Una chica diferente

Y ahi estaba yo. Con mi pelo azul, mi corona de flores a lo lana del rey, mi dilatación en la oreja izquierda y mi piercing negro en la nariz recorriendo los pasillos. Más de una y más de dos se quedaron mirándome pero a mi ya todo me daba igual. Si, soy la chica rara en este colegio religioso. Acusada de puta y de emo. La marginada gótica. No se puede ser más pesimista pero así es mi vida. Nadie me conoce lo suficiente como para saber que Allan Evans (el número uno de la clase, el deportista ejemplar y el tio mas deseado por el alumnado femenino) es mi hermano. Fui a mi taquilla y saqué mis libros para ir a clase de biología cuando vi a mi hermano por el pasillo.

-Hey bro (de brother)-dije.

-Hey Krys (de Krystal)-me respondió-¿que tal el segundo nuevo día?

-Ja, ja-reí irónicamente.

-Admite que has tenido una suerte tremenda.

-¿En serio? ¿Volver a esta mierda de colegio te parece una suerte?-Repliqué.

-Krys era esto o el internado, recuerda que te expulsaron-murmuró.

-¿Por qué no hablas normal?-me puse borde.

-Porque la gente piensa mal sobre ti

-¿Y? No necesito ser popular como tu, Allan.

-Krys, lo que no quiero es que pase como la anterior vez-me habló como si fuera mi padre.

-No fue para tanto-dije con una sonrisa burlona en la cara.

-Krys, no jodas. Te intentaste cortar las venas.

Estaba lista para replicarle cuando sonó el timbre y la masa de estudiantes llegando tarde a sus clases nos absorbió a los dos.

Llegué a biología sin una de mis pulseras que se había perdido en la borágine. Las cicatrices de los cortes el las muñecas se podían ver a un kilómetro de distancia.