Parte ILlegamos a nuestro trabajo y entramos por la puerta para personal autorizado, ya estando adentro nos dirigimos a nuestros casilleros para guardar nuestras pertenencias y yo ponerme el delantal.
Cuando acomodamos el restaurante por fin el jefe, Fernando abrió la puerta al público, y nos dijo:
-Chicos y Chicas, espero este día den todo su esfuerzo, como siempre, las ganas de trabajar se reflejan en su actitud, así que pónganle ganas y siéntanse orgullosos u orgullosas de lo que hacen – Dice sonriendo a todos.
Todos aplauden al pequeño pero emotivo discurso de Fernando, todos le tomamos cariño, es una muy buena persona, y eso lo hace especial.
Nuestra primera clienta siempre es Margarita y voy a pedir su orden, ya que quiere que personalmente vigile su comida:
-Hola Margarita, ¿Qué te sirvo? – Le preguntó.
-Lo de siempre, mi niña – Me dice.
Voy hacia la cocina y pido el especial Margarita (Lo cual consiste en una café doble y pan tostado con mermelada).
El restaurante en si no solo hace desayuno, comida, cena, hace una combinación bastante peculiar, aquí puedes comer lo que se te antoje. El lema del lugar: "A todas horas, cualquier comida". Algo bastante alegre y armonioso.
El lugar es grande con al menos unas catorce, quince mesas a lo largo de este restaurante, tenemos la cocina donde Nate trabaja, está también una barra donde los pedidos son puestos y por supuesto otra barra donde los clientes pueden venir solos y disfrutar de una buena taza de café.
-Especial Margarita, listo – Grita Sergio desde la cocina.
Recojo el pedido y se lo llevó a Margarita, que esta cómodamente leyendo un libro.
-Aquí está el pedido, provecho Margarita – Le sonrío lo más amable posible.
-Gracias, mi niña – Y comienza devorando su plato.
***6 horas después***
Es la hora de la comida y decido decirle a Nate que, si puede prepararme un Sándwich, mientras yo voy al baño a limpiarme las manos. Me dirijo al baño y siento aún esa sensación de que algo ocurrirá, y no sé, siento miedo.
Lavó mis manos y me devuelvo a la cocina por mi Sándwich, y agradezco a Nate, después me voy al área de descanso y me siento en una silla que estaba y comienzo a comer el delicioso Sándwich que me ha preparado, de verdad sabe cocinar.
Término a la media hora y voy de nuevo a la cocina para ver que pedidos faltan por ser entregados, y vaya que son bastantes, pues a ponerse a trabajar, ¿no?
Tomo el pedido de la mesa trece y buscó la mesa y están unos pequeños esperando ansiosos la pizza que llevo:
-Aquí está su pedido, provecho – Siempre digo lo mismo y creo que parezco grabadora.
-Muchas gracias – Me dicen los pequeños, mientras veo como su madre regresa del sanitario.
Voy de nuevo a la cocina y recojo el pedido de la mesa seis, y esta vez es un señor regordete que se encuentra con cara de frustrado:
-Aquí está su pedido, provecho – Le sonrió.
-Bueno, ya vete – Me dice de mal humor.
-¿Disculpe? – Le digo.
-Que se largue, ¿Acaso está sorda?
-No es bueno hablarle a una chica así, y menos si ella fue amable con usted – Le recrimino.
-¿Gracias? Supongo – Dice rodando los ojos.
Decido mejor irme y no armar un escándalo, que no sería la primera vez, de seguro Fernando se ha de hartar también de estos hombres maleducados, que se les da un servicio, por lo menos uno espera un: "Muchas Gracias". Pero que sociedad tan envenenada tenemos hoy en día.
Y así pasan y pasan las horas, viendo caras desconocidas y conocidas, llevando pedidos, descansado, repartiendo y haciendo un millón de cosas más hasta que llega la recta final.
Quedan por lo menos seis mesas con gente, y esperamos a que terminen para cerrar el establecimiento. Cuando recojo el pedido de la mesa cinco, un hombre con capucha entra al restaurante. Me entra un poco de miedo, pero después recuerdo que fuera llueve, así que decido ir a tomar su pedido:
-¿Qué desea, señor? – Le digo sonriendo.
-Sólo un café, si es tan amable – Me dice.
-En un momento.
Voy a la cafetera y siento como mi vello de la nuca se eriza y volteo instantáneamente hacia atrás, y aun todo se encuentra en orden. Después escucho como dos mesas se desocupan y llevó el café:
-Aquí está su pedido, provecho – Le digo riendo.
-¿Acaso no te cansas? – Me dice.
Me quedó muda, no sé que decir, creo que su pregunta me agarro bastante desprevenida que respondo lo primero que se me viene a la mente:
-Claro que no, este es un buen trabajo – Le digo.
-Que bueno que te diviertas – Me dice.
Decido dejarlo solo e ir al baño, que me he aguantado casi por dos horas, y ya comienza a dolerme el vientre. Mientras terminó de lavarme las manos escuchó tres disparos.
Mi modo de supervivencia hace que salga al ataque como si tuviera chaleco antibalas. Y siento como alguien me jala del cabello y hace que me tiré al piso:
-Lo siento señores, pero este es un asalto – Dice el de la capucha riendo.
Ya sabía que algo así pasaría, desde que entro al establecimiento me daba muy mala espina, como si estuviera nervioso o ansioso de las cosas que pasarían más adelante, he aquí.
-¿Quién es el jefe de este mugre local? – Grita a los cuatro vientos.
Veo como Fernando, poco a poco, sale de su escondite para indicarle al ladrón que él es el jefe:
-Ahora viejo, necesitamos que el dinero de la caja registradora entre en estas bolsas y también el dinero de tus pantalones, ¡APURESE! Que no tengo su tiempo – Le grita a Fernando, mientras lo apunta con una pistola.
Miró como poco a poco él saca el dinero de sus bolsillos y lo deposita en la bolsa, como también el dinero de la caja registradora:
-Bien, ahora que nos vamos entendiendo, necesito también una puerta por donde escapar, así que muéstramela – Le gruñe a Fernando.
Volteo un poco hacia arriba y veo como mi atacante lleva cubierta la cara con una máscara, si queda bastante miedo. No sé porque, pero ya estoy harta de este tipo de cosas, ¿Que rayos le pasa al mundo hoy en día?
Y de repente el atacante me levanta del cabello para que le diga el escondite de la caja fuerte:
-Disculpe, nosotros no tenemos caja fuerte – Le digo con la poca voz que me sale.
-¡SI QUE SABES ESTÚPIDA!, DIME O UNO DE TUS COMPAÑEROS MORIRA.
-¡YO NO SÉ EN DONDE SE ENCUENTRA, MIERDA! – Y por instinto choco mi cabeza en su cara, lo cual eso me deja mareada
Mientras observó a mi atacante que se toca repetidamente su nariz ensangrentada, busco en los bolsillos una pistola o algo con que defenderme, escuchó como gruñe y por fin encuentro una navaja pequeña.
Cuando estoy a unos segundos de amenazarlo, recibo un fuerte golpe en la cabeza que hace que me desmaye instantáneamente. Olvidaba al primer atacante, ese maldito debe pagarlas. Y ahora solo veo oscuridad.
NOTA DE LA AUTORA:
Estos cinco capítulos que subiré son del maratón que se menciono anteriormente, sólo que me he retardado ya que, en mi casa la luz se fue, por la fuerte lluvia que se presentó, les pido una disculpa. Voten y comenten por la historia, necesita saber si hasta ahora les gusta, los quiero con todo mi corazón <3
-Patricia :3
ESTÁS LEYENDO
¿Y en donde están mis alas?
Gizem / GerilimDesde nuestra vida perfecta hasta la tragedia. Una historia que no esta basada en hechos reales, pero que a varias personas les pudo haber sucedido. Mark de un hombre cariñoso y amable, solo queda un alcohólico y mal oliente pedazo de basura.