Dany se levantó temprano, antes del alba, y se arreglo solo lo necesario para empezar su día, recogió su cabello en una coleta alta, se puso una blusa a cuadros, jeans y botines. Se miró a si misma en el espejo y por un momento la imagen de una chica con blusas brillantes y floreadas, mallones y cabello perfecto que era apenas meses atrás pasó de contrabando por su cabeza.
Pero aquello era un recuerdo apenas perceptible que se desvanecía como letras en la orilla del mar, arrastradas poco a poco por las olas que rompen sobre ellas...
Bajo a la cocina y Leticia, la cocinera ya tenía preparado su desayuno.
— ¿Que harás hoy, Dany?
— Ammm, supongo que ir a revisar que todo esté en orden en las bodegas y en la cava. Los proveedores vinieron ayer, trajeron cosas y se llevaron otras. Debería arreglar allá abajo.
— ¿Hablaste con tu madre ayer?
Dany negó con la cabeza, con un bocado de huevos fritos en la boca.
Leticia era más o menos de la edad de Frida y por lo que Dany sabía, se habían llevado muy bien siempre desde que había llegado como cocinera. Conocía a Dany desde que era una niña, como prácticamente todos en la Hacienda, y se sorprendieron el primer día que la vieron trapeando la sala de estar, pero no se metieron. Todos sabían que la señora Beatriz no le tenía exactamente cariño a Daniela y que era correspondida.
La trataba como a una más de servicio, excepto que ella tenía su habitación en la casa (bueno, ella y Leticia, que aparte de cocinera era ama de llaves y tenía ese privilegio) y no dormía en los cuartos de servicio como el resto. Desayunaba y cenaba en la cocina como las sirvientas, pero comía en el comedor como la señorita de la casa.
Daniela no pedía ningún tipo de trato especial. Al contrario. Parecía que trabajaba más duro que el resto de las criadas e incluso que algunos de los peones.
— ¡Leticia! — gritó alguien con alegría irrumpiendo en el comedor.
— Buen día Fernando. ¿Huevos y pan tostado?
Llevaba una camisa a cuadros y jeans. Igual que Dany. Lo miró de reojo y descubrió unos tres botones desabrochados que dejaban ver su bien trabajando pecho... y su colguije.
— Perfecto. Chiquilla, has madrugado. — dijo dirigiéndose a Dany, que seguía leyendo la información nutrimental de la caja de jugo que sostenía en una de sus manos mientras con la otra sostenía su tenedor. Tenía la boca llena así que no respondió.
— Más bien tú has madrugado, Fernando. Daniela siempre baja temprano a desayunar. — dijo Leticia acercándole su plato.
— Tendré que venir muy temprano también entonces. Gracias. — dijo tomando un tenedor y picando la yema de su huevo estrellado. — Mira Dany. Aves muertas.
Dany levanto la mirada, despectiva, pero volvió a seguir leyendo. Fernando rio un poco.
— Sírvele un par de huevos más al señor Velásquez. Como le dije ayer, le hacen mucha falta. — dijo Dany con un dejo de indiferencia en la voz. Fernando volvió a soltar una risotada.
Leticia miró algo admirada a Dany.
— Daniela. — dijo con ese tono de advertencia que solo una madre puede hacer.
— Gracias por el desayuno, Leticia. — dijo ella levantándose.
— ¡Pero no terminaste tu pan dulce! ¡Y estaba preparándote una salchicha!
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Don't Let Me Go
Fanfiction"Nada fija algo más interesante en la memoria, que el deseo de olvidarlo..." Tiempo, distancia, nuevas personas, nuevos labios... hay cosas que pueden ayudar a olvidar, pero sacar a alguien de tu mente es fácil. Sacarlo de tu corazón, bueno... es ot...