Capítulo 5

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—¡Hermano! —grita Chris extendiendo los brazos, esbozando una sonrisa de oreja a oreja apenas me ve entrando a la academia— ¡AL FIN ESTÁS AQUÍ!

Se abalanza sobre mí y me sacude de un lado a otro, estrujándome hasta comprimir mis pulmones. Con su chamarra color verde militar, siendo tan esponjada me siento peor.

—¡Santos cielos Chris! ¡No respiro! ¡Chris!

Frota sus mejillas en mi pecho, parece que no me ha escuchado.

—¡Te extrañé! ¡Te extrañé! ¡Ya quería verte!

—Tú y yo —digo con dificultad, intentando quitármelo de encima— tenemos que hablar seriamente

—¿Quieres mis nudes o prefieres verlas por ti mismo?

—Puerco

—¡JA, JA, JA! —me separa con brusquedad y me da un tremendo golpe en la espalda, sacándome el aire

—¡Oye! ¡Basta pelirrojo desquiciado!

Por suerte mi maleta con el violín no cayó, pero por otro poco... Si eso hubiera ocurrido yo estaría llorando en el suelo. Contrario a Chris, a mí no me excita ni me emociona ver a los artistas romper sus instrumentos mientras dan un concierto. Acaricié mi pecho e inhalé profundamente, auch, este golpe me ha dolido más que los de siempre, o quizá ya me había acostumbrado a no recibir una palmada en la espalda todos los días.

—¿Qué te pasa? —reprocha— ya ha sido bastante tiempo desde que te fuiste, es obvio que extrañaba a mi mejor amigo

—Respecto a eso, tenemos que hablar

Enarca las cejas y su expresión cambia drásticamente a una seria e intolerante. Me mira fríamente con sus ojos zafiros mientras se cruza de brazos.

—¿Conociste a alguien más?

—¿Qué?

—¿Tienes a alguien más? ¿Verdad?

—Pero de qué-

—Por eso no me contestabas el celular, ¿cierto?

Mira hacia el suelo, con los ojos entristecidos y suspirando con pesadez.

—¿Quién es?

—¿Pero de qué coño estás hablando? —recuperé mi compostura— ¿De quién me hablas?

—No lo sé, dímelo tu... infiel

Alcé la ceja, asombrado por lo que acababa de decir.

—Seguro te hiciste mejor amigo de tus guardaespaldas en Kaluga, por eso me ignorabas

—Estaba ocupado —respondí serio— ya mujer, sabes que siempre estarás aquí —toqué mi pecho —en mi corazón

Él me analiza con los ojos entrecerrados, de pies a cabeza y libera un ligero chasquido con la lengua.

—No lo sé Alexander... parece falso

—¿¡Ves!? De eso quería hablar, por actos como este las personas... en especial las fans, inventan fics y teorías extrañas

—Bueno, bueno, a mí no me molesta... está bien que se expresen

—Yo soy el activo...

—Entonces no está bien

—¡Alexander!, mi niño—grita mi tía Eveshka a lo lejos, aún en el coche, acomodando un poco su peinado. Puedo comprender que estén cansados, pero no tanto como yo, considerando que solo he dormido tres horas por día durante un mes—Mañana temprano te quiero en clases, sin escándalos

Alexander, memorias de un violinista (#2 Saga Amor entre acordes) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora