondió, dándole la espalda.

Tikki la miró pensativa ¿Cómo la sacaba de la cama? De repente se le ocurrió una idea.

- Mari, sino te levantas no te voy a poder entregar mi regalo – dijo triste.

- ¿De qué hablas? – preguntó extrañada.

- Que te iba hacer un regalo de cumpleaños, pero no te lo puedo dar sino te levantas – aclaró.

Marinette se giró hacia su kwami ¿que tenía que ver una cosa con otra?

- Si quieres saberlo, levántate – dijo divertida, adivinando su pensamiento.

Tenía que admitir que cuando Tikki tomaba el papel de misteriosa, su curiosidad se desbordaba. A regañadientes se levantó de la cama y siguió sus indicaciones, que eran sentarse en una de las sillas que tenía frente a su escritorio y cerrar los ojos.

- ¿Qué estás haciendo Tikki? – preguntó curiosa, al sentir como su amiga volaba a su alrededor, provocando una suave brisa que movía su pelo.

- No seas impaciente – contestó con voz alegre – ... listo, puedes ir al espejo a mirar.

No podía creer lo que reflejaba el espejo. Tikki había trenzado parte de su pelo formando un cintillo, que sujetaba buena parte de su pelo, dejando algunas mechas libres, dándole un aspecto desordenada, pero hermoso.

 Tikki había trenzado parte de su pelo formando un cintillo, que sujetaba buena parte de su pelo, dejando algunas mechas libres, dándole un aspecto desordenada, pero hermoso

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- ¿Por qué? – musitó la chica, aun aturdida.

- Marinette, haz estado muy triste estos días por cosas que ni siquiera sabes si es verdad o no y no lo niegues porque te conozco – dijo al ver que iba a alegar – lo que quiero decir es que hoy es un día muy importante para ti y quiero que lo disfrutes, ya sea solo conmigo, con tu familia o tus amigos.

- Tikki... gracias – dijo agradecida, tomando a su amiga y la acercó a su cara para abrazarla – disculpa por preocuparte, voy a tratar de no pensar en eso... - dijo bajando la voz al ver que Tikki fruncía el ceño – sabes que no puedo evitar ser un poco exagerada – dijo haciendo un puchero. A lo que la kwami se acercó a la frente de la chica y la besó.

- Lo sé – dijo maternal – bueno, ahora a vamos a ver lo que te pondrás para salir – exclamó volando al baúl donde Marinette guardaba su ropa – porque no pensaras quedarte así todo el día.

Marinette solo río nerviosa. A falta de Alya, Tikki tomó el papel de levanta ánimos personal. Y como tal tenía muy claro lo que quería que se pusiera su amiga.

- Tikki, pero ese era para... - susurró la chica, al ver el vestido que le pasó.

Era verde agua, sin mangas, con encaje en forma de patas de gato en la parte superior que llegaba hasta el inicio del cuello. La falda era plisada y llegaba a pocos centímetros de la rodilla. La había hecho para su fiesta de cumpleaños.

- La hiciste para hoy – aclaró la kwami, sosteniendo unas calzas a juego, para "evitar accidentes".

Mientras dudaba si ponérselo o no, las ojos azules escucharon como la puerta de la casa se abría. No podían ser los padres de la chica, pues era la hora en que más personas entraban a la panadería, tampoco Alya... ¿Quién era?

- Hola... - escuchó una tímida voz masculina y muy familiar - ¿Marinette estas aquí?

La aludida, sacó la cabeza por la puerta trampa que daba a su pieza, para ver quien la llamaba. Miró hacia la derecha, nadie, miró hacia la izquierda y lo vio.

- ¿Adrien?

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Cumpleaños EspecialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora