Capítulo 27

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Kate

Después de que Castle dijese que no pensaba volver a investigar el caso, todo había cambiado. El ambiente entre nosotros se había enfriado rápidamente, dejando a un lado ese "buen rollo" que en silencio ambos habíamos pactado.

La tensión que habíamos dejado aparcada a un lado había vuelto a aparecer entre los dos.

-¿Todo esto es por Will? – Las palabras salieron de mi boca justo después de que él mirase hacia otro lado, rehuyendo mi mirada.

Fui testigo de cómo una minúscula arruga se formaba en su entrecejo y de cómo su mandíbula se tensaba levemente.

-No tiene nada que ver con él.

-¿No? Porque empezaste a actuar así justo desde que él llegó.

-Estás muy equivocada si crees que todo esto tiene algo que ver con tu novio – Dijo, utilizando un despectivo tono de voz para pronunciar las últimas palabras.

Castle me dedicó una última mirada, furioso, antes de perderse calle abajo.

Mientras que yo me quedé ahí parada durante varios segundos. Furiosa y molesta conmigo misma, y sobre todo con Castle.

Él podía tratar de engañarse a sí mismo si eso es lo que quería, pero no a mí. Algo cambió desde que Will apareció en comisaría y me besó de esa manera delante de él.

Y ahora dice que se va, que abandona el caso. ¿Cómo podría, un escritor de misterio, retirarse justo cuando estamos a punto de resolver el caso?

Intenté deshacerme de todos esos pensamientos. Castle ya es mayorcito y puede hacer con su vida lo que le plazca. Y yo no permitiré que vuelva a interferir en la mía provocándome estas dudas insensatas.

Y ahora me encuentro con Will, paseando por las calles de Brooklyn. Viéndome gratamente sorprendida por esto, ya que Will y yo nunca hemos salido a pasear juntos en todo el tiempo que llevamos saliendo.

Aunque tampoco es que estemos haciéndolo ahora de un modo romántico, sino que más bien caminamos el uno al lado del otro. Yo distraída con un vaso de cartón con café en la mano (a pesar de las horas y de que tal vez luego no pueda dormir) y él escondido tras sus gafas de sol aunque el sol esté a punto de desaparecer tras los edificios de Manhattan.

Will comienza a hablar sobre su (nuestro, en realidad) trabajo en Boston y yo hago como que le presto atención, murmurando unas veces y asintiendo otras, cuando en realidad mis pensamientos están lejos de aquí.

-¿Qué me dices? – Pregunta de repente él, captando mi atención.

Le miro, confundida y sin tener ni idea de sobre qué me está pidiendo opinión.

-Susan y Marc están pensando en pasar las vacaciones en North Carolina – Repite él con cierta pesadez en la voz al tener que repetir lo que al parecer ya ha explicado antes – Los padres de Susan tienen una casa frente al mar y nos han invitado a ir con ellos. Les he dicho que tenía que hablar contigo primero, pero obviamente me parece muy buena idea y creo que…

-Espera, espera – Le interrumpo antes de que él siga haciendo planes en los que me incluye sin antes saber qué opino yo - ¿North Carolina?

-Sí, ¿qué tiene de malo?

Trago saliva y desvío la mirada hacia otro lado. Intento aclarar mis ideas mientras pienso en lo que él me acaba de ofrecer.

No es que la compañía de Susan y Marc me resulte desagradable, al contrario, ellos son muy buenas personas (Marc trabaja en el FBI y es compañero y amigo de Will. Y Susan… Ella simplemente es su mujer. Su perfecta mujer, con su perfecto bebé de no recuerdo cuántos meses). En varias ocasiones hemos intercambiado opiniones y hemos conversado tranquilamente, sin embargo creo que no tienen nada que ver conmigo.

A Thousand YearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora