Capítulo 17: ¿Ya te cansaste de mí?

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*Alejandra*



Llego el día de mudarme a la nueva casa. Bien podría ser un nuevo comienzo sin Kyle, sin embargo, este se ofreció en traerme y por alguna extraña razón no pude negarme.

Fue un camino corto y en completo silencio, podía ver su mandíbula tensa y las facciones de su rostro con un deje de inquietud que no logro entender, y como no dice nada más difícil se me es descifrarlo...

Estaciona el auto en el pequeño estacionamiento fuera de la casa. Lo escucho resoplar para luego quitarse el cinturón de seguridad y comentar con voz monótona.

-Un nuevo comienzo, Alejandra.

Sus palabras no surten el efecto esperado en mí, más bien provocan que el corazón se me agite y no de la felicidad que tanto anhelo.

-Uno muy extraño, ya que he venido junto a mi captor al lugar donde intento estar lejos de él.

Contesto, mi mirada se fija en la hermosa casa que se ve desde la ventana de del auto, el sol candente de la tarde baña el lugar por completo.

-Pues a veces no podemos tener todo en la vida, Ale.

-En mi caso nunca tuve nada y si no lo olvidas fue gracias a ti, Kyle. -argumento con cólera. Mi vista se aparta de la ventana para llevarla hacia el otro lado y observarlo a él. Mi comentario parece no gustarle, pero me vale mierda.

-¿Por qué no solo dejas de restregarmelo en la cara? Vive en el presente.

-Para ti es fácil decirlo, dado que no eres quien vivió encerrado dos años contra su voluntad. -cada palabra la pronunció con rencor queriendo hacer maya en él.

-Es decir, que admites haberlo aceptado los otros 3 años.

-No se trata de querer, sino de lo que debía hacer en ese momento.

Respondo tajante, para después darme la vuelta quitando el seguro de la puerta y salir del auto.

Después de eso creí que sólo se iría y ya, no obstante, se bajó del auto siguiendome para entrar a la casa. Hice todo lo posible por ignorarlo durante un buen tiempo.


****

Creí que después de cenar se marcharía y dejaría sola de una vez, pero no, él muy idiota se quedó y hasta tomó una ducha como si fuera su casa.

Sin descaro alguno y justo en el momento que estoy buscando algo dulce para comer, Kyle ingresa a la cocina con sólo sus pantalones, su pecho descubierto y pies descalzos.

Mentiría si dijese que no lo mire, que mis ojos no recorren su fornido pecho y fuertes brazos, su mandíbula y ese cabello desordenado.

-¿Es qué no piensas marcharte?

Suelto con rapidez, abriendo una bandeja la cual contiene un delicioso trozo de pastel de piña.

-Ya es tarde, si eres tan amable de permitirme quedarme a dormir.

-¿QUÉ ES TARDE? ¿Desde cuando te a importado salir a altas horas de la noche? Estás loco, Kyle. Aquí no vas a dormir.

La Obsesión De Kyle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora