Una brisa helada se intercepto en mis párpados produciendo que me despertara con una sensación de frío. Cuando logre asimilar la habitación de cuatro paredes, no tuve más remedio que refugiarme en una de las esquinas como un perro abandonado. Por primera vez en mucho tiempo sentí miedo, ese miedo que se adentra por las entrañas y se queda quejosamente en el estomago. Tenia ganas de vomitar, ganas de gritar a todo pulmón, incluso, ganas de dispararme en la cabeza. Ya no había nada que hacer, el crimen ya estaba hecho, pero eso no quiere decir que este arrepentido.
Habían pasados minutos, horas o incluso días, no podía saber con exactitud. El tiempo era engañoso, ya ni siquiera podía confiar en mi mente desgastada. Me paseaba de un lado a otro en busca de respuestas, lamentablemente, solo me podía concentrar en una simple pregunta: ¿donde mierda estoy?
Todo había pasado muy rápido; el ataque, los malos tratos de mis padres, la muerte de mi hermana pequeña y las visiones. Lo único que podía conservar de mi pasado eran las visiones, lo cual estoy muy agradecido ya que gracias a ellas pude comprender mi sociedad y la de los humanos.
Creo que todo lo que he presenciado en mi corta vida es por un propósito en específico, siento que formo parte de algo muy grande, algo que podía cambiar la historia de mi sociedad. Mi ADN está bendecido por la sabiduría y la verdad, siendo esta última la más importante, no defraudare a todos los humanos que lucharon por nuestra supervivencia. Debo cumplir mi promesa y no parare hasta ver a los humanos rogando por sus vidas.Cuando él hambre ya era algo cotidiano en mi estómago, un chillido metálico resonó por toda la habitación, no sabia con exactitud de donde provenía, pero claramente era un indicio de que algo iba a pasar. Me coloqué las dos manos en mi cabeza y empecé a gritar en silencio, por más que quisiera salir de aquel lugar, las cuatro paredes eran mi única protección del exterior.
Una puerta se abrió lentamente, dejando ver a una muchacha de cabellera azul ensangrentada de pies a cabeza, junto a ella, se encontraba un niño de piel escamosa de no más de diez años, que lloraba junto a su cintura. Un par de humanos los empujaron hacia la habitación, mientras que la muchacha trataba desesperadamente de salir. Por mi parte, yo no hice absolutamente nada, no tenía fuerzas ni de poder levantarme de mi lugar.La muchacha me miró confundida y asustada, no sabia lo que estaba pasando, al contrario del pequeño que ya había aceptado su destino en aquel sitio, se había levantado del suelo y camino hasta quedarse en una de las esquinas de la habitación. Lloro silenciosamente y se quedó ahí por un largo rato. Cuando ya habían pasado unos diez minutos, la muchacha se acercó a mi en modo de pregunta:
-¿desde cuando estás aquí?
-horas, días, realmente no lo sé -respondí perplejo y con la voz un poco extraña debido a que no hablaba hace mucho.
-¿que hiciste para estar aquí? -preguntó nuevamente, como una periodista en busca de respuestas.
-asesine a un humano... -conteste secamente, sin orgullo alguno.
-ya somos dos y no es por hacerte sentir mal, pero...¿sabes que nos mandaran al planeta tierra, cierto? -reclamó audazmente.
-si lo se, pero eso no me preocupa, tengo mayores responsabilidades. -dije mirando hacia otro lado, siendo que no tenía ningún plan en mente.
-la vida es una mierda, ya no puedo confiar en nadie, ni siquiera en mi sociedad. Si no fuera por las visiones, estaría escondida entre las sombras. -hablo entristecida pero con seguridad en su voz.
-con que ustedes también tienen visiones....era de esperarse, si la mayoría de los "impuros" suelen ser más realistas de lo que está pasando a nuestro alrededor. -conteste sarcásticamente al decir "impuros"
-tienes que prepárate, la vida en el planeta tierra es bastante peligrosa, desearas estar aquí junto a los humanos. -su tono de voz cambio drásticamente, ya no se escuchaba delicada como antes.
-¿porque dices eso? No creo que estar junto a los humanos sea un privilegio, cualquier lugar es mejor que este.
-créeme, yo he estado en aquel lugar y no es nada agradable. Casi muero como en veinte ocasiones, pero lo único positivo de aquel lugar, fue encontrarme con el hermano pequeño que siempre quise y que nunca tuve. -dijo apuntando a aquel ser de piel verdosa y escamosa.
-espera... ¿eres una artirusense y has estado en el planeta tierra? ¿Como saliste de ella? ¿Porque decidiste venir? -llene de preguntas a la muchacha misteriosa, al fin y al cabo, ella podía contener secretos que eran importantes.
-tranquilo, te responderé todas esas preguntas a su debido tiempo, pero primero debes prometerme una cosa...
-que mas da, tendré que anotar otra promesa a mi libreta. Pero déjame decirte que es una larga lista... -dije con un tono burlesco y cómico.
-escúchame bien...cuando nos manden al planeta tierra, debes obedecerme en todo lo que te diga, es la única forma de poder decirte todo lo que se. Te digo de ante mano, qué tendrás que matar y prestar tu mente. -lo ultimo que dijo, me dejo completamente confundido.
-¿que quieres decir con prestar mi mente?
-no te puedo decir todavía, pero las visiones mas importantes requieren de intervención humana y no es un proceso muy fácil que digamos. -se sentó al lado mío y me sonrió- ahora sin más preámbulos, que empiece el verdadero sufrimiento.
De su bolsillo saco una placa metálica y me la paso con delicadez, en aquella placa mostraba su nombre, su edad y algo que no lograba entender: "Joanna Parker, 18 años, C-12"
La mire confundida y ella me colocó una mueca misteriosa, sin duda, era alguien sumamente importante. ¿Que secretos guardara aquella muchacha?
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Creencia artificial
Ciencia FicciónNunca pensé que los humanos regresarían a mi planeta... cuando era pequeño, mis padres me dijeron que ellos eran nuestros dioses y que nos habían creado a partir de su ADN. yo nunca confié en ese mito, pero mi sociedad tendía a creer esas fantasías...