*KYLE*
—Bueno, señores, espero les haya quedado claro que las inversiones tienen que seguir manteniéndose altas. Las de los casinos de Alemania están bajando en gran cantidad y no creo que ustedes puedan pagar lo que se pierda.
Tomo un bolígrafo y comienzo a firmar algunos documentos de finanzas de los casinos más cercanos. Dos de los encargados están sentados frente a mí. Miguel es uno de los más viejos y con más ventajas a la hora de organizar los casinos, mientras que Diego, quien es apenas unos años mayor que yo, se encarga de algunas de las finanzas. Y en cuanto a mí, yo manejo lo más pesado, por así decirlo; aunque a la hora se sacar los porcentajes tenemos que estar los tres presentes, dado que yo no permito faltas ni en las cuentas ni en el personal.
La responsabilidad es lo primordial: no me gustaría que los hombres a los que les he dado la confianza de meterse en mis negocios, tuvieran que ser eliminados tan rápido como termitas. Ellos saben muy bien que conmigo no se juega, muchos menos cuando el negocio está de por medio.
En total son seis casinos: cuatro de ellos están en el país, organizados simultáneamente en las afueras de las ciudades, mientras que los otros dos están en Alemania. Esos son manejados exclusivamente por los que supieron ser mano derecha de mi padre en el negocio. Pocos saben a quién pertenecen los casinos, y es mejor que así sea. Mientras las ganancias no bajen, todo seguirá bien.
Los dos hombres revisan cada documento firmado y los guardan en sus portafolios antes de despedirse, desapareciendo de mi vista.
Esta semana ha sido un total calvario.
En un principio me pareció que mi compromiso con Valería se trataba de la peor de las bromas por parte de mi madre, pero luego comprendí que no lo era. Valería es hija de uno de los empresarios con más dinero en el país, quien tiene un muy oculto trato con la mafia. Casándome con su hija podré acceder al cincuenta por ciento de las acciones de la más grande de todas sus empresas.
A Valería la conozco desde hace años, gracias a la amistad informal que mantenía su padre con el mío. Su hermosura no debe ser minimizada: es como una exótica modelo, pero la verdad es que su único papel en mi vida será hacer de mi pequeño gancho para acceder a las acciones de su padre, aunque también será una gran distracción para mantenerme alejado de Alejandra, quien parece toda una fiera con sus celos, los cuales por más que trate de ocultar no puede.
La primera noche con Valería no estuvo nada mal. Detrás de esa cara de santa se esconde una diosa. Es una lástima que sólo una persona haga que me vuelva completamente loco.
Maldita sea... Ella no se cansó, fui yo quien no quiso terminar. Yo, que jamás en mi puta vida había dejado a una mujer en pleno acto porque otra se coló en mis pensamientos. Sólo la quería a ella en mi cama, quería hacerla mía, escucharla gemir... Pero, claro, la muy creída me manipuló y no pude hacerla mía cuando fui a buscarla.
—Señor Trec, afuera se encuentra la señorita Alejandra —Mariana entra a la oficina pronunciando esas palabras. Tiene buenas piernas, pero no es mi tipo de mujer.
—Dile que pase.
Ella asiente y sale del despacho.
Una Alejandra sexy entra al despacho y sus ojos buscan los míos. Sonrío con diversión.
—¿A qué se debe tu grata visita? —me levanto y voy hacia ella, quien aún está en la puerta.
—Quiero hablar contigo. Aproveché que Amara venía a comprar unas cosas y decidí acompañarla.
Pasa junto a mí y ocupa uno de los sillones de cuero. Su rostro es como el de un ángel encadenado: nunca se sabe si hay oscuridad o luz en su mirada. Cruza las piernas y sonríe como yo lo hice anteriormente. Su abdomen queda a la vista gracias a la camisa que le queda un poco por sobre arriba del ombligo.
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La Obsesión De Kyle
Ficción GeneralÉl, a ella secuestró. Y con ella se encaprichó. Más no dejó que su inocencia engatusará su corazón. Tarde reaccionó que eso cambió. Ahora se arrepiente del dolor que le causó. En ella, creció un odio el cual no duró. Por una extraña razón su corazón...