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Cinco días para que él vuelva y volvamos ser la mejor pareja del mundo, aunque no quise ilusionarme... no puedo contenerlo. Carter es hermoso, bello y seguro ha estado esperando por mí todo este tiempo, para estar juntos.

Por esa razón, decidí venir de compras con Catalina al mejor lugar que hay en la ciudad. Ya hemos pasado por cinco tiendas y tres locales, ella está aferrada en comprarme lencería, pero la verdad es que no me veo con el suficiente valor para hacerlo. Aun así, acepto que lo haga pues si quiero a Carter, se lo debo demostrar.

— Te lo digo, ese tipo solo quería tener sexo conmigo. – Catalina niega con la cabeza, enlazando su brazo con el mío. – Se lo conté a Sienna, ¿y sabes que dijo? "Con ese culo, ¿quién no?" Me caga que sea así.

— A mí me recuerda a la vieja Sienna, ya sabes.

— Sí, pero – hace una mueca. – a veces es aterrador.

— No te sigo.

— Me refiero a que la vieja Sienna era mi amiga, y la que está ahora es tan diferente que no la considero una. – asiento ante lo que dice, pues tiene razón. La pasada Sienna y la de ahora son dos polos totalmente diferentes, pero no es desagradable. – Nataly piensa igual que yo, quiero decir: tampoco le agrada mucho.

— Es nuestra amiga, aunque no lo recuerde mucho. – suelto un suspiro. – Sé que es difícil, Cata, pero realmente no debemos pensar mucho en eso. Trata de distraerte o encontrar un tema interesante que las dos compartan, ¿sabes?, por ejemplo: el baile. A las dos les encanta bailar.

— Sí, y antes era genial porque nos íbamos y ella agarraba su lado y yo el mío, cada una con un chico diferente, pero ahora no se me separa.

— No lleva mucho que comenzó a aceptar salir con nosotras; no fuerces demasiado eso.

— En fin, dejemos a Sienna y su amnesia a un lado.

— Sí, también tu putería.

— Oye, mi putería puede entrar en todos los temas, incluso en referente a los de cocina. – se ríe a carcajadas, haciendo que la gente que camina a nuestro alrededor nos voltee a ver. Demonios, ¿no puede reír un poco más bajo o al menos de otra manera? – Por cierto – dice, logrando calmar un poco sus risas. – ¿qué estamos buscando exactamente?

— Un vestido veraniego. – digo, sonriendo radiante. Carter me alagaba mucho por como los vestidos me hacían ver.

— ¿Veraniego? Querrás decir: primaveral, ¿no?

— ¿Por qué?

— Oh Dios, mío. – pone los ojos en blanco, se detiene y yo lo hago con ella, ¿por qué me ve como si fuera una idiota? – Los soldados vuelven el veintidós de marzo, eso quiere decir que ya estaremos en primavera. Recién entrando.

— Oh, es verdad.

— ¿Así que buscas un vestido color amarillo? – Catalina me pasa de largo, yendo directo a un establecimiento de ropa. – También necesitaras lencería.

— ¡Catalina! – corro hacía ella, golpeándole el hombro. – No digas eso en voz alta.

— ¿Qué? No tiene nada de malo que sepan que harás feliz a tu novio.

— Te ves más emocionada que yo y eso es aterrador.

— Claro que no, es como cuando fue tu cumpleaños ¿cómo estaba yo? Toda nerviosa, extasiada, llena de pánico y ¿tú cómo estabas? Toda relajada y tranquila. – sonríe. – Es normal que me emocione por ti, aunque para ti sean pequeñas cosas.

— Supongo que tienes razón.

Entramos a la tienda, los colores otoñales han sido cambiados por hermosos azules y rosas, los lilas haciendo resaltar a las amarillentas prendas, me gusta. Meses antes de que Carter tuviera que irse, él y yo fuimos a varias tiendas a solo perder el tiempo, la verdad es que era la mejor forma de hacerlo, además del sexo, claro.

Saga Seducción: MentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora