-Harry.... Ha-Harry.- golpeaba la espalda del rizado, buscando un poco de su atención.-
El chico no había mencionado palabra desde que dijo lo de su trasero, simplemente se alejó, cubrió su rostro y no dejo que Louis le viera.
-Harry por favor... ¿En serio te importa mucho mi virginidad?- una parte de él estaba molesto porque una cosa tan insignificante le importará a su psicólogo y la otra le daba alegría, ya que con eso mostraba el interés que tiene hacia él.
-¿Cuántos?- preguntó.- ¿Con cuántos tipos te metiste?-
-Eso es privado.-
-Necesito saberlo.- giró su rostro en dirección al castaño.
El ceño de Louis se frunció ¿Por qué demonios le importaba eso?- Y yo necesito saber si hay algo entre Taylor y tú.-
-Louis.- pronunció fastidiado.
-Nada de "Louis", tú me exiges saber por cuántas camas pase pero no puedes decirme la relación que tenías o tienes con esa tabla.- Le encantaba Harry pero no se volvería a humillar y ceder ante él.
El rizado no respondió, tenía razón, él pedía muchas explicaciones pero jamás se las daba a otra persona.
-¿Por qué es tan importante saber mi vida sexual? Eres el típico chico que le importa la virginidad ¿Verdad?
-No.-
-Claro que lo eres.
Y antes que una discusión comenzará, Harry jaló al castaño. Su cintura era aferrada al cuerpo del ojiverde y sus rostros estaban a centímetros de tocarse.
-Taylor sólo fue mi prueba de heterosexualidad. No hubo ni existe nada entre nosotros.-
-¿Cómo creerte? La defendiste cuando estábamos en tu casa.-
-Pero jamás negué que fueras mi pareja.- tocó el mentón del castaño.- Me gustas, Louis y si no fuera porque estamos en sesión follaria tu lindo y desvirgado trasero.
-¡SANTA MIERDA!- gritó el castaño.- Dime que es un sueño.
-¿Quieres que lo sea?-
Su no fuera por que las manos de Harry lo sostenían, su rostro estaría en el suelo.
-¿Quieres que folle tu culo?-
-Eh...- Harry estaba siendo muy atrevido, demasiado para ser verdad.
-¿Acaso te incómodo?
-No pero... Digamos que ahora mismo quiero mi espacio personal.- hizo lo que nunca creyó hacer, alejarse de Harry.
El rizado lo miro con confusión. Su cuerpo necesitaba al de Louis, ahora sabía que de verdad le gustaba.
-Ven, Louis.- llamó.
-Un poco de distancia.- Pidió. El ojiverde comenzó a perseguirlo por todo el consultorio hasta que cayó en el sofá.
-Ya no puede tenerla contigo.- Se lanzó encima.- Me gustas, Louis. Y deseo hacer lo que tantas veces me pediste.-
-Harry...- ambos rostro giraron en dirección a la rubia parada en la puerta.
-Oh genial.- murmuró Louis.