9. Inconformidad y disfrute

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—Así que... —comenzó a decir Derek. Este estaba recostado sobre la cama de Isaac, mientras jugueteaba con una pelota que lanzaba hacia arriba una y otra vez y atrapaba de nuevo al caer— están teniendo sexo.

Isaac ensanchó los ojos y, alterado, comenzó a negar. Derek se echó a reír ante la reacción de su sobrino y, tras cesar sus risas, su mirada se transformó en una penetrante que hizo a Isaac tragar con fuerza.

—Deberías hablar con ella y plantear límites, Isaac. —Derek se puso de pie y comenzó a caminar de lado a lado, mientras Isaac lo miraba atento—. Todo esto es muy extraño. Ella es extraña.

Isaac se quedó en silencio, pensativo. Y después Derek siguió hablando:

—Wendy la interceptó el otro día en el pasillo. Parecía venir a tu habitación. —Isaac se tensó, desvió la mirada y comenzó a pasarse la mano por el brazo.

Derek lo miró y de inmediato supo que sus especulaciones no parecían ser una mentira. Aquellas reacciones por parte de Isaac se lo estaban confirmando con demasiada anticipación.

—Le dije que se fuera a dormir y después me fui. Pero...

Isaac se volvió hacia él, expectante, al escuchar aquel «pero» ser liberado con tanto suspenso de por medio.

—Me parece que esperó a que nos fuéramos para ir a contigo de todos modos, ¿o me equivoco?

Isaac bajó la mirada, centrándola en sus dedos con los que jugueteaba y tragó saliva, muy nervioso.

—N-no hicimos nada, solo tarea...

Derek supo de inmediato que Isaac estaba ocultando la verdad de los hechos y que muy seguramente ni se la iba a decir, por lo que tras escudriñar todo el perfil de Isaac, inspiró profundo. Caminó hacia él, quien se encontraba sentado en la silla frente a su escritorio y le dijo:

—Sé cuidadoso —habló con severidad, para después lanzarle la pequeña pelota con la que jugaba y salió de su habitación.

Era la segunda vez que le decían eso desde la llegada de Gabriela. Se quedó pensativo y comenzó a indagar en que, quizás sí, definitivamente tenía que tener la mente más en alto y comenzar a mantener distancia con ella.
Después de todo, ahora Gabriela formaba parte de la familia y no parecía correcta la idea de que se estuvieran envolviendo de esa manera; además de que si los llegaban a descubrir, sería fatal.

Al paso de unos minutos, Derek regresó a la habitación de Isaac para avisarle que la cena estaba lista y, a pesar de que no tenía mucho apetito, asintió.

Al girarse, Isaac se sorprendió al ver a Gabriela salir de su habitación. Y cuando ella estuvo a punto de bajar las escaleras, se volteó y le hizo un pequeño ademán con sus dedos a Isaac, sonriendo bastante coqueta, sin importarle en lo más mínimo la presencia de Derek a la par de él.
Isaac tragó saliva, sintiendo cómo cada célula de su cuerpo temblaba. No quiso ni mirar a Derek a su lado, pero este le confirmó que había presenciado todo aquello a la perfección con unas pequeñas palmadas sobre su hombro izquierdo.

—No tiene vergüenza —le dijo Derek, en voz baja, para después darle un toquecito en la espalda a Isaac en señal de que siguiera caminando.

Al bajar, caminaron hacia el comedor donde había una mesa enorme en la que solían comer cuando su madre y su padre tenían tiempo para cenar todos juntos, o en casos como ese en el que la familia se reunía.
Derek comenzó a ayudar a su esposa Julia a terminar de organizar la mesa mientras Gabriela y la madre de Isaac venían de la cocina con la comida.

En cuanto todo estuvo organizado, los faltantes decidieron tomar asiento para luego comenzar a comer. Todo estaba yendo realmente bien. Nadie hablaba, o por lo menos no compartían una gran cantidad de palabras, hasta que una molesta chiquilla inundó todo el comedor con su peculiar voz infantil.

ELIJAH © (Parte I y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora