Capitulo 7

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Camila venía pensando que cuando Lauren le hablaba era como si sus ojos preguntaran algo. Entró segura de que la iba a encontrar con Lucy. Sin embargo, estaba sola, sentada en el borde del pasillo que separaba el patio de los salones de clase. ¿Qué tenía de especial? ¿Por qué Lauren gusta de esta idiota? Se imaginó que un grupo de científicos ponían a Lucy encima de una mesa del hospital donde trabajaba el papá, y le sacaban las tripas investigando qué tenía de especial.

—¡Mirá, Camila, qué hermosas tripas!
—¿Será por eso, doctor?
No parecía tener nada especial. Era colombiana, sí; pero no debía ser por eso; ni por la altura; no era más alta que Camila, ni más inteligente. ¿Qué era, entonces?, se preguntaba cuando vio entrar a Lauren.
—... (ahora va a ir con ella).
Pero Lauren pasó enfrente sin mirarla. Qué raro. Y Lucy tampoco se había fijado en ella. Tal vez era un secreto entre ellas dos, o tal vez Lauren gustara de ella, pero Lucy no lo sabía. ¿Qué se supone que debía hacer Camila en ese caso? ¿Avisarle a Lucy?

Qué tonta soy, ¿cómo voy a decirle eso? En todo el tiempo que siguió observándola no notó ni una sola vez que Lucy mirara hacia el grupo en el que estaba Lauren. Esa sí que sabe guardar un secreto, pensó. Si Lauren gustara de mí yo me la pasaría al lado suyo. No disimularía. Entonces se le ocurrió que tal vez fuera precisamente eso.

Lucy era muy callada, no buscaba hacerse amiga de nadie, como ella; ni hacía chistes. ¿Será que Lauren no gusta de mí porque hago chistes? Debo ser más seria, pensaba Camila, nunca me aguanto si puedo hacer un chiste. ¡Qué chica va a querer estar con una payasa!

Seguía viendo a Lucy, que apoyaba su cara en una mano, distraída. Luego abría su mochila y sacaba lo que traía. Cuadernos, lápices, todo lo ponía a un costado y seguía buscando. Camila sintió el impulso de acercarse y ayudarla a encontrar lo que fuera que se le hubiera perdido. Se contuvo por vergüenza, pero lo que en realidad sentía era que quería estar cerca de Lauren. ¿Cómo había logrado que Lauren gustara de ella? Peor aún, quería que Lucy fuera su amiga, ser como ella.

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Dinah se sentó a su lado, cruzando su brazo por la espalda.
—¿Nunca te vas a quitar esa sudadera verde? -Dijo Camila
—Tú me dijiste que me la siguiera poniendo -Respondio Dinah
—Me vas a desprender la retina.
—Oye, el domingo, ¿vamos a andar en bicicleta?, ¿un picnic?
—Bueno.
—¿Qué estás mirando?
—Nada... Dinah, ¿por qué será que alguien gusta de otra persona?
—Nada, gusta y punto.
—... no, algo debe haber.
—Si quieres le podemos preguntar a Lucy ¿Hey, qué tienes que a Lauren le gustas?
—No seas tonta, es en serio... (la empujó).

En el almuerzo Camila se acercó a Dinah.
—Ni se hablan, ni se miran, ¿cómo puede ser?
—¿Todavía estás con eso? Le vas a hacer un agujero en la nuca de tanto mirarla.
—¿No es raro?
—No, porque ella te dijo que le gustaba, no que eran novias. Oye, el domingo llevamos hamburguesas, ¿no?
Camila sintió que se hundía. Maldita claridad de Dinah, tenía razón. Podían no ser novias en toda la vida y de todas maneras a Lauren le gustaba Lucy.

En la clase de cálculo estuvo pensando. ¿Realmente se puede querer a alguien para toda la vida? Tal vez cuando Lauren vea que a Lucy no le gusta ella, deje de quererla.
Pero eso no quiere decir que va a empezar a gustar de mí. Yo tendría que hacer algo.

Oyó que la maestra la llamaba al pizarrón.
—A ver, Camila, mirá, vamos a hacer este problema juntas.
—(Lauren gusta de ella aunque ella no haya hecho nada)... sí.
—(la maestra terminó de anotarlo) ¿lo entiendes?
—(¿Y si yo le dijera a ella que me gusta?)...
—... Camila, ¿estás prestando atención?
—... ¿eh? Sí (sería un tarada porque ella ya me dijo de quién gusta).
—Camila, si no sabes hacerlo vuelve a tu lugar (se oyeron algunas risas en el salón).
—No, sí lo sé.
Comenzó a resolverlo mientras seguía pensando, ¿Entonces qué?, ¿tengo que buscar a alguien que guste de mí?
—Vas bien, Camila, no te olvides el cuatro.
—... (¿alguien que guste de mí aunque yo no guste de ella?)...
—No, al revés, despejá éste...
—... (lo mejor sería que gustara de mí alguien que me guste mucho).
—Muy bien, ¿y ahora por dónde seguirás?
—... (a mí me gusta Lauren).
—Perfecto, Camila, regresa a tu lugar.
Pero se acercó donde Lucy y le preguntó:
—¿Encontraste lo que se te había perdido?
—¿¿Qué??
—¡Camila! A tu lugar dije, no a conversar (la maestra).
—Si encontraste lo que estabas buscando hoy.
—... (Lucy puso cara de ni saber de qué le estaba hablando).

Fue hasta su lugar. Lauren tenía la vista clavada en su cuaderno. Camila se sentó. No entendía nada de nada. Ojalá todo esto fuera como resolver una operación en el pizarrón: si yo gusto de Lauren y Lauren gusta de Lucy y Lucy quién sabe sobre equis. Un papelito le pegó en la cara. Se lo había tirado Dinah que se reía de ella, le hacía señas de que estaba loca y ponía los ojos bizcos. Camila le señaló la sudadera verde y movió la boca
diciendo: Apaga tu maldita sudadera verde. Dinah volvió a hacerle señas de que estaba loca. Sacaba la lengua, ponía los ojos bizcos y cruzaba las manos, sin ver que la maestra se había parado detrás suyo.

—¡Dinah! ¡¿Se puede saber por qué estás haciéndote la graciosa?!
Dinah casi pegó un salto del susto, y se sentó recta y derecha. Toda la clase dio una carcajada y Camila se agarraba la panza de la risa.

Espero que a los que estén leyendo esta historia les esté gustando. Si quieren me pueden seguir en tuiter @pinchetole para platicar de la vida. Saludos.

Camz (Fanfic Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora