ALAN ©

14. Baja la voz

—¿Cómo se lo diremos a Alan?—dice Halsey después de recorrer un camino en el que estuvimos completamente mudos.

¿Decírselo a Alan? Había olvidado esa parte tan importante. Tal vez estará feliz por saber que sus padres están vivos o tal vez no. No sé cómo podría reaccionar. Si me dijeran que mi madre está viva posiblemente creería que están locos o algo por el estilo. Además de que Alan puede enfadarse, bueno, se enfadará si le decimos que hemos desenterrado la tumba de sus padres. Ahora que me pongo a pensar posiblemente ha sido una mala idea.

Ha sido divertido.

Dice la voz en mi cabeza, o también conocida como Lindsey. No ha sido divertido abrir tumbas y desenterrar ensuciando toda nuestra ropa. Creo que nunca había visto tantos bichos en mi vida. Hago una mueca con mi cara sacando los recuerdos de mi cabeza pero es algo imposible.

—No se lo vamos a decir—contesta Hudson con demasiada seguridad.

—¿Se supone que vamos a ocultarlo con otra mentira?—bufa Alex con tono sarcástico y los brazos cruzados parándose en mitad de la calle oscura, una sola farola era la que alumbraba la zona—No deberíamos hacer eso.

—Estoy de acuerdo con Alex—digo por fin algo desde el cementerio. Es decir, si me pongo en su lugar me decepcionaría que no me contaran una cosa tan importante.

El lugar por el que paseamos me daba mal rollo, no voy a mentir. A estas horas de la noche todo podía ser peligroso. Hasta el caracol que hay fuera de la acera nos podría robar y no nos llegamos a dar ni cuenta. Creo que estoy exagerando un poco.

—¿Cómo nos va a robar un caracol?—arruga la frente Hudson y me doy una cachetada mentalmente. Pensar en alto es malo. Río por lo bajo en respuesta—Centrémonos.

El burro hablando de orejas.

Río sonoramente olvidando que ellos no escucharon lo que Lindsey dijo.

—Hudson, ¿la drogaste?—espera Halsey con preocupación y ojos saltones.

—En serio tienen una mala imagen de mí—ríe Hudson negando con su cabeza meneando de un lado a otro la linterna entre sus manos.

Alex da palmadas en su hombro entregándole su apoyo varonil.

—Así me juzgaron a mí al principio—se limpia una falsa lágrima de su mejilla y yo le proporcionó un leve empujón.

Mentiroso, por una vez que le dijimos si él era el que vendía condones en la escuela ya dice que le dimos mala imagen. Así empezó nuestra amistad. No fue hace mucho tiempo pero en ese entonces estaba de moda hacer un reto usando un condón. Halsey tuvo la grandiosa idea de ir buscando a la persona que los vendía en el colegio. Ella pensó que Alex era esa persona debido a que al principio solía vestir mucho de negro y se camuflaba entre la gente. Resultó que él no los vendía pero nos ofreció su preciosa amistad aunque nosotras sólo queríamos unos condones.

—¡Oye!—Halsey va después de mí para golpear detrás de la nuca a Alex.

—Estamos dejando de lado lo más importante por tonterías—rueda los ojos Hudson apartando la mano de Alex.

—Tenemos que decirle—afirmo—de una manera u otra Alan se terminará enterando—aclaro tragando grueso frotando mis brazos para entrar en calor.

—Cierto, ¿cómo se lo dirás?—Hudson pasa su brazo por mis hombros atrayéndome hacia él.

—Espera, ¿qué?—frunzo el ceño.