Capítulo 8

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N/A: Mil gracias por las reviews, y por tomaros un momento de vuestro tiempo para leer un trocito de esta historia. Gracias!
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Me coloco frente al espejo de mi habitación y me ajusto bien la falda, dándome el visto bueno. En realidad me ha llevado un buen rato decidir qué ponerme para esta noche, pero finalmente he escogido algo informal: una camiseta de manga corta a rallas negras y blancas, junto a una falda negra. De calzado llevaré mis botines, también negros, y como abrigo utilizaré mi chaqueta de cuero del mismo color. Lanie suele decir que me veo sexy con ella.

Suspiro. Ni siquiera sé por qué estoy teniendo estos pensamientos con Rick. Si he aceptado ir a esa cena es porque necesito que él me explique unas cuantas cosas para poder descubrir quién es el asesino de Meredith. Técnicamente se podría decir que se trata de una cena de trabajo. O lo sería si yo no estuviese fuera del caso.

Antes de salir de mi dormitorio envío un mensaje a Espo, pidiéndole que sea mi coartada esta noche. Porque aunque yo tengo claro lo que esta cena significa, o al menos eso intento pensar, no estoy segura de que papá y mamá opinen del mismo modo.

Bajo al salón y me despido de ellos. Papá me lanza una de esas miradas que a veces utiliza con los sospechosos, pero le digo que puede preguntar a Esposito si no me cree. No estoy segura, pero puede ser que le llame de verdad para asegurarse, pues todavía sigue molesto conmigo, y yo con él.

Decido ir caminando hasta la casa de Rick. No está demasiado lejos y quizá me ayude a entender a qué se deben los nervios que siento ahora mismo. Finalmente me convenzo de que no hay de qué preocuparse, Castle y yo somos solamente amigos y el beso del otro día fue solo un error. Además, su hija estará presente en la cena, por lo que dudo mucho que Castle intente besarme de nuevo. Solo tengo que procurar no quedarme a solas con él.

Cuando llego a su casa, toco el timbre varias veces. La espera me resulta eterna, tanto que llego a creer que tal vez Rick haya pensado que lo de la cena no sea una buena idea.

Pero justo en ese momento la puerta se abre.

-Lo siento, Alexis se ha quedado dormida y la estaba llevando a su cama – Dice con una sonrisa a modo de disculpa.

Así que Alexis no me va a ser de ayuda esta vez, pienso.

Me fijo en su camisa, se ha dejado los botones de arriba sin abotonar dejando a la vista parte de su pecho.

Se hace a un lado para dejarme pasar. El masculino olor de su perfume no pasa desapercibido cuando paso por su lado, así que intento mantenerme alejada.

Me dirijo directamente al comedor, donde veo que ya ha preparado la mesa: dos platos uno frente al otro, junto a las servilletas y los utensilios, todo pulcramente colocado.

-¿Me permites? – Cuando me voy la vuelta compruebo que él está allí, a escasos centímetros de mí.

De nuevo su perfume se cuela por mis fosas nasales, nublándome el pensamiento.

-La chaqueta – Aclara.

Asiento y dejo que él me ayude a deshacerme de mi cazadora de cuero mientras sonríe. No me había dado cuenta hasta ahora, pero aunque tiene una sonrisa preciosa, o precisamente ése sea el motivo, odio que sonría.

Mientras desaparece con mi chaqueta por el pasillo, aprovecho para sentarme a la mesa, antes de que las piernas terminen por fallarme.

Tal vez debería irme. Podría inventar cualquier excusa y marcharme, antes de que ésta cena para dos se convierta en algo más. Pero entonces aparece él con una botella de vino y dos copas de cristal en la otra mano.

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