La vida de su amigo era un drama total, tuvo que soportar la reconciliación de Niall y Josh. El rubio le pidió perdón y Josh simplemente le dijo que no se quejara cuando él hiciera lo mismo, cosa que hirió al orgullo de "Perra irresistible" como se puso, Niall.
La puerta de su oficina se abrió dejando ver un ser simplemente hermoso. Su misma camiseta blanca dejando ver sus tatuajes, aquellos zafiros y unos labios sumamente apetecibles.
-Louis.- pronunció incrédulo. Le daba alegría verle pero también un poco de sorpresa, creyó que no lo vería de nuevo por esos rumbos.
-Hola ricitos.- sonrió.- mamá me obligó a venir diciendo que ya te había pagado por adelantado, entonces comencemos la sesión.- explicó mientras se recostaba en el sofá.
Aunque era mentira sobre lo de su madre, él fue porque ya no soportaba mucho tiempo lejos de su psicólogo.
-Ya veo.- respondió. Estaba seguro que Louis fue por voluntad propia, bien pudo haberse ido a donde fuese y con una llamada él le hubiera cubierto su cita.
-Bien, hace tiempo ví una revista erótica sobre unos tipos australianos y mi amiguito no se paró.- comenzó a hablar mientras miraba al techo.- Dime porqué no ha hecho su trabajo para que me masturbara.
Seguía siendo el mismo chico descarado que conoció, el mismo problema entre ellos. El cinismo de Louis.
-Yo puedo ayudarte con eso.-
-Si, ya sé "Louis, no soy un médico"- imitó la voz del menor.- Espera ¿Qué?-
La respiración de Louis se acortó cuando los labios del rizado impactaron los suyos.
-¿Qué mierda?- preguntó temeroso.
-Es lo quieres ¿No?- levantó la camiseta del ojiazul.- Que tengamos sexo.- sus labios recién húmedos comenzaron un camino de besos por todo el torso bronceado del mayor y dejando pequeñas mordidas en él.
Era la primera vez que escucha los gemidos reales de su paciente y amaba el sonido. Podía grabar cada ruido de Louis y escucharlos al anochecer con audífonos para masturbarse.
-Esto es lo que provocas.- dijo llevando la mano ajena a su miembro.- Haces que me ponga duro con sólo gemir.- No dejaba que Louis hablara porque sabía que de su linda boca saldrían más palabras indecentes que lo llevarían a follarlo sin piedad.- Gime, Lou. Gime para mi.-
Su mano libre se adentró al pantalón del mayor para tocarlo. Deseaba tanto hacerle gritar de placer y verlo tan rojo por la falta de oxígeno y el calor en sus cuerpos.
¿Qué fantasías estaba teniendo? Imaginando a Louis en cuatro, todo mojado por el sudor y su propio semen mientras lo embestía y golpeaba su trasero.
-Espera....Ha-Harry.- murmuró.- Alguien... Pue-Puede vernos.- sus palabras eran cortadas por los dedos enormes de su psicólogo.
-¿Acaso no es lo que quieres?- preguntó desnudando la parte inferior del castaño.- Eres tan pervertido que es lo que deseas.- y enorme mano tomó el miembro erecto del recostado y comenzó a masajearlo.- Además... Estoy ayudando a un paciente.
Sus mejillas estaba tornándose de un color rojizo, era la primera vez que veía al rizado de esa forma.
-Tu culo ya no será virgen.-
-Nunca lo fue.-