19

102 27 20
                                    

Hoseok se dirigió a su automóvil y sacó una soga bastante larga, la ató a el parachoques y se acercó a la orilla de el acantilado en donde pudo divisar una pequeña figura mirando hacía su dirección.

—¡TaeHyung! ¿Estás bien?—gritó, su voz al chocar contra una de las paredes gigantescas que rodeaban a el pequeño, produjo eco.

El mencionado, quien—inocente—sin perder las esperanzas que su Hyung lo viniese a rescatar se recostó a un lado del lago mientras apreciaba el cielo que se podía ver tan azul, tan vivo. Al reconocer a la figura que se asomaba desde lo más alto y oír su voz, no se contuvo y se levantó casi de un brinco, extendiendo sus brazos hacía su mayor.

—¡Hoseok Hyung—lo necesitaba, necesitaba abrazarlo y sentir su calor nuevamente, ya que el frío en su cuerpo aún no había desaparecido, se estaba congelando.

Mientras tanto, arriba, JiMin estaba pasando por una vergüenza que ni el podía explicar, quería salir corriendo y hacerse una bolita allí mismo para que YoonGi no lo notase, en pocas palabras desaparecer del mundo un momento. El profesor Jung acababa de revelar algo bastante personal y delicado para él, y que seguramente podría influir demasiado en su relación con YoonGi, observaba como el susodicho a su lado mantenía la vista fija en el suelo, aun intentando procesar que rayos era lo que había acabado de oír.

Antes de que JiMin pudiese darse la vuelta e irse discretamente...

—JiMin...¿Cómo es eso de que estás enamorado de mí? ¿Eso fue lo que quiso decir Hoseok, verdad?—el contrario asintió con la mirada aún gacha, mientras jugaba con sus dedos sin saber que hacer con exactitud.

YoonGi notó la acción del joven a su lado y al instante comenzó a irse, metiendo sus manos en los bolsillos de sus pantalones, comenzando a retirarse de allí mientras un lindo joven de cabellera rubia lo observaba, y esa fue indirecta suficiente para que JiMin entendiese que en efecto, YoonGo jamás correspondería sus sentimientos.

...¿O quizás si?

Lo único que sabía era que una vez más se estaba deprimiendo, deprimirse por que YoonGi no sabía que su corazón era frágil y podía agrietarse más y más a medida que éste le iba haciendo daño. ¿Y cuándo se rompa? ¿Qué pasará con JiMin?

« Él a lo mejor no merece a alguien como , sin embargo, creo que necesitas a alguien como él. »

—Déjalo que piense un poco, es un cabeza dura, pero no es mala persona—aquellas palabras fueron lo único que Hoseok pudo hacer por el pequeño de cabellera color sol, quien no podía tener mayor expresión de decepción en su rostro.

Lanzó el otro extremo de la soga al joven que se hallaba desolado en lo profundo del lugar.

—Tae, amarra la cuerda a tu cintura y sujetala con fuerza, vamos a sacarte de ahí—asomó la cabeza por el acantilado viendo como el pequeño pedía con su mirada ser rescatado, acción que arrugaba su corazón poco a poco.

El mayor pidió a JiMin conducir el auto, lo que sin rechistar accedió colocándose en el asiento del piloto y pisando el acelerador lentamente con la palanca puesta en retroceso. La cuerda comenzaba a tensarse y con ella arrastraba el cuerpo del menor, quien al llegar a la cima fue recibido por unos cálidos brazos.

—Ya estás bien, estoy aquí.

—Hoseok Hyung, no me vuelva a dejar solo jamás. No se aleje de mí, yo necesitó de usted.

—Y yo necesito de ti, más de lo que crees, pequeño—besó la frente del menor, mientras las mejillas de éste las invadía un rubor intenso.

(...)

Después de aquel incidente, el menor se acercó a su Hyung, JiMin, para preguntarle si se encontraba bien, tenía una cara de pocos amigos y parecía que no deseaba hablar con nadie, lo cual no era nada común en él, JiMin siempre era un joven bastante alegre y adorable, cosa que esta vez no aparentaba. No quiso contarle que era lo que había pasado, simplemente dijo un cortante “mañana en clases”.

Todos subieron al auto, TaeHyung y Hoseok adelante y JiMin atrás, el menor de los tres, con unas toallas y mantas que estaban en el auto y que Jung le había prestado, secó su cuerpo y después de abrigarse, tomó una camiseta seca y bastante grande—que de igual manera Hoseok le había prestado—se la puso.

Después de un rato, llegaron a la casa de JiMin, quién se bajó del vehículo sin decir una palabra, antes de que pudiese alejarse los ojos de TaeHyung se posaron en los del rubio, se notaba que había estado conteniendo las lágrimas todo este tiempo.

YoonGi, ¿Por que tienes que ser un jodido idiota con quién te ama de verdad?

Me tenías tan preocupado, ¿Qué sucedió allí?—preguntaba Hoseok en lo que hacía caricias sobre los dedos del otro, mientras conducía por las calles concurridas de Seoul.

—Bueno...—tomó aire antes de comenzar a relatarle a su Hyung lo que había ocurrido allí, pensando en las palabras menor fuertes, para que él no quisiese matar a YoonGi después—Bu-bueno, digamos que me encontraba en un lugar en el que no debía estar y en una situación en la que no me tenía que entrometer—suspiró—ellos necesitaban privacidad, la cual yo no les di, YoonGi Hyung estaba regañando a mi amigo, casi parecía como si fuese a golpearlo; sin embargo, no descargo su enojo con él, sino conmigo, estaba jugando conmigo, intimidándome, hasta el punto de ya no volver a sentir el suelo. Eso fue lo que paso, el resto ya lo sabrás.

Hoseok escuchaba atentamente a el jovencito, y al éste finalizar sólo negó con la cabeza, pensando en cuando sería el día en el que YoonGi aprendiese, ni los golpes lo hacen recapacitar un poco, pero estar al punto de matar de a TaeHyung, eso no era algo simple de perdonar, aunque tampoco quería hacerle nada a Min, pues JiMin sufriría más de lo que quería, y Jung nunca fue partidario de hacer sufrir directamente a terceros por las cosas que hace.

—No importa TaeTae, él mismo se ha castigado.


Caramel Heart - HopeV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora