Al entrar a casa, Isaac cerró la puerta y juntó sus manos a sus espaldas, dejándose caer en la madera con los ojos cerrados.
Liberó un suspiro, y uno que pocos segundos después fue reemplazado por una pequeña sonrisa envuelta en una ilusión que no recordaba haber experimentado antes, pero que en ese momento se sentía como lo mejor del mundo.
Luego de unos instantes, frunció el ceño y después sacudió la cabeza, espabilando.
¿Qué demonios estaba haciendo?
Sintió que había imitado las mismas reacciones de las chicas enamoradas de las películas.
Una chica llegaba a casa después de una cita y se recargaba de espaldas en la puerta, cerrando los ojos y suspirando embelesada y sonriente.
Pero bueno, tenía sus razones.
Estaba feliz.
Y cómo no estarlo.
Aunque... fue una pena que la felicidad le durara bastante poco.
Al salir de su ensoñación, barrió el suelo con una mirada de soslayo, pero rápidamente se volvió a él en cuanto dio un paso y terminó pateando algo que se deslizó por los azulejos hasta chocar con una prenda en el suelo.
Frunció el ceño, totalmente desconcertado.
Era un zapato y, al caminar hasta llegar a la posición de la prenda en el suelo, se dio cuenta de que era una chaqueta. Supo de inmediato a quién correspondía puesto que su irreconocible aroma estaba impregnado en la tela, además de que recordaba muy bien su vestimenta antes de salir de casa.
La llamó, pero no recibió respuesta; en cambio, el eco de su voz fue el único presente en la casa lo cual le confirmó que no había ni un alma allí dentro.
O al menos eso fue lo que creyó por unos instantes antes de llegar a las escaleras.
Se detuvo.
Había más prendas allí.
Unos jeans y una sudadera.
Y entonces se asustó.
¡Parecía una jodida escena de película de terror!
¿Por qué estaba la ropa de Gabriela tirada en el suelo y las escaleras?
De pronto, pensó lo peor, y eso fue:
¿Acaso Gabriela estaba con... Natan?
La duda no lo dejó sobre pensar demasiado y siguió avanzando hasta poner los pies en el pasillo. La sorpresa fue mayor en cuanto sus ojos localizaron rápidamente más ropa y... la puerta de su habitación entreabierta.
Tragó saliva, nervioso.
¿Qué demonios pasaba?
Trató de agudizar el oído para ver si lograba captar algún ruido extraño, pero nada se hizo presente. Era silencio absoluto.
Caminó y se agachó para levantar las demás prendas. Era una blusa de manga larga con cuello alto de color negro, un zapato más y, al mirar con más detalle la puerta de su habitación, al pie de esta estaba un sostén.
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ELIJAH © (Parte I y II)
Fiksi RemajaUna repentina adopción. Una familia misteriosa. Un joven con un devastador padecimiento. Mentiras, engaños y muchos secretos... "Dos desconocidos" con un futuro condenado por el pasado. ¿Preparado/a para hacerle frente a los Müller? 🤭 ¡Bienvenido/a...