Prologo

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El ánimo de la gente me dio fuerzas para poder terminarme la cerveza en dos tragos, el líquido quemo todo el camino hasta mi estómago, reposando con alegría junto a los demás líquidos alcohólicos que ya he digerido con anterioridad. Busco con la mirada a quien me ha puesto en esta situación con sus absurdas apuestas, pero la realidad es que la culpa es totalmente mía porque no puse la suficiente resistencia.

Logro divisarlo entre el gentío, los de mi edad bailan y saltan al compás de la música electrónica, esto hace a los cuadros y ventanas temblar, las vibraciones subiendo por mis pies y produce en mi cabeza un palpitar doloroso, pero sin llegar a ser insoportable. Camino entre la multitud, debo usar un poco de más fuerza para poder llegar a él. Me sonríe, señala las escaleras y comienza a avanzar, no dudo en ir tras él.

Escalón por escalón, mi mano sujeta el barandal y mis pies torpes comenzando a hacerme tropezar, pero la sonrisa burlona que él me dedica cada vez que me ve sobre el hombre es suficiente para no quererme caer y darle el lujo de reírse. Al llegar a la planta alta, cuando mi visión logra enfocarse correctamente, él toma mi mano y me guía dentro del tercer cuarto, ambos nos detenemos y yo suelto un jadeo ante lo que veo.

Un chico y una chica están teniendo sexo, los dos al vernos se ríen bajo y me hacen señas para que me una a ellos, más no quiero hacerlo. Está mal.

Vamos, Angela; es de mala educación rechazar una invitación.

— No creo que deba.

— ¿No crees? – la chica ríe y después gime, el chico le ha mordido un pezón. – Oh, demonios, eso se sintió bien.

¿Escuchaste? Se siente bien, ¿no quieres sentirlo también? – su mano se posa en mi espalda baja, instándome a avanzar. – Angela, este tipo de cosas sólo pasa una vez en la vida, ¿piensas desaprovecharlo?

— Oye, cierra la puerta ¿quieres? Estamos pidiendo trio, no orgia. – el chico desvaina su miembro de la chica, sale de la cama y cierra la puerta, luego me envuelve en sus brazos, Sasha ríe y da un paso atrás. – Vamos, muñeca, seré amable.

Si, muñeca, sé que quieres esto. – Sasha señala mi cuerpo de arriba, abajo. – Todo tu cuerpo lo quiere ¿Por qué no dárselo? Sólo se vive una vez.

Saga Seducción: MentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora