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Pov Hoseok:

(...)

Esperaba paciente al pequeño que había sido internado unas horas atrás, había bajado para arreglar costos y cualquier tipo de gastos; me sentía algo abrumado por todo lo que pasaba con Tae y YoonGi, además la joven de unos 22 años me miraba como un trozo de carne, asqueado ignoraba sus miradas fijando la vista en mi teléfono, en la pantalla de bloqueo una foto de Taehyung dormido se mostraba. La había tomado una noche en que el pequeños llegó a casa y cayó como un tronco a su cama, durmiendo profundamente, sin percatarse de que me había escabullido por la ventana de su habitación.

Sonreí al recordarlo revisando el aparato por unos minutos, hasta que subí la vista y me encontré con el joven en silla de ruedas, siendo bajado por dos chicos y una chica, otra sonrisa, su cara se veía mejor, tan angelical como siempre.

Cuando lo dejaron en el suelo, en el plano y seguro suelo. Les agradecí a los y la enfermera por prestar sus servicios.

Le regale una sonrisa a Tae, tomé ambos manubrios y salí con el joven del lugar, buscando con la mirada el auto, llegando hasta el susodicho y abriendo la puerta para tomar a el joven estilo princesa y subirlo al vehículo.

-Ya estás mejor, te lo dije

-S-sí-afirmo, tímido mientras asentía alegre y me regalaba una linda sonrisa cuadrada mostrándome sus blancos y perfectos dientes.

Le devolví la sonrisa y sus ojos se iluminaron. Después de haberlo acomodado en el asiento del copiloto y subir la silla de ruedas-que probablemente luego tendría que devolver-a el maletero, me subí al vehículo y giré la llave encendiendo y luego arrancando el susodicho, tarareando una alegre canción la cual estaba más que seguro que le relajaba de alguna forma a mi pequeño. Salimos de los establecimientos del hospital.

-TaeHyung...¿Sabes que es lo bueno de todo esto?

Di una rápida mirada al joven a mi lado derecho y luego otra vez fijando la vista en el camino a mi casa.

-Que estuve a tú lado siempre, y me di cuenta que eres más fuerte de lo que todos creen.

Para mi buena suerte el semáforo cambió a rojo, eso me dio la oportunidad de mirar de nuevo al muchacho y acomodar su cabello medianamente despeinado, sonriendo inconscientemente, y al mismo tiempo alborotando el mío, algo que solía hacer cuando estaba muy ansioso.

-Eres más que ese chico tímido, y sé que algún día todos los que te subestiman se darán cuenta de lo equivocados que están.

-Y-yo...también pienso de esa forma-Sonrió y agacho la mirada, tímido.

Habíamos llegado hace algunos minutos a casa, en ese estado no podía permitirle al menor quedarse en la suya-y más cuando vivía solo- ¿Qué clase de persona haría eso? Ni por muy loco que esté le dejaría solo ahora. Bajaba la silla de ruedas para ponerlo sobre ella y llevarlo hasta la puerta, donde le dejé esperando un segundo para yo ir y abrir la puerta, agradecía que no pudiese caminar en estos momentos, así no bajaría al sótano a ver mis juguetes.

-Bienvenido TaeTae, mi casa es tu casa.

Le llevé hasta la sala donde lo deje nuevamente esperando, mientras yo volvía un segundo al auto para traer sus cosas del asiento trasero-las cuales mientras yo estaba en el hospital esperando, una secretaria de la preparatoria trajo-al entrar en la parte de atrás, me percate que uno de los cuchillos que usaba había quedado en el suelo del auto levemente ensangrentado, esperaba que el joven no lo hubiese visto ahí. Lo escondí mejor y volví con las cosas del chico a la casa.

Caramel Heart - HopeV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora