*** *** ***-¡Feliz Cumpleaños!
Hermione pegó un saltito por la sorpresa y se llevó las manos a la boca para evitar gritar. Sí que le habían sacado un buen susto.
Era su cumpleaños número veinticuatro, y los alumnos, en su mayoría de Gryffindor y alguno que otro de Hufflepuff y Ravenclaw, habían adornado su aula, a pesar de ser domingo, con globos, serpentinas y un cartel enorme donde se leía "Hoy cumple años la mejor profesora de la historia".
Aquello hizo reír a Hermione, era un buen juego de palabras.
Recibió abrazos y felicitaciones a morir, le hicieron algunos obsequios y le llevaron un pastel de vainilla enorme, que, a pesar de su tamaño, se acabó de inmediato.
-Gracias por tan bonito gesto-dijo Hermione, luego de terminar de repartir el pastel-. Por lor regalos, que no eran necesarios, y por las felicitaciones. Gracias por tomarse el tiempo para planear esto, se los agradezco de corazón.
El resto del día Hermione siguió recibiendo abrazos, felicitaciones y regalos, tanto por parte de los estudiantes como de los profesores. Incluso Filch, que cuando fue de visita con la Señora Norris, le llevó una caja con un lazo azul. Dentro tenía doce collares pequeños y dos más grandes, cada uno con un colgante diferente que emitía algún tintinear. Y aunque eso no era precisamente un regalo para ella, Hermione le agradeció conmovida. Últimamente, su trato con él era lo más cercano a llevarse bien.
Neville le regaló dos libros, uno sobre Herbología y el otro sobre pociones, que se complementaban bastante bien. Además, añadió a su regalo una correa y un collar para perro.
Minerva le obsequió un diario bastante similar al que había utilizado Tom Ryddle y una pluma que no necesitaba estar remojándose en tinta a cada cinco segundos. Algo realmente útil ahora que era profesora.
No había averiguado qué eran los obsequios de Sirius, Slughorn, Hagrid ni el de Rick y Sully, dado que esos se habían mezclado con el montón que guardó un su bolso sin fondo y ahora tendría que poner orden en él.
Se podía decir que el día había transcurrido de maravilla, de no ser porque no había visto a Remus ni un solo segundo. No lo vio al bajar la torre, ni en el desayuno, comida o cena. Eso, sin duda, la desanimó bastante pues, siendo domingo, cualquiera supondría que su día estaría desocupado. No esperaba obsequios ni algun gesto ostentoso, sólo quería que estuviera cerca de ella, haciéndole mimos como siempre.
Mas ese día no sucedió. Hermione se preparó para dormir, se vistió con el pijama y se metió debajo de las mantas cerca de las nueve. Pronto se quedó dormida, el día tan movido la había agotado bastante, y el no ver a Remus, por alguna razón, había terminado de quitarle la energía.
No supo cuánto tiempo pasó hasta que alguien golpeó su puerta e interrumpió su sueño. Se levantó y caminó perezosamente hasta la puerta y al abrirla, se encontró con Remus.
Justo al verla, se abalanzó sobre ella para abrazarla, felicitándola repetidas veces.
-Lamento no haber venido antes, pero es que no lo había terminado aún.
Hermione se dejó abrazar tranquilamente, sonriendo.
-¿El qué?
-Tu regalo.
-No era necesario.
-Claro que sí. Además, ahora no puedes rechazarlo.
Hermione negó y bostezó, realmente tenía sueño. Aunque también estaba ansiosa por ver el regalo.
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I'm Gonna Change You
Fanfic¿Podrá Hermione cambiar a Remus? ¿Podrá ella cambiar su pensar? ¿Su actuar? ¿Su respirar? Y lo más importante, ¿podrá ella cambiar su vida? Nada es seguro, la única verdad absoluta es que dará todo de sí para lograrlo. •Remione• Un fanfic de Remus L...