La brisa azotaba cautelosamente mis ojos haciendo que se nublaran. La caminata hacia mi hogar fue espantosa, puesto que solo nos guiábamos con las estrellas. Mí sociedad adoptó una vida primitiva debido a numerosos problemas que conllevaba el uso de la tecnología. Con nuestra inteligencia teníamos la capacidad de crear naves impensables y una alta gama de artefactos electrónicos, pero de que servía todo eso si dañábamos nuestro propio entorno. Ahí estaba la clara diferencia de mi especie con la de los humanos, ya que nosotros pensamos en todos los habitantes que componen nuestra sociedad, mientras que ellos son capaces de destruirse unos a otros con tal de ganar poder. Tengo una cierta desconfianza con esa raza y temo el día de su regreso en nuestro planeta.
Cuando llegue a mi cueva junto a mi familia, me alisté para salir nuevamente. Cada noche, cuando todos duermen, me dirijo a la montaña para reunirme con mi "clan", se puede decir que es el único lugar en donde me siento feliz. Mi clan esta compuesto por unas 20 personas y entre nuestras costumbres se encuentran: competir en variados obstáculos, luchar mano a mano, el uso de armas como arcos y lanzas, hablar sobre el universo, entre otras cosas.
El único requisito para ser miembro del clan, es estar en contra de la religión.-¿a donde vas bill? -preguntó mi padre con el libro "sagrado" en sus manos.
-iré a despejar mi mente, no estoy de muy buen humor. -abrí la puerta y mi madre me miró como si hubiera visto a un fantasma.
-seguramente vas a donde hacen esos rituales anti-religiosos, con esa gente sin educación...parecen vagabundos. -se acercó a mi y cerró la puerta sin ninguna expresión en el rostro.
-para que sepas, esa gente sin "educación", es mi verdadera familia. -me arrepentí de mi respuesta, pero me deje llevar por el enojo.
Lo que le dije le afectó rotundamente. Pero colocó una mueca irónica y se sentó en el comedor en donde estaba mi padre y mi hermana pequeña. Le quitó el libro sagrado a mi padre y me llamó con la voz entrecortada:
-ven bill y no me hagas esperar -busco una página del libro y me indicó que la leyera en voz alta.
-"nuestros seres divinos, trabajaron día y noche para crear todo lo que tus ojos ven. Siempre se preocupaban en la familia y en la sociedad, nunca tenían envidia o maldad. Nadie puede superar su grandeza y su instinto para ayudar a los demás, sin ellos no somos nada. Gracias por todo lo que han hecho, todavía esperamos el día en que lleguen con sus brazos acogedores y cuando eso pase, los alabaremos hasta que nuestros pies no puedan más, amen." -cuando termine de leer le pase el libro a mi madre y me encaminé a mi habitación.
Cerré la puerta con furia, ya no aguantaba más este lugar. Mis pensamientos se concentraron en escapar, pero no podía dejar a mi hermana aquí. Por el momento solo podía ir a entrenar y desaparecerme por unas horas, la única forma de despejar mi mente, es entrenando con mi clan. Cuando abrí la ventana de mi habitación, escuche una voz infantil que me decía:
-por favor hermano, ¡no te vayas! -se acercó a mi y se arrodilló
-¿como se te ocurre que me iré? No te dejaré en esta casa llena de chiflados, solo quiero ir a entrenar un rato. Dile a nuestros padres que me enferme y que por eso necesitaba descansar. -sonaba poco creíble, ya que me fui enfurecido del comedor, pero que mas da, solo me desapareceré por un par de horas.
Cuando salí por la ventana, me di media vuelta y le sonreí. Quería decirle que todo estaba bien, pero lamentablemente no es así. Cuando iba a comenzar mi viaje por las montañas, no dudó en preguntar algo que me dejo los pelos de punta.
-¿crees en los humanos? Mejor dicho... ¿crees que son dioses? -su rostro se encontraba inmóvil y sus ojos color naranja me miraban atentamente.
-si existen, claro que existen. Pero déjame decirte una cosa hermana, ellos no son dioses y cuando regresen, bueno si es que regresan, no quiero que confíes en ellos. ¿Entendiste?
-sssi... eso creo... -me miró y se fue sin ánimo alguno.
Ahora solo tenia que caminar 10 largos minutos, con la oscuridad pisando mis talones, pero sabia que seria un trayecto corto, o al menos eso pensaba.
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Creencia artificial
Ciencia FicciónNunca pensé que los humanos regresarían a mi planeta... cuando era pequeño, mis padres me dijeron que ellos eran nuestros dioses y que nos habían creado a partir de su ADN. yo nunca confié en ese mito, pero mi sociedad tendía a creer esas fantasías...