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Suelto un suspiro cansado y me levanto de mi cama para dirigirme, nuevamente, a la ventana. En seis días deberé hacer que la cordura de Angela desaparezca, ya he tenido mucho tiempo con ella.

Es hora de hacerla perecer.

Y a pesar de la alegría que eso me hace sentir, la vista me deprime. Las estrellas son como un mito aquí; se habla, de su existencia; se dice, de su belleza; pero es difícil verlas. ¿Por qué no les importa la hermosa creación que se les ha dado sin ningún costo? ¿Por qué sólo crean algo que además de destruir la naturaleza, los destruye a ellos mismos?

— Wow, Sasha, esa mirada es muy profunda – Miguel se ríe detrás de mí. – ¿Qué estará pasando por esa cabeza tuya, eh? – suelta una risilla tonta. – ¿Estás hablando con una de tus jovencitas?

— Si no quieres mi bota dentro de tu culo, será mejor que te calles, Miguel.

— Esa amenaza no me asusta –me abraza, rodeándome con sus brazos mi cintura.

— ¿Qué te pasa?

— Aún no llega Storm ni Salem, salieron desde la mañana, pero a diferente hora. –Escucho un gruñido y sonrió. – No fui yo, bueno, fue mi estómago.

— ¿No has comido? – le veo sobre el hombro.

— Es obvio que no, los hombres de aquí ya tienen segundas personalidades y sólo tardan una milésima de segundo en patearme fuera, son unos envidiosos. – suelta un suspiro y se apoya más en mí. – ¿Qué puedo hacer?

— Fácil, – me suelta, viéndome con mucha esperanza y sólo soy capaz de sonreír, le alboroto el cabello. – ve con mujeres. Sé que no son de tu total agrado, pero te divertirás, en serio.

— Hmm – Miguel hace un mohín y yo me rió, ¿por qué es tan raro? – Prefiero morirme de hambre.

— Lo que digas, Miguel, pero... necesito que me acompañes.

Sus ojos brillan aún más que antes, asiente efusivo y se aferra a mi mano, sé que piensa que lo llevare a comer y debería decirle que no es así, pero...

Mejor no le digo nada.

Cierro mis ojos, recabando en las memorias de Angela en busca de Carter, no sé cómo sea, ni por qué ella se enamoró de él, pero si el sentimiento sigue siendo el mismo lo encontraré. Soy bueno encontrando personas.

Y lo visualizo. Es un hombre blanco, de cabello negro y sus ojos son azules, ahora entiendo porque Angela no se aterro cuando pude volver a ella. Creyó que me había creado a la imagen de su ex tonto.

¡Qué idiota!

Camino en dirección a Carter, él es incapaz de verme, pues mi cuerpo no está en este lugar. Toco su frente con la palma de mi mano y en menos de un segundo ya estoy dentro, esto sí es raro.

Se supone que soldados, guerreros y aquellos que participan en peleas o guerras, son manchados por nosotros. Ayudándolos a "ganar", obligándolos a tomar lo que quieren. Ya sea un Ébano, un Evan o uno como yo...

Paseo en sus recuerdos, en sus sueños. Puedo escuchar la música del lugar y oler el perfume de las mujeres que pasan a lado de él, y lo que me impresiona es que ni las voltea a ver o dirige la palabra. En su cabeza sólo existo yo y Angela.

Ella se ve más joven, feliz y llena de vida, su cabello es corto y baila tentadoramente torpe, Carter ríe divertido, la estrecha contra él y bailan para después hacer el amor, besarse y macharse el cuerpo con marcas de dientes y uñas.

Saga Seducción: MentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora