Los gritos no cesaban, incluso aumentaban con el paso de los minutos. Los vagabundos se comportaron de una manera muy extraña, alejándose de nosotros con una expresión de terror. Corrimos hacia la plaza central y logramos ver a una multitud de personas heridas y lastimadas por una bomba, algunos tenían sangre en toda el rostro, mientras que otros no tenían ciertas extremidades.
-¿que a pasado? -le pregunte a una señora que corría desesperadamente.
-del cielo cayó una piedra gigantesca, parecía un meteorito -decía con los ojos lagrimosos.
Se tambaleaba de un lado a otro, tenía poca conciencia y una confusión que le generaba un dolor de cabeza. Agarre la mano de mi hermana y corrimos hacia donde se encontraba la destrucción en su máxima expresión. Habían cadaveres por todos lados, unos mas destruidos que otros, pero sin duda fue un horrible espectáculo.
-hermano ¿que está pasando? -lloriqueaba mi hermana con la voz temblorosa.
-no lo sé, pero quédate aquí.. voy a ver de mas cerca -le conteste sin más preámbulos. Le solté la mano y me dirijo a donde estaba el centro de la explosión.
Mientras más me acercaba, el olor a azufre era más fuerte, perforándome las fosas nasales. Lo único que podía ver era humo, no habían señales de vida ni de personas agonizantes. Todo se había esfumado en un solo segundo, nuestros años de esfuerzo y trabajo duro en aquel sector ya no estaban. Me percaté de un sonido que provenía del cielo, al parecer habían más bombas, o lo que fuera aquel arma destructiva.
-¡mierda! -grité a todo pulmón mientras corría desesperadamente por el suelo carbonizado.
Chocaba con algunos cadaveres que se cruzaban en mis pies, haciendo que mi rapidez se redujera considerablemente. Las bombas tocaban nuestros suelos con una delicadez extraña, haciendo que explotaran con mas precisión. Mis odios se tapaban con semejante ruido y mi mente perdía la conciencia con el pasar de las explosiones. Estábamos destinados a la extinción si seguían destruyéndonos de esa manera, ahora solo quedaba cubrirse y esperar nuestro destino.
-¡hermano, aquí estoy! -escuchaba un grito que provenía del otro lado de la plaza.
-¡no logró ver nada! -gritaba devuelta.
Trataba de guiarme con su voz, pero el sonido de los gritos y las explosiones me desconcertaban por completo. No tenía escapatoria, iba a morir al igual que mi hermana y toda nuestra especie. Me caí a cuerpo completo en el piso destrozado, mi organismo empezó a perder energía y se llevó consigo todas mis esperanzas de vida. Pasaron los minutos, pero las bombas seguían cayendo monstruosamente del cielo, eran rápidas y asertivas. Me arrastraba hacia unos escombros que generaban un techo, si no me equivoco, me podría ahorrar unos cuantos minutos con una protección estable, pero sabia que tarde o temprano iba a morir como todos los demás.
La sangre recorría mi frente, mis ojos solo podían ver humo y una inmensa cantidad de fuego que rodeaba todo mi alrededor, lo más probable es que mi hermana este muerta, es imposible que haya sobrevivido a tal ataque. Cerré los ojos, con el fin de morir de una vez, pero sentí como el ambiente se tranquilizaba y las bombas dejaban de caer.
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Creencia artificial
Ficção CientíficaNunca pensé que los humanos regresarían a mi planeta... cuando era pequeño, mis padres me dijeron que ellos eran nuestros dioses y que nos habían creado a partir de su ADN. yo nunca confié en ese mito, pero mi sociedad tendía a creer esas fantasías...