Por tus calles pasa el viento y junta grillos,
porque calles debe haber en donde yaces.
Yo no sé si hay un río, o un embalse,
pero afirmo que tu sol es amarillo.
Aunque grillos, no lo sé, acaso falten
y tus noches tenga el canto de los mirlos,
o los mirlos sean lóbregos zaguanes
dibujados en el lienzo de los siglos.
Pero calles debe haber, ciudad tan grande
no podría carecer en tal sentido
de las calles, si hasta tiene calles
el naufragio de mi mente cuando escribo.
Y el viento ¿qué lugar no tiene viento?
¿Es injusto agregarlo a tu destino?
Si dijera yo "el viento y su trigo",
pero nunca dije "trigo", sólo "viento".
Y la luna ¿qué lugar no tiene luna?
¿Los salones en el fondo de volcanes,
los subsuelos de lombrices sordomudas,
los infiernos de mi alma, los canales?
Tienes algo que conozco, tienes valles
aunque sea en el medio de edificios.
Tienes algo que alguna vez he visto
y que puede describirse y nombrarse.
Tienes agua, porque si aún vive alguien
en tu suelo, corre el agua en ese sitio.
Obregón, acaso pueda retratarte
desde el árido desierto en el que existo.
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