The best damn thing

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Siempre escucharla después de tanto tiempo era entrar en shock. También ella parecía sorprendida, y más porque al parecer, esperaba que la llamada fuera de Frida.

— ¿Qué tal lo estás pasando?

Ammm, perfecto. Muy bien, gracias. Leticia me hizo un pastel y... bien. Gracias.

Al parecer no quería hablar mucho y se rectificó cuando comenzó a hacerlo. Harry sonrió.

— Me alegro, Daniela. Yo... sólo quería felicitarte.

No sabía que supieras que era mi cumpleaños.

— Dime que aún es tu cumpleaños en España, aquí aún faltan como 10 horas para que se termine el día, pero no sé allá que hora sea.

Aún es mi cumpleaños, son las 7 de la tarde.

— Oh, vaya. Estamos lejos entonces... acá son las 2 de la tarde.

— ¿En donde estas?

— América. New York.

Oh. Muy bien.

— Bueno, yo... tengo que colgar. Acabamos de aterrizar y tenemos un evento de caridad en unas horas y...

Te extraño.

Lo había dicho. Y era cierto. Escucharlo había removido todos sus sentimientos por él, sentimientos que jamás podría borrar de su mente ni de su corazón por más que intentara. Pero se había sentido estúpida al escuchar que Harry no respondía.

También te extraño, Daniela. — dijo finalmente.

Dany suspiró.

— Daniela...

— ¿Si?

— ¿Te dieron mi carta?

Si...

— ¿Qué... qué piensas? De eso...

Dany recordó cada palabra de la carta. La tenía bajo su almohada.

Nunca quise que me dejaras ir. Siempre espere que me detuvieras, desde la primera vez. Y siempre quise que te quedaras.

A Harry se le hizo un nudo en el pecho.

— ¿Por qué tú no me detuviste entonces? — trató de que no sonara cómo reproche, pero no pudo evitarlo.

Los ojos de Dany se llenaron de lagrimas.

No podía hacerlo. Tú tienes cosas que hacer, planes en los que yo no estoy incluida. Tenías que volver, Harry.

— ¿Y qué tal si yo no quería volver, Daniela?

No lo hubieras hecho. Pero sabías que tenías que hacerlo y me alegra porque es tu sueño, Harry.

— ¿Qué vas a saber tú de mis sueños? Lo único qué haces es despertarme de ellos.

Lo único que hago es lo que es mejor para ti.

—No tienes ni idea de mi, Daniela. Ni de mis sueños, ni de mis deseos, y mucho menos de lo que es mejor para mi.

— ¿Qué caso tiene entonces estar con alguien que te conoce tan poco?

Harry Se mordió el interior de su labio inferior. "¡Dios, Daniela, qué complicada eres!"

— Yo tampoco sé mucho de ti, ¿Pero sabes qué era lo genial de estar contigo? Que cada día descubría algo nuevo. ¿Para qué estar con alguien que te conozca de pies a cabeza? Es como ver mil veces la misma película, pierde el encanto.

Don't Let Me GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora