Capítulo 5

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N/A: ¡No puedo dejar de daros las gracias por las reviews! Estoy muy contenta con la aceptación de esta historia, y solo acaba de empezar ;)!
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Me cruzo de brazos y comienzo a pasear de un lado a otro del pasillo. Veo a Alexis a través del cristal de la habitación, está concentrada coloreando así que decido no interrumpirla. No sería bueno. No en el estado en el que me encuentro ahora, solo conseguiría ponerla nerviosa a ella.

Después de confesar a mi padre, y prácticamente a toda la comisaría, que yo estaba con Richard Castle en el momento en que asesinaron a su esposa y por lo tanto que él no es el asesino, esperaba que mi padre alzara la voz, que me dijese que lo que he hecho está mal, que me gritara... Pero no lo ha hecho. Simplemente me ha mirado y esa mirada ha sido suficiente para saber que le he decepcionado.

Seguramente la bronca vendrá después, en casa.

Me apoyo contra la pared y me cubro la cara con las manos. No solamente he mentido a mi padre, eso es lo de menos, sino que le he ocultado pruebas. He dejado que mi interés personal sea mayor que el interés por resolver éste caso. No lo había pensado antes, pero el tiempo que las sospechas han estado sobre Castle se podría haber empleado en buscar al verdadero culpable.

Maldita sea, yo misma hubiese sospechado de Castle si no habría estado con él aquella noche. No puedo culpar a mi padre y a mis compañeros por sospechar de él.

-Kate…

Aparto las manos de mi cara cuando escucho su voz. Y lo veo allí, cerca. Muy cerca.

Su rostro está teñido de preocupación, y me parece ver que de algo más, pero no puedo descifrarlo. Castle me desconcierta y tenerlo tan cerca hace que mi capacidad de pensar se reduzca considerablemente.

-Siento que hayas tenido que confesar que estabas conmigo aquella noche – dice en un tono de voz bajo.

Yo asiento. Solo lo hice porque no podía dejar que encarcelaran a un hombre inocente. Me digo a mí misma que no tiene nada que ver con que él me desconcierte de esa manera.

Nos miramos en silencio. Yo incapaz de hablar.

-¿Sabes? Yo… No debería haber estado aquella noche en la discoteca… - Observo cómo poco a poco sus ojos van adquiriendo un pequeño brillo y eso hace que se me encoja un poco el corazón – Habíamos discutido y me largué. Tal vez si no me hubiese ido… Si me hubiese quedado allí… Tal vez Meredith…

Agarro su mano antes de que continúe culpándose. Y no puedo evitar acariciarla con mi pulgar, en un intento por tranquilizarle.

Me mira, agradecido, pero no le basta con eso. Siento sus brazos rodear mi cuerpo. Su cuerpo es grande y el mío diminuto.

Se estremece y solloza durante varios segundos. Y aunque yo me siento incómoda al principio, debo admitir que estar entre sus brazos se siente bien. Y no solo eso, sino que toda la tensión que había acumulado minutos antes, ahora ha ido desapareciendo.

Respiro hondo. Allí, sin moverme. Arropada por su torso musculado y sus enormes brazos. Embriagada por su olor. Me niego a desprenderme de esa sensación.

Hasta que recuerdo que estamos en comisaría y, aunque nos encontramos en un pasillo poco transitado, cualquiera podría pasar por allí y vernos y eso no haría más que empeorar las cosas.

Empujo su torso con mi mano y él aparta la mirada, avergonzado. No sé si por haberme abrazado o porque no quiere que le vea llorando.

-Lo siento. Todo esto me ha sobrepasado… - Murmura.

-¿Estás bien? – No puedo evitar preguntar, porque por un momento lo he visto derrumbado y, sin entender por qué, eso me ha hecho sentir mal.

-Sí. Gracias Kate.

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