Salvation 《Omegaverse》#YoIceAwards

🌸16: Pilar para dos

Katrina cada día demostraba lo enérgica que era, su pequeño cuerpecito, pese a tener poco tiempo de vida, era muy activa y mucho más en las noches. Noches en las cuales ocurría cosas extrañas en sus primeros meses de vida, donde en vez de ser Yuuri quien se levantaba para darle de comer a su hija, era Viktor quien entraba a su habitación.

Yuuri sentía sus parpados pesados, su pequeña se había despertado llorando, pidiendo alimento y sobre todo un cambio de pañal. No podía negarle nada a su pequeña cachorra, por lo que de inmediato la cogió en brazos y empezó a mecerla mientras se acomodaba en la cama para amamantar a la bebé.

Casi de inmediato, la pequeña buscó con su boquita el pezón de su madre, empezando a beber de esta, provocando una leve mueca de dolor en el rostro adormilado del Omega.

— Tranquila mi amor, todo es para ti — pronunció, acariciando suavemente el poco cabello que tenía la pequeña.

Cuando terminó con un pecho, Yuuri acomodó a la pequeña para que bebiese de su otro pecho. Mientras el Omega bostezaba oyó como alguien entraba a la habitación, el aroma del Alfa ruso inundó sus fosas nasales y dirigió su mirada cansada hacia este, notando la mueca algo molesta, pero a la vez adormilada del Alfa, quien los observaba mientras se rascaba de manera despreocupada la nuca.

— ¿Cuándo dormirá toda la noche? — preguntó el Alfa, Yuuri rio levemente aun con el cansancio.

— Mila dice que los bebés empiezan a dormir toda la noche a partir de los dos años o un poco más — respondió el japonés.

— Katrina tiene 3 meses... — dijo el Alfa en un murmuró.

— Exacto — pronunció antes de bostezar nuevamente, notando como la pequeña había terminado de beber.

Limpió su boquita cuando la pequeña soltó su pezón, no replicó cuando sintió al ruso cerca, mucho menos cuando este cargó a la pequeña bebé y la recostó sobre su hombro dándole palmaditas para que eructe.

Se había vuelto una costumbre, a veces era Viktor quien despertaba antes que Yuuri y le daba a la pequeña de los biberones con leche que Yuuri dejaba en la cocina congelados para que no se avinagre. Cargaba a la bebé mientras le decía al Omega, quien abría los ojos atontado debido al sueño y que hacía ademan de levantarse. Que siga durmiendo, recibiendo unas protestas en ocasiones, pero al final Yuuri terminaba dormido nuevamente.

En esos momentos, Viktor cargaba a la pequeña y la mecía levemente mientras se encaminaban a la cocina y calentaba un biberón para Katrina, luego de que este se calentase, iba con la pequeña cachorra a la sala, donde el Alfa la alimentaba. Cuando esta terminaba, la hacía eructar y luego la llevaba a su habitación, donde de algún modo había pañales para Katrina, para que luego le cambie el pañal y se acueste a dormir junto a la bebé, quien se quedaba dormida al sentirse satisfecha, limpia y con el relajante aroma del Alfa ruso.

La pequeña Alfa había desarrollado desde el primer momento, un fuerte apego por ambos, tanto como en Yuuri, por ser su madre, obviamente, como también en Viktor. Curiosamente, cuando Viktor volvía a casa en las noches luego de haber estado todo el día haciendo trabajos en el pueblo o en el bosque, la pequeña Katrina, quien cuando estaba pronta a aprender a gatear con ya seis meses, estando encima de la alfombra de la sala con Yuuri a su lado jugando, se quería impulsar hacia el Alfa y alcanzarlo.

En esos momentos el Alfa sin decir nada se sentaba en la alfombra de la sala, ignorando la sonrisa que el Omega tenía el rostro al ver como la pequeña jugaba con el hombre de cabellos plateados y como este intentaba a veces ocultar las pequeñas sonrisas que Katrina provocaba.

Aunque Yuuri quisiera negarlo, sentía algo de envidia hacia Viktor, ya que cuando su pequeña empezó a caminar con ayuda, fue Viktor quien estuvo con ella la primera vez, ya que el Omega se encontraba cocinando el almuerzo mientras el Alfa cuidaba de esta. No pudo ni quiso esconder su emoción cuando vio a su pequeña niña caminando mientras sujetaba con ambas manos al Alfa ruso como apoyo para no caerse y tenía una enorme sonrisa en el rostro.