~ 1 ~

609 32 0
                                    

El sueño sigue siendo el mismo. Él entra por mi ventana después de que, sin pensarlo dos veces, yo la abro dándole la bienvenida. Su sonrisa me recuerda que no es de confiar, pero es demasiado tarde para correr por que sus fuertes brazos ya me tienen contra él.

Nuestras respiraciones se mezclan por una eternidad cuando finalmente elimino la distancia entre nuestras bocas, su sonrisa de victoria contra mis labios me carcome de odio, pero somos suaves, queriendo memorizar cada aliento, cada sabor, cada matiz de nuestras bocas. Después el instinto carnal se encarga de hacernos exigentes, las lenguas acariciándose con gozo y bailando con lujuria, tirones de labios con los dientes.

Su boca se traslada a mi cuello, repartiendo besos y lamidas, pero me muerde mientras nos deja caer en la cama que hace unos momentos no estaba. Su espalda la convierto en mi pizarra rasguñándola con mis uñas mientras ruego por "más", una palabra que lo ególatra. Mi hermoso demonio cumple lo que pido, no se queja; me da más besos, más caricias con sus manos, me compensa cada vez que alago su virilidad.

Colocándose entre mis piernas sonríe pasando sus manos a mis pechos, mientras se hunde de forma lenta y plausible, dejando a mi cuerpo acostumbrarse nuevamente a él, marcando un increíble ritmo en mí. Me hace gemir y rogar, le pido clemencia, grito porque me dé el final que deseo y anhelo. Él se ríe, el enriquecedor sonido llenando el lugar y haciendo a mi cuerpo temblar, besa mi cuello y luego baja al roce de mi piel que tiene a su alcance; lamiendo, mordiendo. No deja nada sin marcar.

Entonces sale de mi cuerpo para poder seguir su camino con la boca tan caliente que posee y llega ahí, justo donde lo necesito y extraño, me hace saber que su lengua también extrañaba mi cuerpo. Grito por él, para él. Mi tormento gruñe contra mi sensible piel, se encuentra con mi mirada y sus devastadores ojos azules se oscurecen, sé lo que viene a continuación y gimo ante la idea. Se alza sobre mí, depositando besos nuevamente en mi piel que este en su camino. Su miembro haciendo presión en el área correcta, queriendo volver a entrar donde siempre será bien recibido.

Me sujeto a sus hombros cuando el vaivén de sus caderas comienza, ayudando a mi cuerpo a recibirlo esta noche como las anteriores, y...

— Angela. – No, no, no. – Oh, vamos, Angela. Se nos hará tarde y esta vez juro por cada deidad en el cielo que te pateare el culo si mi padre me vuelve a reprochar por no llegar a la hora indicada.

El sueño se esfuma lentamente, en ese tiempo tan corto Sasha hace una mueca y me observa con cierto enojo, como si a él también le molestase que fuéramos interrumpidos cuando apenas íbamos a tocar el cielo. No puedo evitar sonreír ante aquello.

Con repetidos parpadeos me adapto a la luz del sol que se cuela por mi ventana, me enderezo poco a poco logrando sentarme aun con los pies en la cama y cubierta con las cobijas. Mi cabello me rodea como una cascada oscura, acaricia mis hombros desnudos y también parte de mi espalda baja, recordándome como Sasha lo hace con la punta de los dedos, poniéndome la piel de gallina en todo el cuerpo.

Suelto bostezo y volteo a ver a Sienna, mi amiga desde la media superior y ahora también mi compañera de vivienda, un proyecto que se volvió realidad cuando en un inicio era un sueño o simple capricho. Sorprendentemente fuimos capaces de ser tan ordenadas para poder comprar una casa, que con el paso del tiempo no solo ella y yo fuimos capaces de esto, también Nataly y Catalina, quienes conocimos en universidad. Le sonrió, tratando de resolver esto de la mejor manera posible y no matarla por arruinar mi hermoso momento.

— Buenos días, Sienna – saludo sonriendo. – ¿Has dormido bien? – ella se cruza de brazos, su largo cabello teñido de negro azulado crea efectos increíbles en su piel pálida, más cuando se pone bajo la luz del sol.

Saga Seducción: MentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora