Epílogo

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Antes que nada quiero agradecer a las personas que han llegado hasta acá, en serio muchas gracias por leer, decidí terminarla toda hoy como regalo por el 7/27, espero de verdad que les haya gustado ya que es una historia completamente distinta al menos a los fanfics que yo he leído. Hay una segunda parte de esta historia: 'Lejos de Camz', si les gustaría que la publicara pueden decírmelo en los comentarios o votar, así yo sabré que les interesa saber qué pasa después. Si gustan, también pueden seguirme en tuiter @pinchetole para comentarme que piensan de la historia o lo que quieran. Les recuerdo que en mi perfil está otra historia que estoy escribiendo, se llama 'Ojos de cielo', solo que es completamente distinta a esta, su temática es un poco más intensa. Sin más me despido, saludos y que disfruten el epílogo.

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Lo que no sabían, ni Camila, ni el piloto, es que, en el coche que vieron pasar, iban unas personas a negociar con los obreros en huelga. Todo el país había visto las noticias, y no querían que el escándalo creciera.
El motor suena como un trueno. Leo estira la nariz para oler la corriente de aire que se filtra por las ventanillas. Desde arriba todo se ve tan prolijo. Como si las personas fueran las criaturas más ordenadas que existen. Nada parece moverse bruscamente. Como eso que pensó una vez que encendió un fósforo. Lo vio tan pequeño; sin embargo, para una hormiga era más grande, y para un microbio, más todavía. Quizás el Sol sea grande para nosotros, y sólo es un fósforo que se acerca a una cocina como una galaxia; y nosotros creemos que va despacio; pero va rápido. Vuela el avión, y flota en el aire de los pensamientos; como una palabra del libro que Camila llevó al picnic. Como si el avión fuera lo único que se queda quieto mientras la Tierra gira. El avión está quieto en el aire, y la Tierra da vueltas. Cuando el lugar donde queremos ir se pone debajo de nosotros, el avión baja. ¿Y para qué sirve el motor? Para que el avión suba y se quede quieto. Si no fuera por el motor, la Tierra arrastraría al avión, y siempre estaríamos en el mismo lugar. El avión y el motor son como los poemas, que sirven para dejar quietas las palabras, mientras nosotros giramos y nos movemos hasta entenderlas.

Leo se acomodó en las piernas de Camila, que empezaba a divisar la ciudad. Abajo, el coche pasaba cuidadosamente entre las gomas. La azucarera seguirá trabajando. Levantarán la barrera; los abuelos llevarán a Lauren, que también sentirá que está quieta, o que flota, mientras sus papás se acercan; y querrá ver a Camila.

¿Vivirá alguien en el cementerio Tendría que regresar con Lauren, y ver si es cierto. ¿Será la misma persona de la historia de la abuela? ¿Tendrá más de cien años, o ella
se habrá equivocado en las cuentas? El piloto la está dejando llevar el avión juntos. Esto es una de las cosas más maravillosas que le pasó en la vida. Conocer a Lauren. Hacerse amiga de Dinah. Encontrar trabajo. Sus papás. Encontrar a Leo; no, que Leo la encontrara, mejor dicho. Y quién sabe qué más sucederá, porque ¿Dónde termina lo posible, cuando empezamos a vivir cosas que creíamos imposibles?

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El piloto tomó nuevamente el mando del avión, y le dijo que lo había hecho muy bien. Camila se sintió orgullosa y una catarata de pensamientos o de decisiones. Le iba a decir a sus papás que en las vacaciones quería ir a algún lugar con montañas y mar. Que miraran menos televisión. Que no importaba si la puerta del refrigerador quedaba abierta. Que quería jugo de naranja. Dos vasos. O tres. Que aprendería a pilotear aviones, de verdad, no un rato nomás. Que participaría en las olimpíadas, aunque llegara última. Que se iba a comprar una sudadera súper verde. Que si Alexa la empujaba, se la iba a devolver (es más, ojalá que la empujara porque ahora tenía ganas de devolvérsela). Que iba a escribir un cuento para el concurso de fin de año; y le propondría a la Directora que hicieran una revista de la escuela, con noticias y bromas (podían llamarla Sandwich de tomate, y Dinah encargarse de deportes). Que volvería a visitar a los abuelos de Lauren, y le pediría que le contara de cuando fue luchador; y le diría que organizaran una maratón de ésas de caminar, en Orlando. Que quería pegar fotos en la pared de su cuarto, y si la pintura se arruinaba, no importa, ella la pintaría de nuevo, o no se pintaría nunca más (Cuarto de la escritora Camila, pintado por ella misma). Que le iba a decir a Dinah que podía venir con sus papás a visitarlos a su casa; aunque no fuera tan linda como la de ella, y su papá hiciera esas bromas.

El piloto metía una palanca, y el motor del avión se desaceleraba. Camila sabía que en el aeroclub la esperaban sus papás. No se imaginaba que también estaba Simon; y que Dinah, Vero, Mani, Lucy y todo el grado, habían ido a recibirla con unos carteles pintados.

Pensaba en Lauren, y en que pronto la volvería a ver. Respiraba hondo, y el aire de la altura, fresco y profundo, entraba en ella.

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Camz (Fanfic Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora