Cuando llegamos a nuestro hogar mi hermana se dispuso a votar el libro sagrado al basurero, provocando que me sorprendiera su actitud poco religiosa. mi madre le inculco exageradamente la religión, y por lo que yo se, ella rezaba todos los días antes de acostarse a dormir, no cabe duda que esto se debe por las visiones que empezaba a tener.
-¡no voy a permitir que me hagan lo mismo! -dijo alzando la voz.
Me quede en completo silencio, no quería que ella se viera influenciada por mis pensamientos hacia la religión, pero al fin y al cabo es su decisión, no mía. Escuche como la puerta de su habitación sonaba estruendosamente, sin duda estaba enojada, pero más bien un enojo con una mezcla de decepción. Camine hacia mi habitación y me recosté en mi cama, quería dormir, pero sabia que si cerraba mis ojos, volvería a tener esas visiones desagradables.
Pasaron unos 10 minutos hasta que me percaté de que mis padres habían llegado al hogar, estaban desesperados por lo ocurrido en la madrugada, es mas, pensaban que era el fin del mundo. habían rezado por lo menos unas 30 veces desde que llegaron a su habitación, ¿como es posible que gasten su tiempo rezando a fantasmas? No logro entenderlos, pero así es la gente religiosa y hay que respetar sus costumbres. Cuando se dieron cuenta que el libro sagrado no estaba a su posesión, comenzaron a buscar desesperadamente en toda la casa. Se escuchaban los pasos de un lado a otro, hasta que de repente pararon en seco, habían notado que las hojas estaban en el basurero.
-¡BILL VEN AQUI! -grito mi madre como nunca lo había hecho.
-ya paso todos los límites... -suspiró mi padre, queriendo regresar el tiempo y nunca haberme tenido.
Debía proteger a mi hermana así que me levante de mi cama y fui al comedor con valentía. Vi los ojos de mi madre, estaban vidriosos, pero no por mi, sino que por sus "dioses". Mi padre no dudó en golpearme hasta sacarme sangre de nariz, luego le dio a mi madre una rama de árbol que contenía espinas y agujas que habían sido puestas artificialmente. Con un movimiento brusco, me enterró la rama en la espalda, haciendo que chillara de dolor. Sentía como la sangre empezaba a recorrer mi cuerpo, estaba perdiendo mucha, pero eso no les importaba para nada. Una y otra vez repetían aquella acción, aveces las espinas se incrustaban en el mismo sitio, agrandando la profundidad de la herida. Cuando estaba perdiendo la conciencia escuche a mi hermana salir de su habitación.
-¡paren! ¡Por favor! -la vi y sus ojos estaban lagrimosos. Nunca había visto una escena tan terrorífica.
-tiene que aprender a las buenas o a las malas, ¡anda a tu habitación ahora mismo! -mando mi padre con la rama en sus manos.
-haz lo que te piden.... -dije con las únicas fuerzas que me quedaban.
-no fue mi hermano.... ¡yo lo hice! -me miró fijamente y no le importo las consecuencias.
El rostro de mi madre cambió drásticamente, sus dos hijos no compartían su religión, haciendo que algo en ella cambiara. Soltó la rama con espinas y corrió hacia ella pegándole una cachetada, luego le agarro el pelo y se lo empezó a tirar fuertemente. Mi hermana lloraba sin cesar, mientras que su mejilla comenzaba a tornarse roja por el golpe. Trate de pararme, pero mi padre seguía golpeándome.
-¡paren par de locos! Es una niña.... solo háganme daño a mi. -quería pararme y detener la violencia, pero ya no tenía fuerza ni para seguir consciente.
Mi madre la soltó y la empujó a su habitación, luego busco una llave y la encerró ahí dentro. Dijo unas palabras que no alcance a escuchar, pero hablaba de lo decepcionada que estaba de ella. Agarro el ramo nuevamente y prosiguió con el abuso, si moría, mi hermana se quedaría con la sensación de que no luche. Me di cuenta que nuestra especie se estaba volviendo como la de los humanos, pero no por el hecho de la violencia, sino que por los ojos de mis padres que reflejaban los mismos de aquellos humanos de mi visión. Me deje llevar por el dolor y caí inconsciente en el piso, estaba listo para volver a la realidad.

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Creencia artificial
Ciencia FicciónNunca pensé que los humanos regresarían a mi planeta... cuando era pequeño, mis padres me dijeron que ellos eran nuestros dioses y que nos habían creado a partir de su ADN. yo nunca confié en ese mito, pero mi sociedad tendía a creer esas fantasías...