Capítulo 58

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Desperté desde muy temprano, dejándole una nota a Evangeline antes de irme. Andrew fue quien me dijo que pasaría por mí desde las cinco de la mañana, primero creí que era mentira hasta que escuché el piteo del BMW blanco fuera de la casa. Al salir, aún me encontraba adormilado y con el cabello hecho un desastre, sé que no usé condón esta vez, pero me encargaré de acompañarla a comprar pastillas.

—Luces del asco —deja salir de sus labios el humo de su cigarro — mírate, ¿acaso dos gatos se pelearon sobre tu cabello?

—Algo así... — entre cierro los ojos, podría jurar que aún tengo lagañas de no ser por que en verdad me lavé la cara. — ¿Y tú qué? Tan temprano y ya estás fumando, ¿no te da asco?

—Es la costumbre —sacude la colilla de su cigarro —anda, súbete que no tengo todo el día

—Carajo, ni siquiera he desayunado

—No seas nena, hay un restaurante cerca de aquí

—Y a todo esto, ¿A dónde vamos? Tengo que estar aquí antes de-

—No tardaremos, descuida...

Camino hacia su auto, abro la puerta mientras bostezo y caigo sobre el asiento. Es más cómodo de lo que pensaba, lo suficiente como para que quiera dormir de nuevo. Enciende la radio y Creep de Radiohead nos acompaña en el transcurso del camino.

—Hace frío...

—No puedo controlar el clima Alex

Pongo la mirada en blanco, resguardándome en mi abrigo negro.

—No, pero puedes encender la calefacción

—Provienes de tierras frías, ¿de qué te quejas?

—Ya lo sé tonto, pero nadie se siente muy calientito a las cinco de la mañana y con el frío a más no poder afuera... ahora bien, ¿qué tanto querías hablar?

—Espera

El camino se hace más eterno, los paisajes y el amanecer son lo único que me distrae. Ciertamente el sueño se desvaneció en cuanto comencé a ver los enormes anuncios y edificios, no solo eso, a las personas y esos autobuses únicos junto a las auténticas cabinas rojas de teléfono. Es hermoso. Gira el volante hacia la izquierda, el paisaje se vuelve verdoso y para frente a un parque.

—¿Dónde-

—Hyde Park... es de lo mejor en épocas navideñas —suspira — me gusta venir aquí cuando quiero relajarme...

—Ah...

Esto es un poco extraño, probablemente quiera venganza por haberle ganado el día de ayer y ahora quiere matarme y lanzarme a la fuente.

—Andrew... si es por lo de ayer, sabes que fue justo

—¿De qué hablas? —me mira extrañado

—Ah... nada, nada, olvídalo, mejor dime ¿qué hacemos aquí?

—Bueno, sabemos bien que hablaremos de una persona... —vuelve a calar de su cigarro y exhala —¿por dónde debería comenzar?

—Insisto en que no es bueno fumar tan temprano —bostezo, estirando mis brazos — eso te hace daño

Ríe en un hilo de voz, volviendo a colocar el cigarro sobre sus húmedos labios.

—No puedo evitarlo, me recuerda a algo siempre que lo pruebo...

—¿Algo?

—Es un vicio, ¿nunca has tenido alguno?

—El café...

Alexander, memorias de un violinista (#2 Saga Amor entre acordes) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora