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Tal vez la suerte estaba sonriéndole y las cosas estaban saliendo mejor de lo que el mayor esperaba, él estaba tan aterrado que no tenía más opción que llevarlo consigo, una buena excusa para dormir con el joven de bonitos labios y una oportunidad para mantener a la belleza de cabellos dorados cautiva en el sótano.

—No temas, pequeño. Dormiré contigo si te hace sentir mejor.

Sonrió al chiquillo y volvió a cargar con dificultad la silla de ruedas hacia el salón principal y luego al piso de arriba. A comparación del cuarto de visitas, la habitación de Hoseok era más confortable. Tomo el delicado cuerpo del joven en brazos levantándolo de la silla y dejándole sobre la cama con cuidado para después entregarle el mando de la tv.

—Traeré algo para beber, aguarda aquí.

Desapareció por la puerta, bajando las escaleras para caminar hacia la cocina, en eso un ruido no tan fuerte se dejo oír; provenía del sótano, de inmediato Hoseok bajo hasta el sótano al lugar donde provenía el susodicho sonido, abrió la puerta encontrando a su víctima quién llevaba dos días encerrada en la casa, intentando escapar, la tomó de forma brusca amarrando su cuerpo con fuerza, hablándole tan cerca como para que TaeHyung desde el piso de arriba no pudiese escuchar nada.

Mientras tanto el pequeño TaeTae quién se hallaba solo en la habitación, jugaba con el mando de la tv en sus manos sin encenderla en ningún momento, el espacio estaba sumido en un silencio total el cuál en ningún momento le inquieto y enseguida se arrepintió de no haber encendido la televisión para que el sonido de ésta le hiciese compañía y así no sentirse tan solo mientras la presencia de su Hyung hacía falta, por un momento se quedó mirando a el techo escuchando con atención, pudo oír unos ruidos muy raros,  no sabría como describirlos simplemente sabía que le causaban terror, y por un momento se arrepintió de haberse quedado en aquella casa.

—Maldita perra... Cómo te atrevas a hacer más ruido y alertar al nuevo huésped, te mataré...—amenazaba Hoseok.

Su voz era ronca y profunda, tanto que hizo a la chica estremecerse. Le volvió a acomodar la mordaza que apretaba su boca y con una pequeña placa de madera—parecida a un fierro—dio un golpe certero en su cien, dejándola inconsciente y yendo hacía la puerta nuevamente dando un último vistazo al cuerpo que dormía en el suelo, viendo como sus rizos rubios estaban pintándose de un tono carmesí.

—Aunque en realidad ese era el plan—recitó para sí mismo.

Cerró la puerta con llave y subió nuevamente a la cocina para lavarse las manos y servir rápidamente el batido en dos vasos de plástico, yendo de nuevo hasta su habitación, esperando a que el jovencito no se haya dado cuenta de nada.

—Ya he vuelto

Parecía que el menor estaba totalmente sumergido en sus pensamientos e imaginación, ya que al irrumpir su Hyung, se sobresaltó y pegó un mini brinco en su lugar. Le dio una sonrisa tímida que velozmente desapareció de su rostro al ver los dos vasos con batido en las manos del otro.

—Oh, oh! ¿De qué es? ¿Es de fresa? ¡Hyung, me encanta el batido de fresas!

¡Me fascina el batido de fresas! ¡Todo lo que se haga con fresas me encanta! ¡Es muy dulce, cómo yo!. Paso en un par de segundos de estar asustado y con mucho miedo a estar muy feliz y entusiasmado.

La actitud de aquel chico sólo lograba derretir como mantequilla en un sartén el corazón de Jung, cada acto de niño pequeño era más adorable que el anterior, el mayor solo quería besarle, abrazarle y no soltarlo jamás. Se acercó a la anatomía del menor sobre la cama, quién se sentó y tomo el vaso con el líquido rojo en él. Tenían algo en común entonces.

—El batido de fresas también es mi favorito—afirmó mientras le daba un sorbo a la bebida.

Le dio una sonrisa, poniendo el vaso ya vacío sobre la mesa de noche y yendo hacia el armario sacando algo para él ir a  cambiarse al baño y así poder dejar que el menor solo para que se vistiese tranquilo. Al encontrar las prendas que buscaba le dio una última mirada a el jovencito sobre la cama, obteniendo como respuesta una imagen del chico completamente desnudo y a su merced, después volteó su cabeza para alejar los pensamientos sucios de su mente o lamentablemente terminaría buscando consuelo de Manuela.

—Puedes cambiarte tranquilo, yo iré al baño.

Sin embargo, TaeHyung jaló una de las orillas de la tela de el suéter—adoraba hacer tal cosa— captando la atención del mayor.

—H-hyung—salió de las cuerdas vocales del menor, como si hubiese sido un ronroneo—La cosa es que...no puedo cambiarme yo solito.

Ahora mismo Tae podía sentir como su cara ardía, estaba avergonzado por haberle pedido tal cosa al mayor quién en ningún momento se negó. A la única persona que le había mostrado su cuerpo desnudo era a su mamá.

Nada de pensamientos impuros ahora Jung Hoseok, se intentaba repetir el mencionado en su cabeza miles de veces para no hacer hacer algo que pudiese asustar al de cabellera castaña. Se acercó al contrario mirándole con dulzura para después ir a buscar algo de ropa apta para el menor en el armario. Una vez encontró la adecuada y que estaba seguro de que le quedaría, se sentó junto a él dejando la ropa sobre la cama y una vez tuvo las manos libres, procedió a sacar la camiseta la cual arrojo a un banco. El pecho del más pequeño no estaba tan mal, algo formado, conservaba el cuerpo de niño con la apariencia del de un hombre, tomó la camisa que estaba sobre la cama y se la coloco con delicadeza y cuidado para no lastimarlo y no tener que verlo más. Que tentación.

—¿Te duele mucho?—preguntó refiriéndose a las heridas a lo cual el menor, negó.

Ahora bajo hasta sus zapatos y pantalón, sacando el calzado y dejando solo sus calcetines después su pantalón también desapareció, mirando sus piernas con detenimiento; justo en el punto débil de Hoseok, no podía evitar no pasar su vista por ellas, pero ahora con el joven consciente de lo que él hacía, le descontrolaba.

—A la mierda...

Las manos grandes de Hyung fueron hasta las rosadas mejillas de el pequeño, atrayéndolo hasta sus labios, besando éstos como si de una obra de arte se tratase, cómo la más fina porcelana que los labios rústicos de Hoseok hayan tocado alguna vez.




Caramel Heart - HopeV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora