🌸12: Dulces Sueños pt. 1

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Pronto llegó el día en que Mila debía volver a San Petersburgo. Se despidió de Maruska y de Guang Hong, prometiéndole al último que llevaría a Sala en cuanto esta mejorase, obteniendo como respuesta una dulce sonrisa y un abrazo mientras el menor le agradecía por todo lo que hacía.

Cuando llegó a casa, lo primero que hizo fue ir a ver a su huésped, quien seguramente seguía durmiendo como había hecho desde que la llevó a su hogar. Había pedido a uno de sus vecinos, una pareja de betas ancianos, que cuidasen de su hogar mientras se encontraba en Moscú, además de que a la fémina le pidió que cuiden de Sala que, aunque casi siempre se mantenía durmiendo, a veces entraba en pánico, tal como Yuuri, por tal motivo también les explicó sobre los tranquilizantes.

—Sala, he vuelto — anunció en cuanto entró a su hogar.

Mila vivía en una casa pequeña de dos pisos, tenía las habitaciones necesarias para una sola persona incluyendo una habitación para invitados, así que no le fue mucho problema instalar a Sala en aquel lugar.

Al no recibir una respuesta, suspiró profundamente y subió las escaleras para encaminarse a la habitación de Sala, tocó suavemente en cuanto se paró frente a esta.

—¿Sala? ¿Estás durmiendo? — preguntó nuevamente, no obteniendo respuesta.

Finalmente ingresó a la habitación, tal como predijo, la Omega estaba dormida profundamente, al acercarse pudo notar como en su rostro habían quedado restos de lágrimas, por lo que supuso que la morena había llorado hasta quedarse dormida.

La dejó dormir mientras terminaba de desempacar y sacar de su maleta lo que había traído para Yuuri. Había tardado más de lo que hubiese deseado, así que probablemente el Omega japonés ya tendría 29 semanas de gestación en ese momento.

Se dio un baño y preparó la cena antes de ir nuevamente a la habitación de Sala para despertarla. Al llegar a esta pudo ver como Sala se removía en su cama mientras fruncía el ceño. Tenía una pesadilla.

—Sala, despierta — la agitó esperando que despierte, mas al ver como ella continuaba dormida afianzó más su agarre y la agito con algo más de fuerza —¡Sala!

La Omega abrió los ojos, respirando de golpe y levantándose de la cama, corriendo lo más rápido que podía hacia el baño. Una vez llegando a este, vomitó por quien sabe qué vez en el día, lo único que salía de su estómago era la bilis.

La Alfa sólo atinó a agarrar a la Omega del cabello para que no se le pegase al rostro mientras devolvía el estómago y acariciar su espalda esperando a que se le pasen las náuseas. Una vez Sala ya no pudo más, la Alfa la sentó en el inodoro ya con la tapa bajada y le dio un poco de agua para que enjuague su boca, para luego ayudarla a lavarse los dientes.

—¿Te duele? — preguntó Mila, refiriéndose al estómago de la morena, recibiendo como respuesta a la muchacha asintiendo levemente — Vamos, te llevaré a mi habitación y te traeré algo para eso, ¿sí? — preguntó sonriéndole levemente.

Mila había notado que Sala se relajaba más cuando sentía su aroma, así que le había dicho que, si lo desease, entrase a su habitación y tomase alguna prenda, pero al parecer la Omega había tomado la costumbre de esperar y pedir permiso en cada ocasión para poder pedir prestado o algo, incluso pedía permiso a la Alfa para poder tener contacto físico como abrazos o simplemente acostar la cabeza en sus piernas, cosa que Mila no le negaba ya que sabía que la Omega necesitaba algún apoyo y en ese momento sólo la tenía a ella.

Guió a la italiana hasta su habitación, donde levantó las mantas de su cama y ayudó a Sala a acostarse, para luego arroparla y sonreírle levemente.

Salvation 《Omegaverse》#YoIceAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora