Sonó el timbre de la puerta de mi casa, mi hermano estaba vagueando y probablemente estaría dormido asi que fui corriendo a abrir. Detrás de la puerta apareció Diane. Estaba guapísima. Llevaba un vestido de cuadros escoceses con la parte de arriba pegada al cuerpo y falda de vuelo. Había una cosa que me extrañaba: casi no llevaba escote.
-Hey Krys-me dijo.
-¿Diane?¿Eres tu? Casi pareces una niña buena-dije con una ceja levantada.
Se dio la vuelta. Lo que no tenía de escote en el pecho lo tenía en la espalda.
-¿Te crees que iba a ir con tan poco escote?
-Por un momento lo he pensado...-Dije-. Pasa-la invité.
-Y ¿tu que te vas a poner?-Me dijo una vez dentro.
-Supongo que la sudadera de nike y unos leggins, ¿por?
A Diane se le abrió la boca.
-Tu estás mal, ¿no?-Me dijo.
-No...
-Vamos a tu cuarto a ver que tienes...
Antes de que pudiera decir nada subió las escaleras a toda prisa para llegar a mi cuarto sin que yo rechistase.
-¡Vamos Krys!-Me dijo ya desde la planta superior.
-¡Voy!-grité y puse los ojos en blanco mientras comenzaba a subir las escaleras.
Al llegar a mi habitación vi a Diane sacando toda la ropa de mi armario y descartando una prenda tras otra.
-¡Krys no tienes ropa decente!-Me gritó.
-Si que la tengo-dije poniendo en blanco los ojos de nuevo-. Pero la tengo olvidada-dije suspirando.
Entonces, levanté una balda que estaba casi abajo del todo en el armario y debajo se podía ver un doble fondo. A Diane se le pusieron los ojos como platos.
-Tú ve a peinarte y maquillarte, que yo escojo la ropa-me dijo mientras me empujaba para sacarme de mi habitación.
Sin poder hacer nada, me metí al cuarto de baño y empecé a ponerme unos reflejos de un tono de azul más claro que el de mi pelo y, cuando se secaron, me alisé el pelo. Los reflejos me quedaron de maravilla. Ahora tocaba maquillarse. Cogí un delineador de ojos negro y una sombra de ojos del mismo color para dar el efecto ahumado a mis ojos verdes, a continuación, me puse una tinta de labios color cereza. Salí del cuarto de baño y, a lo tonto ya habían pasado cuarenta minutos. Cuando entré a mi cuarto Diane miraba orgullosa su creación que estaba encima de la cama. Cuando vi la ropa, entendí esa mirada de orgullo. Sobre la cama, había un vestido con escote de palabra de honor con fondo negro con rosas de color azul turquesa y sus respectivas hojas verdes, como complementos, había elegido unas sandalias negras de terciopelo con cuña y una pañoleta azul turquesa parecidas a las pañoletas que usan las granjeras para ponerse en el pelo, que daba un toque desenfadado al conjunto. Por último, mis inseparables pulseras de cuero para tapar los cortes de mis muñecas.
-Diane, te adoro-dije, sin poder creer lo que había hecho con mi ropa.
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Una chica diferente
Teen FictionY ahi estaba yo. Con mi pelo azul, mi corona de flores a lo lana del rey, mi dilatación en la oreja izquierda y mi piercing negro en la nariz recorriendo los pasillos. Más de una y más de dos se quedaron mirándome pero a mi ya todo me daba igual...