Capitulo 8

123 16 1
                                    

Escuchaba una voz que me llamaba, teniendo la sensación de que alguien se estaba acercando a mis oídos. Al abrir los ojos, pude ver a mi hermana arrodillada en el piso de madera, lo cual me sorprendió ya que estaba limpiando la sangre seca. ¿Cuanto tiempo habrá pasado desde esa paliza? tal vez algunos minutos o incluso horas, no tenía ni la menor idea. Trate de articular una palabra pero mis cuerdas vocales no me lo permitían, estaba totalmente bloqueado por las heridas que poco a poco se cicatrizaban. Mi hermana se percató de que había despertado, colocando una mueca alegre y esperanzadora. Se acercó en donde yo estaba y prosiguió a darme un vaso de agua purificada.

-gracias.... tengo la sensación de que hubiera caminado en un desierto por horas -exagere para que sintiera que me encontraba bien.

-no permitiré que nos hagan daño -respondió con valentía y a la vez con enojo.

-quieras o no, ellos mandan y tenemos que obedecer sus reglas, aunque sabemos muy bien que están en lo incorrecto -dije riéndome mientras me levantaba dificultosamente.

Se dio cuenta que se me hacia difícil mantenerme en pie, haciendo que me sentara de nuevo. Tomo un paño que se encontraba en un mueble de color marrón y lo mojo en agua, luego se acercó a mi y me lo paso amablemente. todavía no entiendo el punto de crueldad que han sobrepasado mis padres, solo por un maldito libro.

-a todo esto, ¿donde están nuestros padres? -le pregunté al percatarme que no estaban.

-en el árbol sagrado con algunos vecinos, desde la explosión todo cambio, ya ni siquiera los veo en el día -su expresión reflejaba tristeza, sin duda estaba afectada.

-larguémonos de aquí, vayamos a respirar aire fresco- le dije mientras me paraba y abría la puerta para salir de nuestro hogar.

Me miró y colocó una mueca de felicidad, desde la explosión ya nadie se atreve a salir de sus hogares. Caminamos durante tres minutos en una ciudad sin rastro de vida, lo más probable es que estaban asustados y no tenían más remedio que refugiarse en sus casas, pero se muy bien que los mas religiosos estaban junto al árbol sagrado.

-esto parece un desierto... -refute, con los pies temblorosos por el viento.

-es muy aterrador... creo que deberíamos volver. -dijo asustada

-recién salimos ¿porque quieres volver? -le pregunte

-porque nos están observando -respondió mientras le apuntaba a dos vagabundos que se encontraban justo a cinco metros de nosotros.

Nos miraban fijamente, como si estuvieran a punto de lanzarse hacia dónde estábamos. Se quedaron quietos, pero no dejaban de analizarnos de pies a cabeza. Le di la mano a mi hermana y nos dimos la vuelta para regresar a nuestro hogar, luego de aquella acción uno de los vagabundos dijo:

-¿que hacen aquí? Deberían estar atemorizados en sus casas, rezando y pidiéndole a los humanos que se apiaden de su alma.

-lamentablemente, no creemos en ellos y no tenemos tiempo para explicarles eso. -contesto mi hermana con certeza.

-ahhh, ya entiendo... ustedes también tienen esas visiones ¿o me equivoco? -luego de que haya dicho eso, se me hacia imposible contestar.

-interesante...no pensé que gente religiosa y con recursos pudiera tener esas visiones.. -reclamó el otro.

-¿que quieres decir con eso? -le pregunte un poco confuso por sus declaraciones.

-todos nosotros padecemos de esas visiones, fue un don que se nos entregó a algunos y que fue muy fácil de identificar el porque de todo esto. Piensa que la mayoría de nuestra sociedad cree que los humanos son nuestros dioses y nosotros que venimos de la calle, no creemos lo mismo. Por lo tanto ese don se les entregó a todos los que no creen en ellos. -dijo con una voz segura.

-¿y porque? ¿Cual es el propósito de todo esto? -llene de preguntas a los dos vagabundos

-tratan de advertirnos de algo... quieren mostrarnos la realidad de toda esta farsa y pensándolo bien, lo están logrando con creces -se dio media vuelta y empezaron a irse lentamente.

-¿y porque ahora? -pregunté antes de que se alejaran mas, haciendo que se quedarán quietos.

-porque regresarán.

Después de eso, escuchamos unos gritos que provenían de la plaza central.

•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Creencia artificialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora