-Acepta.-
-No.
-Por favor.- pidió por enésima vez.
-Odio salir.-
-Piensalo Harry, si salimos me hará bien.-
-No, Louis y nada de lo que hagas me hará cambiar de opinión. No es no.
[...]
-No es no.- sonrió Louis, imitando la voz del rizado.
-Cállate.-
El frío de Londres había llegado, ambos chicos tenían puesto una abrigo y bufanda. Las nevadas aumentaban y los vientos también, dando señal que el invierno estaba llegando.
-¿Qué quieres hacer?-
-Ir a casa.-
-Harry.- suspiró.- Eres joven y pareces un hombre de cincuenta años. Hagamos algo divertido, como ir a patinar o comer. Debe haber algo que quieras hacer.-
El castaño (hágase notar que Harry también es castaño) tenía razón, debía hacer algo que lo hiciera ver de su edad. Pero jamás había salido, era la primera vez que tenía una cita con alguien.
¿Cita? No, no podría ser una cita, él era su paciente y no podía tener citas, menos después de lo que pasó con su ex.
-Parque de diversiones.- Habló.
-De acuerdo.
Parecerá infantil, un completo estudiante de primaria pero estaba tan emocionado que eso poco le importaba. Nunca tuvo la oportunidad de ir a un establecimiento de ese tipo, sus padres fueron muy sobreprotectores.
-Ese.- señaló con su dedo. La atracción mecánica era uno que se hacía llamas "Torbellino" una serie de asientos en forma circular que giraba por los aires como su nombre lo decía.
Ambos corrieron de la mano hasta los asientos vacíos. Harry parecía un niño emocionado, y es que era el primer juego al que subía.
-¿Ya te habías subido?- preguntó, mientras los empleados aseguraban sus cuerpos.
-No, pero siempre hay una primera vez.- sonrió mostrando sus hoyuelos.
-Puedes tener un poco de miedo al principio pero después lo disfrutas.-
-Tranquilo, de verdad quiero hacerlo.- le gustaba ver al castaño preocupado por él, era la primera vez que lo hacía pero ya le gustaba.
El juego comenzó a moverse y la sonrisa en el rostro de Harry aumentaba. Louis, en cambio, rezaba porque la atracción no se cayera. De inicio tuvo miedo y gritaba por el terror de ver hacia abajo pero todos ese temor se fue cuando miro las risas del rizado, cuando escuchó sus gritos de alegría.
Definitivamente le encantaba su psicólogo.
[...]
-Lo mejor que he hecho.- confesó.- Ha sido estupendo.- la emoción seguía en su organismo, estaba felíz de haber cumplido uno de sus deseos.
-Me alegro por ti.-
-Oh, vamos Louis.- tomó su brazo.- No estarás celoso ¿o si?-
-No, sólo que mi acompañante me dejó por un par de tetas.- sonrió.
-No fue mi culpa, los empleados me sentaron junto a ella.-
-Pudiste haber dicho que éramos novios.-
En su última atracción que fue una montaña rusa, el rizado fue sentado con una chica de voluminoso cuerpo y en todo momento intentaba tener una conversación con el ojiverde.
-No te enojes.- sonrió.- Vamos, te invito a comer.-
-Te quedarás pobre.-
-No importa, con tal de que mi paciente favorito no se siga enojando.- acarició su cabello y se adelanto al auto.
¿Por qué tenía que ser hermoso? Se preguntó Louis, con las mejillas sonrojadas.
El día había concluido y la poca iluminación natural también, ahora estaban siendo deleitados por las hermosas calles nocturnas de su ciudad.
-¿Donde quieres comer?-
-Uhmm, hay un lugar que sirve buena comida y unas bebidas increíbles.-
-Esta bien, pero no beberas ni una gota de alcohol.-
-¿Qué? ¿Por qué?- preguntó con molestia.
-No sé cual es tu comportamiento embriagador y tampoco quiero saberlo.-
-Pero-
-Nada, estoy a cargo de tu seguridad.- pellizco su mejilla.- vamos.-
Caminaron un poco más de donde dejaron el auto y llegaron a un bar. El ambiente era confortable y los empleados amables. Estaban en la planta superior del establecimiento.
-Última pregunta ¿Cuándo fue la última vez que tuviste sexo?- preguntó, ya un poco ebrio. Tuvo que parecer lindo y rogar toda la comida porque bebieran un poco pero las bebidas se prolongaron confirme la noche.
-Iré al baño.-
-No.- sujeto su mano.- Respondí lo de la masturbación, ahora te toca a ti decirme.- sonrió.
-Ni siquiera te pregunte eso, tú lo dijiste porque quisiste.-
-Da igual, tienes que responder.- exigió.
-De acuerdo, fue hace... Tres meses.- respondió.- ¿Ya puedo ir a orinar?- el castaño asintió y libero su cuerpo.
Una sonrisa estaba en su rostro, ese mismo tiempo era cuando le confesó que estaba enamorado de él.
Louis siempre perseguía al ojiverde y no sólo le insinuaba tener sexo sino también le confesaba que le gustaba, Harry sólo sonreía o le brindaba besos en su mejilla pero jamás le respondía un "no" o "si" y eso mantenía la ilusión.
-Que patético.- escuchó decir a los lejos.- No puedo creer que dejen entrar a tipos como esos.
[...]
Terminó de lavarse las manos y se miró al espejo. ¿Hace cuanto que no sale? Una sonrisa estaba en sus labios y no podía evitarlo, recordaba el día que vivió y ese gesto salía por incercia. Debía darle las gracias a Louis por ese estupendo día.
Salió de los sanitarios y fue directo a pagar, ya deberían irse para poder llegar temprano a sus respectivas casas.
-Gracias.- sonrió, tomando devuelta su tarjeta.
-¡Repite lo que dijste estúpido!
Oh no.
Subió lo mas rapido que pudo a su mesa. Ahí lo esperaba un castaño necio que peleaba con unas personas.
-Louis.- llamó.- ¿Qué ocurre?-
-Ese pedazo de aborto comenzó a tirarme mierda.-
-Eso es lo que eres, mierda. Maldita homosexual.-
-Ven acá hijo de puta.- estaba a punto todo de lanzarse si no es porque lo sostuvo.
-Hey, tranquilos.- habló.- Esto es un problema de comunicación y será mejor que nos vayamos, sin ocasionar problemas o cualquier espectáculo.
No quería tener otra discusión por el mismo inconveniente, su orientación sexual. Lo mejor en esos momentos era darse la vuelta e irse a casa.
-No voy a dejar que ese imbécil me ofenda.-
-Ya basta Louis, es mejor que nos vayamos.- tomó sus cosas y las del castaño para salir pero aquel no se quedaría con su enojo.
-¡Corre, Harry! ¡Corre!-
Había lanzado su bebida al rostro del sujeto que los ofendió.