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Al día siguiente con la noche dominando el cielo, me rencuentro con Angela en su habitación, no está en su cama y eso me hace fruncir el ceño, sin embargo, al escuchar un estrangulado sonido proveniente del baño, suelto un suspiro. Me dirijo al lugar, abriendo la puerta poco a poco, ya que ahora mi cuerpo no es "ancestral" cuando vengo con ella. Es como si me transportara o algo así, lo estuve practicando en la mañana con Miguel.

El cual claramente está muy emocionado por poder llegar a usarlo alguna vez, aunque eso signifique más que solo diversión.

Resulta que al enlazarme he logrado desencadenar habilidades que poseía, pero necesitaba una fuerza mayor para usarlos. Esa fuerza viene de ella, ese sentimiento que posee hacia mí es lo suficientemente fuerte para hacerme lograr nuevas cosas y, aunque suene increíble o grandioso, a mí no deja de causarme miedo. Porque eso es lo que siento, miedo a ese sentimiento que ella siente hacia mí y jamás me di cuenta.

Tampoco le encuentro alguna explicación razonable, ¿cómo pudo enamorarse de mí? La he tratado horrible por años, la hice cometer muchas pendejadas y definitivamente lo sigo haciendo, entonces ¿Por qué sentir algo tan fuerte, tan valioso y deseado entre los humanos?

Niego con la cabeza, abriendo por completo la puerta y me encuentro con Angela abrazada al verter, parece llevar mucho aquí. Volteo sobre mi hombro, viendo a la puerta de entrada de su habitación ¿acaso sus amigas no se preocupan por ella? Hago una mueca, antes de entrar y cerrar tras de mí, colocándome tras de ella. Sé que sabe que estoy aquí, así que no hay necesidad de decir algo.

Me siento tras suyo, apoyando después mi frente en su espalda y puedo sentir como suspira con alivio, ahora para ella soy como un relajante y tengo que admitir que ella también lo es para mí, ¿pero que esperaba? Eso es lo que ocurre cuando te has unido a alguien, el unirte en nuestro mundo no es casarnos, no es tener sexo, no es decir "te amo"... es simplemente depender de esa persona como yo ahora dependo de Angela.

— ¿Sasha? ¿Estás bien? — su pregunta me hace fruncir el ceño, no soy yo quien está vomitando a tan altas horas de la noche.

— Estoy bien, ¿y tú? ¿Cómo está tu garganta? —sobo su espalda en círculos con mi mano derecha, sintiendo su cuerpo temblar ante el toque. — ¿Has dormido bien? — me preocupa que mi pregunta se le haga extraña, pues para ella yo soy nada más que una segunda personalidad, algo que ella ha creado por tanta soledad y dolor en su infancia.

— Sí, lo he hecho. — Una ronda de tos surge de ella, para dar inicio a otro vomito. Me enderezo para sujetar su cabello y alejarlo, no sé muy bien el por qué lo hago, pero cuando palmea en agradecimiento mi mano, sé que he hecho lo correcto. — Odio esto. —dice una vez logra vaciar su estómago, yo sonrío de lado.

— A nadie le gusto vomitar como una chica poseída, ¿verdad? —me levanto, necesito traerle agua.

Freno justo enfrente de la puerta del baño, ¿qué hago si sus amigas me ven? ¿Qué se supone que diga o haga? Paso mis manos por entre mi cuero cabelludo, analizando cada posible resultado y lo jodido que estaré si resulta que una de ellas tenga un ser mental unido, si uno de los míos me ve no dudo que vaya con el estúpido mayor para que este le cuente a Señor. Seré reprendido, pero eso realmente no importa.

No es como que vaya a durar mucho el castigo conmigo, sin embargo, ¿qué le harán a los chicos? ¿Los culparan por el error que he cometido yo?

A pesar de las cientos de dudas, abro la puerta del baño y después la de su habitación, yendo con mucho cuidado a la cocina. Escucho con atención cada ruido y veo con suma concentración cada parte del lugar, incluso cuando bajo las escaleras. Puedo ver perfectamente en la oscuridad y no dudo en que seré capaz de reaccionar a tiempo para no ser visto, pero aun así estoy nervioso.

Saga Seducción: MentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora