Por la mañana

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Me desperté apoyada en la barandilla, con el cuello dolorido, un constipado de caballo y con el pelo oliéndome a humo. Wesley estaba durmiendo en el lado opuesto de la terraza. Bajé las escaleras y el paisaje era desolador: gente vomitando por las esquinas y decenas de cuerpos inconscientes tirados en el suelo. Esquivé como pude la masa de personas y fui al "cuarto de las chicas". Descubrí que mi compañera era Emily. No estaba sola en la cama. La curiosidad pudo conmigo, así que levanté las sábanas lo justo para poder ver la cara del "afortunado". Abrí mucho los ojos cuando vi la cabellera y la cara de mi hermano. Fue un acto reflejo: de inmediato solté las sábanas tapando a mi hermano. ¿Cómo podía haber caído tan bajo? En serio,  hacía falta estar desesperado para liarse con Emily, una chica que solo usaba la cabeza para peinarse. En fin, Allan ya es mayorcito, que haga lo que quiera. Cuando el horror de ver a mi hermano con Emily pasó, se me ocurrió darle una sorpresa.

-Buenos días-dije, intentando imitar la voz aguda de Emily.

-Buenos días, cielo-dijo todavía dormido.

No pude evitarlo y empecé a reírme a carcajadas. Entonces, abrió los ojos y me vió. Se sobresaltó.

-No os preocupeis que ya os dejo solos-dije sin parar de reír.

Volví al patio. Wesley se estaba despertando.

-Buenos días-le dije.

-Buenos días-me respondió.

-Wesley, ¿sabes dónde está la cocina? Quiero desayunar.

-Claro, sígueme-me dijo mientras se incorporaba.

La cocina estaba cerca de la sala de estar. Abrí la nevera. Lo más aparente para el desayuno era una jarra de zumo de naranja. Cogí dos vasos y los llené.

-¿Quieres?-le ofrecí a Wesley.

-Vale, gracias.

-De nada.

Me bebí el zumo prácticamente de un trago. Entonces, mi móvil comenzó a sonar. Era un número desconocido.

-¿Diga?-dije insegura.

-Hola-me respondió una voz masculina.

-Hola, ¿quién eres?

-Soy Trevor, y, bueno para que no te pierdas más veces había pensado en acompañarte a dar un paseo por el río.

Joder, este tipo estaba ligando conmigo, no quería que se hiciera falsas esperanzas...

-Me será muy útil-dije. Definitivamente, soy una gilipollas.

-Entonces, ¿a las seis?

-Vale.

-Hasta luego.

-Adiós.

Colgué. Me sentía estúpida. Ahora sr haría falsas esperanzas. Entonces, me di cuenta de que mi pelo olía a humo y fui a darme una ducha. Milagrosamente, encontré un cuarto de baño, no sin antes abrir cuatro o cinco puertas equivocadas. Teniais que haberme visto mientras preparaba la ducha. Imaginadme sin pantalones, solo con mi camiseta de Nirvana (por supuesto con ropa interior) y con mi guitarra de aire bailando la canción de sweet child on mine de Guns and roses. Cuando saqué todo lo necesario de mi neceser me quité lo que me quedaba de ropa y me metí debajo del chorro de agua fria de la ducha. Entonces, en mi móvil, sonó una de mis canciones favoritas: smells like teen spirit de Nirvana. Sin pensar en el resto de personas de la casa, empecé a cantar (más bien a gritar) la canción:

-With the lights out, it's less dangerous. Here we are now, entertain us. I feel stupid and contagious. Here we are now, entertain us...

Antes de que acabara la canción terminé de ducharme (qué queréis la canción de sweet child on mine dura seis minutos y la de nirvana cinco, mi concepto de "ducha rápida" era ese: una ducha de diez minutos). Salí sólo con una toalla sobre mi cuerpo y con la ropa (ropa interior incluida) en la mano. Entonces, vi a Rick con su maleta, entrando en la puerta más cercana al baño.

-Hola Krys-me dijo, animado.

-Hey Rick-respondí

-Esa música, ¿la estabas poniendo tú?

Mis mejillas se encendieron, canto horrible, lo sé, mi sueño de ser una estrella del rock se pasó hace tiempo cuando no me cogieron en un coro del centro cultural.

-Si... siento si he molestado con mis berridos-dije mirando al suelo.

-No te preocupes, estoy contento de escuchar música de calidad por fin en esta casa...

-No jodas, ¿te gusta Nirvana?-le corté.

-Por supuesto-él señaló su camiseta, el logo amarillo de Nirvana destacaba sobre el fondo negro. Casi nadie sabía quien era Nirvana (tenemos de 16 a 18 años y el cantante de Nirvana murió en 1994, no llegó a nuestros tiempos). Definitivamente, amaba a este chico.

Una chica diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora