Capitulo 2 - Confías en mi?

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Me levanto igual de temprano que todos los días, a pesar de que tengo una semana de vacaciones. Busco mis medicinas y me las trago sin pensarlo dos veces. Fue difícil generar y mantener el hábito de tomarme esas cosas, pero pasado el primer año termino siendo tan natural como buscar y ponerme mis lentes.

Salgo de mi habitación y me dirijo a la cocina para poner en marcha la cafetera cuando mis ojos reposan sobre el paquete con el dinero que me dejo aquel tipo, en eso recuerdo lo que sucedió la noche anterior. El tipo trayendo el dinero, la niña que lo acompañaba, el grito desgarrador que dejo salir cuando trate de comprobar si tenia fiebre. Voy rápidamente a la otra habitación a comprobarla y si, estaba aquella niña durmiendo profundamente en posición fetal, Sylvie creo que me dijo que se llamaba.

-Entonces no fue una pesadilla- debido a ciertas cuestiones en el hospital, de noche era habituado por pesadillas bastante fuertes –Supongo que café para dos entonces- suspiro y río nerviosamente

Cargue mas agua en la cafetera pero el vaso que use estaba resbaloso y se me cayó al piso, provocando un particularmente fuerte estruendo gracias a que hay pocos objetos que detengan el ruido en la casa. Por desgracia me deje la puerta de la habitación abierta.

Escuche a la niña gritar y me dirijo rápidamente a la habitación

-Que sucedió?- pregunto algo asustado

-Quien es usted y que es este lugar?- me pregunta aterrada mientras esta acurrucada en una esquina

-Oh, esto... hola, soy Joseph y esta es mi casa- le digo todo lo despacio que puedo para tratar de no aterrarla mas todavía –Ayer un hombre te trajo, y parece que vivirás con migo desde hoy

-Yo s... soy Sy... Sylvie. Aquel hombre con sombrero me dijo que mi nuevo amo seria una persona v... violenta como mi a... anterior a... amo. Haré l... lo que sea como su e... esc... esclava, le r... ruego que no me l...- la interrumpo inmediatamente, nervioso por lo que me esta diciendo

-Cualquier cosa que te haya dicho ese tipo es mentira. Yo soy un doctor. Yo curo heridas y salvo vidas. No te preocupes. No tengo idea de donde vengas o que tipo de tratos te daban, pero estas a salvo ahora. Te quedaras con migo, ayudaras en la casa. Y esta será tu habitación- digo con toda la confianza que pude reunir, que sin mi café no es mucha

-S... se acabo?- el terror de su carita se ha ido en gran medida y es reemplazado por confusión

-Si. Cualquier cosa mala que te haya sucedido es ahora algo del pasado

-Ayudar en la casa?

-Cosas sencillas, lavar, limpiar, cuidar la casa mientras no estoy. Nada que no puedas hacer.

-Mi habitación?- cuando dice esto esta incluso mas confundida que antes

-Vas a quedarte aquí, y el sillón es una porquería incomoda. Además nadie esta usando esta habitación. Apúrate a ducharte, el café se enfría y debemos salir.

Me mira con los ojos llorosos mientras termino de hablar

-Que sucede? Dije algo malo?- le pregunto mientras la miro a los ojos

-No. No es e... eso. S... solo que todo e... esto parece mentira- me dice con la voz entrecortada, no se si por el llanto o por el miedo o el shock

-No lo es. Es verdad. Se termino el dolor y el sufrimiento. Solo debemos trabajar para arreglar tu cabecita, y ya veras como no recordaras nada de todas esas cosas dolorosas que te sucedieron- trato de ofrecer la mejor sonrisa que puedo, intento verla como a uno de los niños que reciben vacunas cada semana en la guardia

-Arreglar mi cabeza? Estoy bien- me dice tomándose la cabeza con ambas manos

-Yo se que tienes, eres igual que yo. Pero basta de charla que el café se enfría. Ve a ducharte ahora

Sobre la depresión y otros demoniosWhere stories live. Discover now