Capítulo 5. Querida amiga.

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Al día siguiente, vestida con una blusa a rayas negras y blancas y unos pantalones de mezclilla rasgados en los muslos y unos zapatos bajos, voy a la cocina a buscar una manzana, pero un papel sujeto por un imán al refrigerador llama mi atención. Desprendo la nota del imán y doy un mordisco a la manzana.

El mensaje es de Sophie, diciendo que un auto me recogerá después de clase para llevarme a casa. Arrugo el papel con rabia y lo dejo tirado en el piso, actuando como una niña pequeña que no ha conseguido lo que quiere.

Anoche no pude ver a Sophie desde que se fue porque estaba ocupada. Claro, si «ocupada» significa ser besada por Darren al anochecer. Claro, si ser «besada» no incluye contacto de labios contra labios. Cumplidas esas condiciones: estuve ocupada.

Estoy loca. Ahora que pienso con la cabeza fría, todo lo que dejé que sucediera anoche fue una estupidez. Darren no me agrada, no me atrae y mucho menos me gusta. Me dejé llevar por todos los sentimientos encontrados que tuve cuando descubrí que Darren conoce a William, pero lo que más me llamó la atención es que hablara de mí como si ya me conociera.

Sus habilidades acosadoras van más allá de lo que pensé.

Fue tonto seguirle la corriente a sus besos lánguidos y caricias leves en mi cintura, y oscuramente recuerdo haber tocado sus músculos duros bajo la camiseta. Mierda, ahora pegaré mi cabeza contra la pared hasta no recordar nada.

Si Kate estuviera aquí, me diría que es la peor mentira que he dicho en mi vida.

Tomo asiento en una de las bancas de la preparatoria viendo cómo numerosos estudiantes ingresan a la entrada formando un tumulto desordenado. Mis ojos azules buscan por todo el lugar a la desaparecida de mi amiga Kate para entrar a las instalaciones de la preparatoria Blaken.

Sonrío cuando la vislumbro intentar no ser arrastrada por la aglomeración de estudiantes salvajes. Y luego la espalda de un chico impacta contra ella, y la gravedad decide ser una perra y  atraer las carpetas de mi amiga al suelo.

No espero ni dos segundos cuando me levanto y zigzagueo entre los estudiantes para llegar donde está Kate.

Mis ojos se abren por la sorpresa y confusión, los cuchicheos de los alumnos se convierten en un sonido de fondo y mis piernas dejan de moverse.

Él la está ayudando.

El conocimiento me golpea cuando lo veo mejor.

—¿Es él? —suelto sin pensar. Dos pares de ojos se giran en mi dirección y me miran como si me preguntaran algo. Muerdo mi labio inferior cuando Kate asiente con la cabeza. Oh.

Como siempre, Luce Baker siendo impresionada por la vida, damas y caballeros.

Realmente es guapo, con ojos verdes esmeralda y un cabello castaño que combina, piel bronceada y unos delgados músculos. No usa nada especial: camisa vinotinto y pantalones de mezclilla. Luce completamente diferente a los tres ex novios de Kate: el presidente del consejo estudiantil de sexto grado, el capitán del equipo de fútbol soccer de tercer año o el líder de los mateatletas del año pasado, él es como el compañero de clases que olvidarías por completo en la universidad.

El chico recoge todas las carpetas y libros que se le cayeron a Kate y sus comisuras se elevan al cielo cuando mi amiga vuelve a prestarle atención.

—¿Perdón? —pregunta la voz grave de Shawn, el castaño del que Kate me estuvo hablando ayer en psicología.

—Lo siento —me disculpo sin sentirlo realmente. Estoy segura de que no sueno arrepentida, pero ellos o lo pasan por alto, o están muy concentrados en el otro.

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