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Esto es un fastidio, un enorme y apocalíptico fastidio, me he quedado sin cigarros. No suelo fumar en el mundo de madre, pues el respeto hacia ella es muy grande al igual que mi amor, pero ¿aquí con los humanos? Soy como una locomotora, echo y echo humo.

Cierro la cajetilla de cigarros, ahora vacía y la coloco en el primer bote de basura que encuentro en mi camino; que odie el mundo humano no me hace olvidar a quien mis pies pisan al caminar ¿Cómo te has dejado hacer tanto Madre? Con la fuerza que posees puedes desaparecerlos con un simple temblor, pero ¿es tan grande tu amor a ellos que prefieres perecer por sus manos en vez de hacerles daño?

Necesito comprar otra cajetilla de cigarros.

Miguel hace otra gran ovación al ver otro gran edificio, mucho más pequeño que los que hay en nuestro reino, cuentan con una tecnología baja a pesar de llevar más tiempo en la tierra que nosotros. Tal vez en vez de evolucionar están yendo hacia atrás, pero eso no me gustaría; contaminarían más el agua de lo que ya lo están haciendo. Sí, mi amigo se sorprende con todo lo patéticamente humano.

— Vamos, Miguel – se queja Storm, desde que pusimos un pie en el mundo de los humanos no ha dejado de hacerlo. – deja de detenerte por cada maldito edificio o casa o animal que encontremos en nuestro camino.

— Pero esto es sorprendente. – Miguel señala una fuente, el diseño es de un delfín escupiendo agua y un humano recibiéndola en su boca, que asco ¿acaso eso es arte? – Nunca había salido de nuestro mundo, físicamente quiero decir, y todo esto es nuevo para mí. Nuevo y grandioso. – me voltea a ver, sentiente. – Oye, Sasha, ¿no crees que es increíble?

— No, para mí todo esto es patético. – gruño bajo, pasándome una mano tras la nuca y sin dejar de caminar. – Tenemos cosas mejores en nuestras casas que todos estos edificios humanos juntos, podemos vivir sin necesidad de matarnos los unos a los otros y hemos creado las mejores fuentes de energía naturales ¿Por qué te sorprendes?

— ¿No es obvio? – se pone frente nosotros, haciéndonos detener y extiende los brazos. – Han sobrevivido únicamente con lo que has mencionado, no importa cuántas veces se les venga la pena y el dolor encima, saben cómo volver a surgir. Eso es digno de alabar.

— Alguien póngale una maldita mordaza antes que lo noquee. – dice Storm mientras Salem pone su brazo sobre los hombros de Miguel. – Mira, nena, es mejor que guardes tus palabras antes que te haga tragar tus dientes.

— Oh, Storm, eres un amargado. – Miguel sonríe, lo cual hace a Salem encabritar y quererle golpear, pero Salem atrae a Miguel hacia él, evitando tan fuerte golpe. Al ver un grupo de humanos caminar hacia nosotros, frunzo el ceño. No me agrada como ven a Miguel y Salem. – Es mejor que me sueltes. – le recomienda el primero al segundo, yo los volteo a ver.

— ¿Así? – la sonrisa del pelirrojo es un claro desafío. Niego con la cabeza, ¿Por qué a mi Madre, por qué? – ¿Por qué debería?

— Porque pensaran que somos pareja si nos ven así –Miguel saluda con la mano a los humanos quienes los ven con horror.

— ¿Pareja en qué sentido?

— Emocional y posiblemente sexual, en sus mentes de seguro ya nos han imaginado cogiendo en más de una posición.

— ¿Y eso en que les afecta a ellos?

— En nada, ni física o mentalmente, sólo les desagrada; algunos humanos temen a las parejas del mismo sexo o que a ellos mismos les gusta alguien del mismo sexo. – admito que me sorprende que Miguel siempre sepa más de los humanos que nosotros, pero es normal; él los ama, nosotros no.

Saga Seducción: MentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora