42. ¿Solo un capricho?

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—Isaac —lo llamó Derek, entrando descaradamente en su habitación.

Isaac se encontraba recostado con un par de almohadas apiladas a sus espaldas mientras tenía los cascos puestos y leía un libro. Al ver a su tío entrar por la puerta, se quitó los audífonos, y cuando Derek vio esto, continuó:

—Nos iremos mañana, ve arreglando tus cosas.

Isaac frunció el ceño y, demasiado confundido, se enderezó y lo cuestionó:

—¿De qué estás hablando?

—A Inglaterra. Nos iremos mañana —le reveló Derek—. Julia y yo necesitamos volver para estar al tanto de nuestro negocio. Sus padres nos han estado ayudando, pero hay demasiado trabajo. —Derek soltó un suspiro, un tanto cansado—. Además, ya habíamos hablado de esto, Isaac.

—No —replicó Isaac y se puso de pie, alterado—. Y-yo no puedo irme.

Derek lo miró con un semblante que le exigía saber el porqué de esa oposición, pero Isaac no le contestó. Empuñó los labios y con un porte decisivo se acercó a su sobrino, ocasionando que este retrocediera torpemente, sintiéndose un poco intimidado.

—¿Q-qué haces? —le dijo Isaac, temeroso.

Pero tan pronto como habló, Derek trató de alzarle la camisa, queriendo descubrirle la espalda. Isaac se opuso, moviéndose bruscamente para que no lo hiciera, pero Derek terminó sometiéndolo. Le descubrió la espalda y, al dejar en evidencia esa horrorosa serie de marcas por sus heridas de semanas atrás, le dijo:

—¿Creíste que no iba a darme cuenta?

Isaac se quedó en silencio, totalmente acorralado contra la cama y el buró a la par de esta, inmóvil.

—¿Tienes idea de cómo me duele todo lo que tu padre te hace? Es un maldito hijo de puta. Te irás conmigo, Elijah. Y no te lo estoy preguntando, lo harás.

Le bajó la camisa y después se separó, reincorporándose y disculpándose con Isaac por arremeterlo de esa manera. Después comenzó a caminar para salir de la habitación, no sin antes reiterarle que empacara.

—N-no puedo irme —le dijo Isaac, en voz baja, pero lo suficientemente audible.

Su tío se giró, no comprendiendo por qué se estaba oponiendo de un momento a otro, aunque la respuesta le llegó bastante rápido.

—¿Es por la hija del socio de tu padre? —inquirió Derek—. ¿La chica con la que estás saliendo? Ay, Isaac... —Derek se aproximó hacia él—. En Inglaterra también hay chicas, habrá alguna otra que te guste y... —Isaac negó, sin mirarlo a la cara, lo que confundió a Derek, pero que rápidamente le contestó su siguiente pregunta.

—E-ella y yo... Ella y yo estamos juntos —dijo Isaac—. S-somos novios y esta vez es de verdad. Así que no pienso irme de aquí y dejarla. No quiero alejarme de ella.

Derek, enfurecido, lo sacudió por los hombros, y le dijo:

—Dime que estás jugando, Elijah. —Y al ver el semblante de Isaac, uno que le dejaba en claro que no estaba bromeando, Derek sintió que perdería la cabeza—. ¿Es en serio? ¿Estás diciéndome que te dejaste envolver por un par de tetas y una mamada?

ELIJAH © (Parte I y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora