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Sabían que esto pasaría, que aquel hombre sería capaz de algo con tal de acabar con quién lo privaba de su libertad, pero ninguno se imagino que tan pronto.

—Ustedes entrarán por el patio, el segundo grupo irá por la entrada acabando con la seguridad, el tercero entrará después de que se hayan encargado de los de la entrada y el cuarto irá por la puerta del sótano, la que da hacia el jardín, ¿Tienen claro lo que harán?—decía pausadamente Jackson Wang a sus hombres.

Ellos asintieron, tomando sus armas y montando los vehículos que habían sacado con rapidez, era hora de acabar con ese maldito y con su gente, no dejaría ni una puta cabeza sin cortar.

(...)



Cuatro grupos, de diez personas cada uno, se movilizaban con sigilo por la casa del asesino con el que Wang trabajo durante muchos años, tenían una misión y nada arruinaría sus planes, ni siquiera ese intento de asesino sin suerte.

Entre YuGyeom, Zico, Daesung y DongHun burlaron a los chicos de la entrada hábilmente, dejando aquella zona libre para así poder entrar el resto de todos ellos y así acabar lo que los hombres de Suho y él, o muertos de hambre—como les decía Wang—, habían comenzado. Los chicos actuaban con velocidad, tan eficientes no dejaban un solo cabo suelto. BamBam, Jason, LuHan y TaeHyun ayudaban a acabar con las ratas de alcantarilla que daban la vida por esa inmundicie al que llamaban “jefe”, en toda la opinión de Wang: «es mejor estar muerto a ser aliado de ese bastardo

Al ellos acercarse a las escaleras que bajaban hasta el sótano, pudieron escuchar las carcajadas del maldito Suho, resonaban escandalosamente por la habitación, Jackson se acercó al umbral de la puerta, donde dos tipos cayeron a sus pies gracias a las afiladas cuchillas que tenía en ambas manos, sin lograr hacer el mayor ruido posible, pues a su lado dos chicos se llevaron los cadáveres, mientras que los otros lo acompañaban listos para atacar a los sicarios amigos de Junmyeon que yacían detrás de esa puerta.

—¿Acaso no te gusta tener a tu pequeño de esta manera? Pensé que te encantaba tenerlo así—Wang observaba por el orillo de la puerta a el asqueroso Suho, quién acariciaba con mucha satisfacción las piernas de un jovencito de no más de diecisiete años con lágrimas en los ojos, que puto asco.

—No lo toques, maldito enfermo.

—¿Enfermo me dices? Yo no soy el que mata personas por placer aquí.

—Es verdad, no me llegas ni a la punta de los pies, crees que por tenerme atado debo temer, pero realmente es todo lo contrario.

De inmediato el joven de cabellos color café se levantó de la silla, apuntando su pistola contra la frente de Hoseok, obteniendo un grito por parte del adolescente allí presente.

—Yo siendo tú bajaría el arma...—finalmente Jackson hizo presencia en la habitación, abriendo la puerta de golpe.

Con los chicos a sus costados listos para cualquier movimiento, sus pasos eran elegantes y calculadores, sin tiempo para el error, paseándose alrededor del trío de chicos, alertando a nos sicarios amigos de Suho, quiénes apuntaban dispuestos a atacar, muy mal; pues por la otra puerta habían entrado los demás chicos vigilando cada paso de esas personas, acabando con sus vidas sin piedad, dejando solamente en esa sala a Suho, Hoseok y sus aliados.

—No querrás acabar como Tao, ¿O si?

Jackson jugueteaba con sus cuchillas, caminando hasta el chiquillo de cabellera castaña, cortando las cuerdas que lo mantenían cautivo, lanzándole su chaqueta para que se cubriera un poco.

—Sáquenlo de aquí, ahora.

Ordenó a los muchachos que en menos de cinco segundos, dos de ellos lo tomaron de los hombros y sacaron a el jovencito de allí, para que no pudiese ver lo que pasaría.

—¿Ahora te dedicas a jugar con niños? Que vergüenza. No sabes matar y ahora quieres violar, eres patético.

Suho había perdido, y no era para menos, había jugado con el demonio y él lo había devorado. Pasó de ser Junmyeon el chico sentado sobre la silla de cuero negra que tenía a sus pies a el asesino más famoso de Daegu, a ser un simple idiota—ahora—con la cuerda literalmente al cuello. Los puestos se habían cambiado, y ahora él moriría por hacer el estúpido, por saber que no podía ganarle y aún así haber jugado. Estaba muy claro, claro en que cometió el peor de los pecados al matar a NamJoon, el hombre que era amigo de las personas más peligrosas de Daegu, y quizás de todo Seoul.

—Si vas a hacerme pagar por cada cosa que hice y dije en contra tuya y de tus amigos, incluyendo al fallecido, entonces es tu momento.—sonrió sin ganas.

—Que bueno que aceptas las consecuencias de tu estupidez, por que alguien estará muy ansioso de hacerte sufrir y pedir piedad.

Wang se acercó a Hoseok, cortando las cuerdas que lo mantenían cautivo, liberando una vez más a el demonio del que todos hablaban en los callejones más oscuros de Seoul, al demonio que a más de una persona daría miedo con sólo ver su aspecto o meterse con él. El haber matado a su amigo ya era suficiente, pero el haber tocado a su pequeño fe cabellos castaños había sido la gota que derramo el vaso, o al menos le agregó un bonus a su sufrimiento.

Jackson, quien lo había liberado, junto con los otros salieron de la habitación, mientras que ahora, Suho se encontraba amarrado a uno de los pilares sin poder mover ni un solo músculo más que su cabeza. Su sentencia de muerte se había firmado desde el día en que se le ocurrió meterse con NamJoon y su banda.




Caramel Heart - HopeV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora