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Hoy es el día, hoy veré a Carter. Desde que me he despertado me siento increíble y la sonrisa de tonta no se me ha borrado de la cara, quiero que lo haga porque de seguro me veo muy terrorífica sonriendo de esta manera, pero parece imposible. Es solo pensar en él y los suspiros se me escapan. Arreglo mi cabello en una coleta alta, dejando un poco de fleco peinado a la derecha, solo aplicare el maquillaje necesario para que mi enferma piel no se note.

Sonrío al reflejo, pinto mis labios de color cereza y al último me coloco un vestido verde olivo, no es uno de mis colores favoritos, pero hoy quiero llevarlo. Unas zapatos de tacón bajo color blanco y estoy lista. Me siento verdaderamente bien, como si nada malo hubiera pasado en estos días o como si hace dos noches no hubiera estado vomitando en mi baño.

Aunque no me sorprende, este tipo de cosas, el sentirme bien y todo eso, es producto del amor. Por más infantil que suene, tiene cierta ciencia. El sentir "amor" no es solo la liberación de ciertas endorfinas, la principal es la dopamina, pero creo que esa yo no la tengo. Dice que ayuda a la memoria, al sueño, el humor... Yo en estos días no he tenido nada de eso.

Salgo de mi habitación cerrando tras de mí, bajo las escaleras y al llegar a la puerta de Catalina, llamo antes de abrir. Frunzo el ceño, su cama no está hecha y todo está muy oscuro, ¿por qué no ha abierto sus cortinas? Me alzo de hombros, antes de volver en el camino hacia la habitación de Sienna, últimamente los ataques en contra de mi amiga se están haciendo cada vez más frecuentes, estos dos últimos días el pendejo ese le ha estado jodiendo la vida, desde llamadas hasta ir a su trabajo a espiarla, pero cuando la policía intenta capturar desaparece y realmente odio que sea tan cobarde.

Mi amiga no le ha hecho daño a nadie, no es como si haya sido una santa antes de su accidente, pero definitivamente no es razón para lo que ese maldito le hace.

Llamo a la puerta antes de entrar, doy cinco pasos y al igual que Catalina, Sienna no está, lo único que hay es una hoja sobre su cama. Con un poco de temor, me acerco y asgo la nota.

"Amigas, tengo que irme. No me siento cómoda aquí al ver que pueden también resultar heridas y me sentiría de la mierda si algo les llegase a pasar por mi culpa. Me iré a otra ciudad, contratare a alguien para que me ayude a entrenar y así poder saber defenderme, luchar.

Las quiero a pesar del poco tiempo que las he vuelto a conocer. Las veré pronto y suerte en este día. Espero que todo salga bien.

Atentamente: su amiga, Sienna.

PD: pónganle una dieta estricta a Geiro."

¿Es esto en serio? ¿Nos ha dejado? Doy un paso atrás, sintiendo un poco de enojo fluir por mi cuerpo, pero tan pronto soy consciente de ella, la culpa se sienta sobre mí. Hago una mueca, dejo la nota nuevamente en la cama y a paso lento me dirijo a la cocina, cerrando la puerta de su habitación con mucha lentitud ¿En verdad tan mal estaba? ¿Cómo es que no me di cuenta? Soy su amiga, tuve que haberlo sabido o al menos haber estado más al pendiente de ella.

Dioses, soy una estúpida egoísta. Solo he estado pensando en Carter y en el pasado, en lo que quiero cambiar para tener un futuro prometedor, sin embargo, también pienso en esas memorias que son tan confusas ¿Carter siendo agresivo? De alguna forma, sigo sin creerlo. Es mentira y lo sé porque él jamás me puso una mano encima o me obligo a hacer algo que no quisiera, mucho menos hizo del sexo algo agresivo, pues era consciente que no tolero nada el dolor.

¿Qué clase de amiga soy? Una mala, desapercibida y estúpida al parecer, también inconsciente al dolor de los demás. Cuando llego a la cocina veo a Catalina, ella está pegada a la barra, su mirada fija hacia donde se encuentra el refrigerador.

Saga Seducción: MentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora