Cenizas

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Estoy sentada en la cama del hospital, toda vestida de negro, esperando a que me den el alta para poder ir al esparciniento de las cenizas de Cara. Mi movil comienza a sonar:
I'm in the club high off purp with some shades on, Tatted up, mini skirt with my J's on...

No permití que mi movil sonara más. En la pantalla, un numero fijo. Desconocido.

-¿Diga? ¿Quien es?-dije con la voz rota. No había parado de llorar toda la noche. Todo esto me superaba.

-La policía nacinal. Ya sabemos lo que le pasó a su amiga. Los frenos del coche no fallaron, alguien los cortó.

Todo cobró sentido. Ryan no estaba celoso de Rick. Se asustó tanto porque sabía en qué coche me iba a montar y porque alguien de su entorno habría cortado los frenos

  »Señorita, ¿sigue usted ahí?-dijo la voz del policía.

-Si, perdone, ¿qué me estaba diciendo?-había parado de llorar. Toda mi tristeza se convertía lenta, pero inexorablemente en ira y odio. Odio hacia Ryan.

-Que si sospechan de alguien en concreto. Por una mínima pista que tengan, cuentenosla.

-Por desgracia, mis sospechas no son mínimas...

Le conté toda la historia. Le conté cuando nos encontramos a Ryan y a sus amigos colocados y cuando Ryan se asustó porque me quería montar en el coche de Cara.

-Gracias por colaborar señorita Evans.

-Gracias a usted.

Colgué el teléfono. En el momento menos esperado, vino un doctor revolviendo en una carpeta con lo que parecían miles de papeles.

-Augusta Clemence, ¿verdad?-dijo, no me dio tiempo a responder-pues parece que su cáncer avanza por toda la zona parietal de...

-Ejem-me aclaré la voz-, ¿tengo cara de Augusta? Mi nombre es Krystal, Krystal Evans-dije visiblemente cabreada.

-¡Ah! Haberlo dicho antes y no hubiera perdido mi valiosisimo tiempo.

¿Su valioso tiempo? Si ni siquiera me había dejado hablar.

-Bueno, parece que su pierna evoluciona favorablemente, puede irse.

-Gracias-dije, mi voz tenía un toque de sarcasmo.

Bajé en el ascensor, esta vez con unas muletas propias. Todos me esperaban en la puerta. Amelie estaba dumando un cigarro. La tristeza no se veía en su cara, pero sus ojos lo decían todo. Allan hablaba por el teléfono móvil.

En cuanto ví la hurna con las cenizas de Cara, volví a llorar. No era un lloro sonoro y escandaloso, simplemente las lágrimas resbalaban por mi cara a borbotones. Rick me abrazó, solo con un brazo, cubriéndome el rostro y acercándome a su pecho. Se me hincharían los ojos. Paré de llorar, haciendo acopio de fuerzas. Allan terminó la conversación y Amelie acabó su cigarro. Fuimos andando y atravesamos toda la ciudad hasta llegar a las afueras. Cuando estuvimos allí, caminamos por el campo un buen rato hasta llegar a las vías del tren, cualquiera que nos hubiese visto, pensaría que somos ninjas o un grupo de osados (divergente), nuestras caras y el ir todos de negro, era raro para la fente común. Llegamos a las vías. Las vías del tren. Nos pusimos debajo de un puente, por encima de nuestras cabezas se oía el traqueteo de las ruedas de los coches.

-Cara venía aquí cuando necesitaba intimidad, evadirse de todo, o incluso cuando se escapaba de casa-dijo Lena, su mejor amiga. Había empezado a llorar-. Se sentaba aquí, en medio de las vías y llamaba a sus amigas o a algún chico para ser lo que más le gustaba ser: una chica rebelde. Si, era una rebelde sin causa, pero al contrario que en la película, su rebeldía no la mató. Cara, siempre quedarás en nuestra memoria.

Entonces, Lena sacó dos fotos, en una, salían las dos muy pequeñas y la otra, era una de las últimas fotos que le habían hecho. Sacó también celo y las pegó en uno de los pilares cuadrados del puente. En el camino, Gemma había recogido un ramo de flores, que dejó a los pies de la columna, cogió un puñado de cenizas y las tiró dejando que la brisa se las llevara. Así fuimos pasando todos y cada uno, tirando sus cenizas. Yo fui la penúltima. Lena vino detrás de mi, tiró las cenizas restantes y quemó un papel, una carta. Una carta que nunca fue ni será enviada. En ella, todo lo que no habiamos podido decir a Cara. La brisa hizo que el papel ardiera con rapidez. El viento se llevó lo último que quedaba de Cara.

Bueno queridisimos lectores, todo lo que comienza, acaba. Este es el final de una chica diferente. No se preocupen, que todavía queda el epílogo.
Lo de hacer segunda parte... ya se me ha pasado por la cabeza, creanme, si llegamos a las 5 k habrá segunda parte.
Por último y como siempre agradezco todo a mis lectores, los que votan, los que comentan y a mis amigos y amigas, que me dan ideas día tras día, que aguantan mis cabreos, mis gilipolleces, mi dramatismo, toda yo (para los que no me conocen, confien en mi y creanme si les digo que convivir conmigo a veces no es nada facil). Por último, como siempre, mis recomendaciones de libros:
-They
-Destinos separados
-Sola
-Silenciada
-Disaster
-Infringiendo las normas
Espero que les haya gustado mi primera novela hasta ahora y ¡disfruten del verano! si viven en el hemisferio norte, claro está.
;)

Una chica diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora