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Observo la flor que he comprado, es muy hermosa y realmente no la conocía ni sabía que había de este tipo en venta en la ciudad, ¿no será algo ilegal? Quiero decir: ¿el clima de aquí es el adecuado para su crecimiento? Espero que sí, aunque lo que realmente quiero es que le guste tanto a Carter como a mí.

Volteo a ver al señor a mi lado, él parece estar buscando algo con la misma desesperación que yo, ¿algún familiar? ¿Un amigo que vuelve de la guerra? Sea quien sea, espero que lo encuentre entre los soldados que han vuelto, ¿Carter vendrá entre ellos? Si no es así, ¿tendré que preguntar por el al alto rango, rezando por dentro que no me entregue su uniforme? Tiemblo ante la idea que eso pase, necesito que siga con vida; quiero verlo.

— ¿Qué le parece la flor? —la pregunta del hombre me hace salir de mi ensimismamiento, un escalofrío recorre mi espalda y volteo sobre el hombro, ¿quío recorre mi espalda y volteo sobre el hombro, ¿qué ha sido eso? La sensación fue casi igual que saliendo de la casa. Respiro hondo, antes de volver mi atención al señor.

— Es muy hermosa, gracias. —Fue él quien me dijo que comprara este tipo de flor, que tenía un grandioso significado. Le he creído, no sé por qué, pero lo he hecho.

— Me da gusto.

— Disculpe. —comienzo después de un silencio muy largo, en donde hemos caminado lado a lado, viendo de un lado a otro. Cuando voltea a verme, sonrío ligeramente. — ¿Cómo es que sabe tanto de flores? Quiero decir: me dijo el significado de la flor y no solo ésta, sino de las demás que estaban ahí.

— Sí, a mi esposa e hijos les apasiona mucho la flora y fauna, yo soy más, ¿cómo decirlo?, de filosofía. Me gusta saber cómo se interpreta todo lo que hay a nuestro alrededor.

— Eso quiere decir que tendrá mucho que contar, ¿verdad?

— Sí, es increíble que ha todo le quieren dar un significado, un "más allá" de la hermosa y llamativa imagen de una simple flor. —me alzo de hombros, antes de volver mi vista al frente, no sé qué decir pues siento algo de culpa. — Bien, está aquí. —sus palabras me hacen fruncir el ceño, volteo a verlo nuevamente, pero él tiene su mirada fija en un hombre alto, luce majestuoso con el uniforme de soldado puesto y su hermoso cabello negro.

En este momento no sé cómo respirar, he olvidado incluso cómo se camina, pues me quedo completamente quieta en mi lugar. Mis manos tiemblan, sé que lo hacen por la forma en que se mueve la flor y en como poco a poco mis pulmones comienzan a demandar oxígeno. Tengo que acercarme, debo ir con él. Sin embargo, una parte de mí, algo que sigue siendo un misterio, me pide que no vaya. Dice que corra y me aleje lo más pronto posible de esa persona que tanto amo.

¿Por qué? Él es incapaz de hacerme daño, yo sé eso aunque mi mente diga todo lo contrario, sus pruebas son los recuerdos, las mías son la forma en que mi corazón duele al imaginarme de vuelta entre sus brazos. Doy un paso temerosa, de alguna forma creo que no está ahí, que es nuevamente un producto de mi cansada mente, pero al dar el siguiente paso me doy cuenta que no es así.

Carter no desaparece conforme voy avanzando hacia él.

No lo puedo creer, él en verdad está aquí.

— ¡Carter! —grito de felicidad, las lágrimas haciendo su escandaloso acto de presencia. Me lanzo a sus brazos. La calidad de su pecho me llena y la de sus brazos me envuelve como una nana, sin poder evitarlo cierro los ojos e inhalo su aroma, sigue siendo el mismo.

— Dios mío, Angela, me has asustado. —su risa inunda cada espacio de mi ser, es tan agradable que me hace soltar un suspiro.

— Te he echado mucho de menos. —admito contra su uniforme, abriendo lentamente los ojos. Le siento respirar hondo contra mi nuca, ¿acaso él extrañaba mi aroma?

Saga Seducción: MentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora