—Un avión tiene tres ejes, ¿ves? Le decía el piloto a Camila. Iban carreteando hacia la cabecera de la pista, y le explicaba:
—Uno vertical, por el que la nariz del avión va a derecha o a izquierda.
—... ahá (y se sonaba los mocos).
—... un eje transversal, que va de una punta a la otra, con el cual sube o baja la nariz... y un eje longitudinal, que es el que va de la hélice a la cola, y por el cual subes un ala y bajás la otra. Camila trataba de aguantarse, porque la despedida de Lauren la había emocionado. Hasta los abuelos soltaron su lágrima. El piloto quería ponerla de buen ánimo; entonces le
daba un curso de vuelo en cinco minutos. El avión seguía carreteando tranquilo en dirección de la cabecera, bamboleándose en la pista de tierra. Leo ya no sabía dónde oler. El hangar había quedado a sus espaldas. Camila hizo un movimiento rápido para enjugarse una lágrima sin que la viera el piloto.
—Mirá, con los pedales controlamos el eje vertical y el transversal... y con el bastón controlamos el eje longitudinal... para arriba y para abajo.
—... (Camila asentía en silencio, ya casi llegaban a la cabecera de la pista).
—Para un viraje hacia la derecha, mueves el bastón hacia la derecha, pero también hay que coordinar apretando el pedal derecho, para que el avión se banquee, se dé vuelta... éste es el velocímetro, mide la velocidad del viento que da de frente, entra por un tubo que se llama pitot, ¿ves?
—... ajá.
—Éste da la presión de aceite, y éste es el que mide el banqueo, porque a veces no se ve la tierra y no tienes referencia si estás derecho, torcido, patas arriba o con la cola adelante (se rió de su propio chiste).-----
Movió los pedales y el avión empezó a virar hasta quedar enfilado con la pista enfrente. El piloto tiró de una palanca y el motor se aceleró.
—Estamos probando el motor... los magnetos.
Camila veía a lo lejos el hangar, el auto del abuelo, y a ellos tres.
—En la parte de arriba de los pedales está el freno, aceleramos... y aguantamos con el freno.
El motor sonaba más fuerte: el avión vibraba con toda su fuerza sostenida por los frenos.
—Subimos a dos mil revoluciones (levantó la voz, porque el motor rugía a toda potencia)... yyyyy… ¡Soltamos los frenos! El avión dio un empujón hacia delante, y empezó a carretear, acelerándose cada vez más. El hangar se acercaba rápidamente. Camila percibió una extraña sensación cuando las ruedas se despegaron del suelo. Enseguida pasaron enfrente de Lauren y los abuelos, que agitaban sus brazos. Ella también levantó el suyo. Pero no alcanzó a contar a cinco y ya estaban muy alto. Subían rapidísimo. Era como flotar en algo más ligero que el agua. El piloto dio un amplio giro, viró hacia la derecha. Leo miraba asustado, porque de golpe las cosas desaparecían y volvían a aparecer. El hangar se veía como una casita de juguete, la columna del humo de las gomas en la ruta, allá adelante. Enfilaron nuevamente sobre la pista, inclinó suavemente el bastón, y la nariz del avión obedeció bajando. Entraron en una suave picada, pero no para aterrizar, sino para pasar cerca de Lauren y los abuelos.
—¡Saluda, Camila! ¡Saluda!
Camila sacó el brazo por la ventanilla y pasaron enfrente de ellos. Lauren agitó sus brazos. El piloto ladeó el avión, inclinando y subiendo las alas.
—¿¡Ves para que sirve el eje longitudinal!? ¡Para saludar como caballeros elegantes! Camila sonreía. El piloto movió el bastón hacia él y el avión ascendió súbitamente, como un carro de la montaña rusa, pero más poderoso y más libre.
—¡Aaaaaaaaajúúúúúúúúúúúúúúúú...! (gritaba el piloto, mientras viraba hacia la izquierda). ¡Grita, Camila! ¡Grita! ¡Cuando pasemos cerca de ellos da tu grito! Otra vez la columna de humo quedó adelante, y enseguida se perdió. Leo temblaba.
—¡Mirá esta porquería! (protestaba el piloto mientras golpeaba una brújula que tenía adelante). ¡Aflojate, maldita!
—A ver yo (Camila le dio un golpe y la brújula se aflojó).
—¡Bravo! Ya te debo una reparación... ahora mirá lo que vamos a hacer.
Levantó el avión, terminando de dar un viraje suave. Luego comenzó a inclinarlo y aparecía otra vez la pista, justo enfrente. Empujó el bastón, el avión se inclinó más que la otra vez, picando con fuerza. Lo fue nivelando a toda velocidad. El hangar estaba cada vez más cerca.
—¡Grita, Camila! ¡Grita!
Los abuelos saludaban. Lauren saltaba y mandaba besos con una mano. Camila sacó sus brazos y dio su grito.
—¡Aaaaaaaaajúúúúúúúúúúúúúúúú...!
—... (Leo ladró, por las dudas).
—¡Eso es! (decía el piloto, dándole unos puñetazos al techo de la cabina).
—... (éste está loco, pensaba Camila y se reía).
—¡Así se hace, muchacha! Ahora sí nos podemos ir tranquilos (levantó la nariz del avión).
—Gracias (Camila, llena de emociones, miró a Leo)... pobre, él no entiende nada, porque vinimos en ómnibus y regresamos en avión... Leo, la próxima vez viajamos a Orlando en avión y volvemos en ómnibus así se te endereza todo.
—Vamos a hacer una cosa... vamos a dar una vuelta, así hacemos tu bautismo de vuelo.
—Buenísimo (dijo Camila, contenta).
Pasaron al lado de la columna de humo que subía de las gomas. El piloto saludó a los sin camisa con las alas; ellos levantaron manos y palos. Por la ruta, en dirección de Orlando, venía un auto.
—No lo van a dejar seguir.
Le comentó Camila al piloto. Y siguió viendo el aire, las casitas de juguete. Los árboles de plástico. Para que el primer vuelo fuera realmente emocionante le ofreció a Camila que probara pilotear un poco. No era nada fácil. Camila quería tener el bastón quieto, pero el avión se inclinaba sin hacerle caso. El piloto lo corregía, y le regresaba el mando. Camila lo tomaba. No había manera. Como iban apretados en el único asiento de la cabina, el piloto se corrió más y le dijo que pusiera los pies en los pedales, sin sacar los suyos, y sostenía la mano de Camila. Casi le dejaba el mando del avión. Era difícil y hermoso. Camila sintió que quería seguir haciendo eso toda la vida. Eso y algo como lo del poeta que había leído en el picnic. La poesía era como volar, o al revés, o todo junto.-----
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Camz (Fanfic Camren)
FanfictionCamila Cabello es una chica que aprenderá a luchar por las cosas que llenan su vida de felicidad entre ellas está Lauren Jauregui. Tendrá que ser paciente y perseverante, aprenderá sobre el valor de la amistad y la familia. Esta historia es una adap...