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—Espera un segundo aquí. Y por favor Taehyung... No tengas miedo

Después de decir esto, salió de la habitación antes de que el pequeño pidiese alguna explicación sobre lo que estaba sucediendo, bajo rápidamente las escaleras y abrió la puerta de la habitación en la que se encontraba presa aquella mujer de cabellera rubia, apenas entró al lugar la mujer ya lo tenía en la mira, examinándolo de arriba a abajo. No se suponía que Hoseok la mataría ahora, pero esa perra no le dejaba otra opción.

—Yo se lo advertí, le dije que si hablaba moriría... Pero usted no me hizo caso.

Rezongaba mientras pasaba por una de las estanterías tomando un filoso cuchillo, miraba atentamente a la mujerzuela quién había hallado la forma de desatarse.

—Te dije que estuvieses callada ¿Verdad? Te lo dije... Pero eres una zorra desobediente. Te firmaste tu sentencia de muerte.

La tomo con fuerza y la empujó violentamente contra la pared, acerco el cuchillo a su cuello y lo rozo contra éste haciendo un corte lejos de la yugular; quería divertirse un rato.

—Por favor... D...déjame ir—soltaba la mujer entre jadeos y ya casi sin nada de fuerza.

—¿Dejarte ir? No... La verdad estaba pensando en no matarte, pero no me dejas opción.

Una puñalada fue a parar en la blanca pierna izquierda, donde la sangre se empezaba a derramar, mientras una cachetada en su cara la hacía llorar más fuerte.

TaeHyung desde arriba, solo podía escuchar gritos, gritos que a medida que pasaba el tiempo se volvían más horrorosos y desgarradores, Hoseok le había dicho que no lo hiciera, que no tuviese miedo, pero no podía. Desesperado por no poder levantarse e ir con libertad a ver lo que estaba ocurriendo allí abajo, intentó ponerse de pie; sin embargo fue un intento en efecto fallido y terminó en el suelo, sus piernas dolieron demasiado, más que aquella vez que había intentado encender un fósforo para poder cocinar y se quemó. Intentaba no sollozar, hacía todo lo posible por no hacerlo, como pudo se arrastro hasta la silla de ruedas y se subió a ella.

Una vez que tomó rumbo al salón principal, los gritos se comenzaban a escuchar cada vez más fuerte hasta que de un momento a otro, cuando se acercó a las escaleras del sótano, pararon.

Mientras tanto en esa sombría habitación, Hoseok y la chica de cabello rubio se miraban con atención, ambos atentos a los movimientos del otro.

—Ojalá en otra vida aprendas a obedecer...

El cuchillo en su mano impactó esta vez en el estómago de la joven, mientras que de la boca de la susodicha comenzaba a brotar sangre. Desgarraba su ropa para seguidamente hacer caminos con el cuchillo sobre su piel, profundos caminos como ríos, donde la sangre se desbordaba y sus ojos perdían el brillo.

—¿Qué se siente ser la zorra por la que mi amigo se desvivía? Es cierto, NamJoon se merece algo mejor que tú.

El brillo de sus ojos desaparecía con rapidez, sus palabras salían quebradas y las lágrimas ya no brotaban más, una sádica mirada apareció en el rostro de Hoseok, él quería más, quitarle la última gota de vida que se asomaba por esos ojos verdes.

—Él...él está aquí.

Hoseok clavó el puñal en el pecho de la mujer, mientras veía como el cuerpo de aquella muchacha caía en seco al suelo. Luego y al instante reflexionó las últimas palabras que había dicho las chica ¿Él? ¿TaeHyung había hallado la manera de bajar?.

Se volteó de inmediato, topándose con la mirada de un niño totalmente horrorizado quién lo miraba fijamente.

—Tae... Por favor déjame explicarte. No tengas miedo, no me temas.

Sangre, sangre, sangre era todo lo que el pequeño que había acabado de presenciar un asesinato podía pensar.

—Ho-Hoseok Hyung...usted...

La mirada del jovencito estaba llena de todo lo que Hoseok no quería ver: El temor, sabía que por dentro sólo quería salir corriendo, el mayor odiaba sentir que todo esto era su culpa; o bueno, culpa de la chica por no poder mantener su boca cerrada por solo una noche más.

—Tae, yo..¡Puedo explicarlo!

Antes de que el pequeño Tae puediese terminar su frase, un fuerte dolor atacó su cabeza causando que sus ojos se nublaran y se cerrasen de forma abrupta, sí, se había desmayado.

El mayor dejó a la chica atrás y se aproximó con velocidad hacía el cuerpo del jovencito que yacía en la silla de ruedas inconsciente, lo tomó entre sus brazos, se sentía la peor persona por haberlo dejado ver ese lado tan oscuro de él, el asesino que se ocultaba en el sótano.




Corto pero intenso.

Caramel Heart - HopeV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora