Un dolor infernal invade mi cabeza. Si explotara no me sorprendería. Parece una bomba de relojería queriendo estallar en algún momento. Escucho ruidos a mi alrededor. Pequeños susurros pero molestos. Suelto un gruñido de desesperación para que esas voces se callen. Mi cuerpo empieza a despertarse y a través de mis párpados veo una brillante luz penetrándolos. Con la esperanza de ocultar mi vista de esa luz tan molesta uno de mis brazos se coloca justo encima de ellos. Unas fuertes manos lo agarran apartándolo con cuidado.
—Estoy empezando a pensar que está muerta—dice uno de ellos tocando mi cara con un dedo.
—No está muerta, estúpido, sigue respirando—espeta una voz femenina.
Un dedo me roza la nariz,—Tiene razón, sigue respirando, mira.
Otro dedo es sustituido por el anterior. Entonces es cuando capto las voces que me hablan. Alex, Halsey y Alan.
—Hay que despertarla o no llegaremos a clase—dice Alex zarandeándole de lado a lado.
¿Ganas de pegarle un tortazo? Muchas. Inmensas ganas pero mis ociosos ojos empezaban a abrirse y a notar las tres figuras que se encontraban rodeándome. Mis pupilas crecen cuando veo a Alan a un costado acariciando mi cabello. En un movimiento brusco procuro levantar mi tronco, sin embargo, un pinchazo en mi cabeza me lo impide y sigo tumbada en una...cama.
—Holly, levanta—susurra Halsey.
¡Al fin alguien que respeta este dolor!
—Shhh.
—¿Nos acaba de decir que nos callemos?—Alex enarca una ceja.
—Eso parece—se ríe Alan por lo bajo.
¡Por la madre de las pizzas! ¿Es que no se van a callar nunca? No es una tarea muy difícil. Unir labios y no volverlos a abrir hasta nuevo aviso. Mi cuerpo se siente muerto en vida.
—Suficiente—replica Alan pasando sus brazos por mi espalda y debajo de mis rodillas elevándome.
Me acomodo en su pecho que emana calor probando a dormir de nuevo. Já, que graciosa soy, ¿dormir? Un chorro de agua fría me hace sobresaltar cuando me suelta en una superficie dura. Malditos imbéciles. Doy una gran bocanada de aire reaccionando a la temperatura extremadamente helada. Mis dos brazos se sujetan a ambos lados de la bañera para levantarme con fuerza. Con todo esto se me había olvidado el dolor de cabeza. Busco el grifo para cerrarlo hasta que el agua para de caer y me permito apartarme varios mechones húmedos de mi cara que nublaban mi vista. Mi giro con enojo a Alan quien tiene una sonrisa ladeada. Si las miradas mataran, él ya estaría muerto. Salgo de la bañera sin mirarle una sola vez. Ahora miro a Halsey y Alex sentados en la cama de mi habitación. Los recuerdos de la fiesta me vienen a la cabeza. Enojo y más enojo domina mi cuerpo hasta sentir mi cara ardiendo. Entro decidida a decir unas palabras.
—Afuera, ahora—señalo la salida de mi habitación pero ninguno se mueve—¿acaso estáis sordos?
Puede que me esté pasando mas no pienso de forma clara en lo que hago. Solo quiero estar solo en mi habitación. A la mierda el instituto. Alan ahora aparece en esta escena confundido desviando la mirada a cada uno de nosotros por segundos.
—¿Qué ocurre?—me toca el brazo y lo aparto con rapidez.
—Quiero que salgáis, todos—recalco la última palabra para saber si son lo suficientemente listos para pillar las indirectas o las directas.

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ALAN ©
Teen Fiction¿Quién es Alan? Solo si lees esta historia podrás saberlo, así que coge una pizza y ponte a leer chic@ wattpader. Nada es lo que crees. Los protagonistas no están a la venta, no vayan a Google a buscar. Creada para leer en sitios donde finges que es...